Capitulo 3
Papá seguía conduciendo a máxima velocidad. Podía ver cómo Nico, Percy y aquel chico seguían luchando con esa cosa que había salido de no sé dónde carajos. Todo estaba mal, todo era terrible, y pensar que este es uno de mis cumpleaños más raros. Definitivamente, jamás olvidaría mis dulces 16.
Habíamos llegado a la cabaña. Estaba cerca de una especie de huerto de fresas o algo así, aunque se sentía una vibra extraña pero sumamente agradable. Al entrar a la cabaña, pude ver que era grande, con un color azul muy lindo, ni muy oscuro ni muy claro, simplemente perfecta. Tenía un delicioso aroma a lavanda y te daba una sensación de sueño agradable.
—Tenemos que avisarle que llegamos —dijo el tío Erick mientras miraba a papá.
—No, él está herido y no sabemos si lo pondremos en peligro. Tenemos que esperar a que Matthew se contacte con nosotros. Al menos debemos esperar algunas horas. Si no aparece para entonces, yo lo llevaré a la Colina Mestiza.
—¿A la qué? —Miraba a papá, intentando comprender qué pasaba o por qué pasaba todo esto. Sin embargo, él seguía metido en sus asuntos, seguía hablando con mi tío sobre todo lo que le había prometido a mi madre, sobre todo lo que había hecho.
—Thomas, por favor, merece saber que estamos bien —dijo mi tío con molestia.
—Papá... —lo llamé, pero solo me ignoraba.
—No, es solo un niño, no merece nada de esto —replicaba mientras miraba a Erick.
—¡Papá, hazme caso, maldita sea! —grité con molestia. Estaba cansado de todo esto.
El silencio que siguió a mi grito fue ensordecedor. Podía sentir mi corazón latir con fuerza, la frustración burbujeando dentro de mí como un volcán a punto de estallar. Papá se detuvo por un momento, su espalda rígida, sus hombros tensos. Se giró lentamente para mirarme, y en sus ojos vi una mezcla de dolor, preocupación y algo que no podía identificar del todo.
—Thomas... —Erick comenzó a hablar, pero papá levantó una mano para detenerlo.
—No tienes idea de lo que está en juego —dijo papá, su voz temblando ligeramente—. Lo último que quiero es que te metas en esto, que termines... como tu padre.
La mención de papá flotó en el aire como una sombra pesada, haciendo que mis hombros se hundieran un poco más bajo su peso. No sabía si era la rabia o la tristeza lo que sentía en ese momento, pero lo que sí sabía era que no podía seguir ignorando lo que estaba sucediendo.
—¡Ya no soy un niño, papá! —grité, la desesperación haciendo eco en cada palabra—. ¡Merezco saber qué está pasando! ¡Merezco entender por qué todo esto está ocurriendo en mi maldito cumpleaños!
Papá cerró los ojos, como si mi voz le hubiera golpeado físicamente. Parecía estar luchando con algo interno, algo que no podía ver, pero que estaba desgarrándolo por dentro. Finalmente, dejó escapar un largo suspiro y me miró, más cansado de lo que jamás lo había visto.
—Hay cosas que desearía poder protegerte de, pero ya es demasiado tarde, ¿verdad? —susurró, más para sí mismo que para mí.
Erick dio un paso adelante, colocando una mano firme en el hombro de papá. —Thomas, ya no podemos seguir escondiéndole la verdad. Es su derecho saberlo. Además, va a necesitar saber cómo defenderse si las cosas empeoran.
Papá lo miró por un largo momento, como si estuviera considerando todas las posibles consecuencias de lo que estaba a punto de decir. Luego, asintió lentamente.
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𝑶𝒓𝒊𝒃𝒆𝒍𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆 𝒚 𝒍𝒂 𝒂𝒓𝒆𝒏𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒍𝒆𝒕𝒂𝒓𝒈𝒐 #1
FanfictionA sus dieciséis años, Oribell Prince Park ha llevado una vida aparentemente normal en Nueva York, pero todo cambia cuando descubre su verdadero linaje como semidios, hijo de Morfeo, el dios onírico. Después de que Morfeo se ve obligado a dejar el mu...