Nueva vida

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Capítulo 1

Unas voces se escuchaban a lo lejos. El joven Aegon II Targaryen se encontraba en un limbo desconcertante, sin lugar en el cielo ni en el infierno. Desorientado, pensó:

—¿No fui lo suficientemente bueno para ir al cielo ni lo suficientemente malo para terminar en el infierno? ¿Qué clase de broma es esta?

Estaba en un vacío gris sin principio ni fin, hasta que escuchó una voz:

—En tus últimos momentos deseaste que todo hubiera sido distinto. Los demás no tienen fe en ti. ¿Por qué darle una segunda oportunidad a alguien que tuvo todo y no lo apreció en su momento? Pero sigo siendo yo quien tiene la última palabra aquí.

Aegon se sorprendió. ¿De dónde venía esa voz? ¿Segunda oportunidad? ¿Podría cambiar las cosas o terminaría estropeándolo todo de nuevo? El rey fallecido pensó en voz alta:

—¿Volveré al pasado? ¿Me estás dando otra oportunidad para mejorar las cosas?

—Te la daré, pero no pienses que no habrá consecuencias por todo lo que hiciste en tu vida —respondió la voz con tono autoritario, asustando al joven. ¿Consecuencias? Bueno, no debía ser tan malo; después de todo, ya había soportado bastantes golpes de mi madre y Ser Criston en vida. Pensó confiado, sin saber que su castigo sería otro.

La voz dejó escapar una risa burlona.

—¿De verdad pensaste que te castigaría con golpes, joven rey? —dijo la entidad con una risa burlona.

Asustado por el hecho de que la entidad pudiera conocer sus pensamientos, Aegon reunió valor y preguntó:

—¿Entonces, cuál será el castigo?

—¡Tomaste la inocencia de jóvenes que no tenían culpa alguna, dejaste bastantes hijos que tuvieron que luchar entre ellos por sobrevivir! —gritó la voz, enfadada, asustando a Aegon.

—Lo siento...

—¡SILENCIO! —interrumpió la entidad con un grito potente. —Tu castigo será el mismo que sufren las mujeres. Esta vez, producirás vida, mi joven rey —terminó diciendo la entidad con un tono burlesco.

—¿Cómo? ¿Vida? ¡Soy un hombre, aunque quieras o no, soy UN REY! No puedo...

—¡Este será tu castigo, Aegon! ¡lo que sufrieron injustamente las mujeres a tu alrededor, lo sufrirás tú! —gritó la voz, ya claramente enojada. —Pero, sabes, hoy me siento complaciente, así que serás un omega dominante —añadió la voz con burla al final. —Qué buena entidad soy. Bueno, ya me cansaste. Adiós.

—¡Espera! ¿Qué es eso de omega dominante? ¿Qué demonios es eso? ¡NO TE VAYAS, RESPÓNDEME! —gritó Aegon, confundido, pero no tuvo oportunidad de recibir respuesta, ya que todo empezó a volverse borroso y a marearse. Lo último que escuchó fue la risa de la entidad desconocida.

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—¡AHHHHHH! —gritó un pequeño de cabello blanco al despertar de su siesta.

—¡Príncipe! —dijo un caballero de cabello oscuro, acercándose a la cama del menor—. ¿Tuviste una pesadilla?

—¿Qué? ... ¡Ser Criston, estás vivo! —dijo el menor, confundido. El joven caballero lo miró con extrañeza. Este mocoso se pone cada día peor. Si no fuera por tu madre, te habría lanzado por la ventana el día que naciste, pensó Ser Criston.

—Mi príncipe, despierte. Solo fue un mal sueño. Estoy vivo, y usted se quedó dormido jugando. Vamos, levántese. Vamos a ver al pequeño Daemond para que puedan estar juntos —pensó el caballero, esperando que así le den un respiro a estos canosos.

—¿Aemond...? —espera, entonces de verdad volví al pasado. Aemond está vivo, Ser Criston está aquí con vida... lamentablemente, pero aquí está, pensó Aegon al mirar a su alrededor. Vio su antigua sala de juegos, el lugar al que solían dejarlo cuando era niño para que no molestara en los "asuntos importantes" de su madre y Ser Criston.

¡Espera, espera! ¡¿Mi sala de juegos?! ¿¡Entonces tengo 6 años!? Pensó Aegon, asustado. Se levantó y vio que apenas le llegaba a la rodilla al caballero. Entonces salió corriendo por la puerta que había dejado abierta.

—¡Mi príncipe, no corra, podría lastimarse! —dijo el caballero, cansado, persiguiéndolo.

Ojalá te caigas de cara, mocoso, pensó el caballero mientras corría detrás del menor.

Si tengo 6 años, significa que Aemond apenas tiene 3, Helaena está por cumplir 2... entonces Jacaerys está por nacer, ¿cierto? Dioses, malditas matemáticas, pensaba el pequeño Aegon mientras corría sin rumbo, chocando de repente con alguien y cayendo al suelo.

Al levantar la mirada, vio a Rhaenyra con un vientre bastante abultado. Ella lo miraba con confusión al ver a su hermano menor corriendo a ciegas.

—Querida hermana, ¿qué haces de pie? ¡Ya mismo nace Jacaerys! —dijo Aegon, levantándose y mirando a su hermana con reproche.

—Aegon, ¿qué haces sin guardias o damas a tu alrededor? Es peligroso andar por ahí sin vigilancia... espera —dijo la princesa, confundida—. ¿Por qué crees que va a ser un varón?

Carajo, mierda, tonto, idiota, imbécil... Un sinfín de insultos pasaron por la mente del pequeño de cabellos blancos mientras pensaba cómo arreglar lo que dijo. Finalmente, soltó:

—Soy adivino —dijo con tono seguro, ganándose una risa de su hermana, quien se agachó a su altura.

—¿Quieres que sea un niño? —preguntó la princesa con voz dulce, acariciando la cabeza de su hermano.

—Lo será, ya verás. Cuando nazca y le pongan Jacaerys, te acordarás de mí —dijo el menor—. Ahora, vamos a tu cuarto para que descanses. Pide postres, pero no para ti, sino para mí. Vamos, vamos —dijo el menor, jalando a su hermana hacia su cuarto, mientras ella reía y se dejaba llevar.

Cambiaré todo, no permitiré que mueran, no dejaré que me usen, pensaba Aegon, decidido.

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Los primeros capítulos son cortos, pero a medida que la historia avanza, se vuelven más largos. A partir del capítulo 8, el contenido se extiende considerablemente.

Segunda vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora