The Baddest Female (K-Pop) [2NE1]

Capítulo 17: Daisy.

Conforme intenta traer a su confundida mente los episodios de anoche que parece haber olvidado, la jaqueca de la muchacha se intensifica. Mostrando una mueca de dolor, por un momento hace a un lado sus locos pensamientos y observa su atuendo.

Una blanca camisa que la cubre hasta los muslos es lo único que viste además de la ropa interior. Sin duda pertenece al idiota extranjero, piensa. Ella alza el cuello de la prenda y lo olfatea, como para asegurarse de que realmente es así.

Sí, es de él. Ella lo sabe porque huele la varonil y fresca loción que él suele usar. Nunca se lo ha dicho a nadie, y odia admitirlo, pero la encanta. La fascina que ese delicioso aroma la envuelva cuando él está a su lado. No puede negar que, en ese aspecto, el irritante foráneo tiene buen gusto. Lástima que ella no puede decir lo mismo tratándose de chicas, deduce. Él es tan mujeriego que basta que cualquier esperpento con falda se cruce en su camino para que vaya tras ella.

La altanera jovencita bufa y golpea la cama con los puños luego de que aquella última idea la intranquiliza todavía más. Detesta imaginar al caballero en compañía de otras mujeres, y verlo rodeado de ellas simplemente la saca de quicio.

Decidida a abandonar el apartamento lo más rápido posible, ella se dispone a salir de la cama; sin embargo, algo llama su atención. Bordadas con hilo del mismo color que la camisa, las iniciales del apuesto occidental han sido plasmadas en una de las mangas.

--¡Tch! --emite una burlona risita--. Vaya que es presumido ese torpe –murmura.

Repentinamente, una descabellada idea invade su pensamiento, haciéndola reír de nuevo. Pareciera que esas pequeñas letras y el masculino aroma que ahora ha cubierto su cuerpo marcaran no sólo a la prenda, sino también a ella como propiedad del carismático latino. Es como si éste le hubiese impreso su sello para que ningún otro chico se atreva a tocarla.

Una adorable sonrisa se dibuja en sus labios, mientras se sumerge en sus disparatadas cavilaciones. Pero pronto regresa a la realidad. Esboza una expresión de desagrado al darse cuenta de sus desvaríos, y se apresura a ponerse de pie para buscar su ropa.

CL desordena por completo la cama, pero no encuentra sus prendas. Se dirige al tocador, no obstante, tampoco están ahí. Frustrada, ella chasquea la lengua y maldice. No tiene otra opción que preguntar a su joven representante, aunque siente que ella morirá de la vergüenza.

La soberbia damisela arregla un poco su apariencia, se envuelve en una sábana y sale de la habitación con timidez. Un fuerte ruido proveniente de la cocina la hace dar un respingo. Está tan nerviosa que parece un pequeño conejo asustadizo. Con pasos ligeros se encamina al mencionado lugar.

Ella abre los ojos con asombro al ver la amplia espalda del atractivo latino. Ha quedado pasmada. Jamás imaginó que podría resultarle tan difícil enfrentarse a él. No recuerda exactamente qué sucedió anoche entre ellos dos y eso la intimida tanto que se siente incapaz de mirarlo a los ojos.

Víctor aún ignora su presencia. Se halla tan concentrado cocinando, que pareciera que está en un mundo distinto al de su bella representada. A decir verdad, está pensando en ella. Se pregunta si ya ha despertado y si la comida será de su agrado. De lo contrario él tendrá que soportar sus berrinches.

Ya no está molesto; anoche lo estaba, pero esta mañana no. Ahora, mientras vuelven a su memoria las imágenes de las locas situaciones que sufrió con la ebria jovencita a cuestas, no puede evitar trazar una sarcástica sonrisa.

Lee Chae Rin lucha por reprimir un estornudo que amenaza con romper el silencio que sólo es interrumpido por los movimientos del latinoamericano. Sin embargo, todos sus esfuerzos son en vano. El ruido provocado por este reflejo advierte al caballero que ella está ahí. Éste da media vuelta de inmediato, la mira y muestra su hechizante sonrisa.