72- Despertar siniestro (2)

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La pulsera que Eli tenía en la mano comenzó a vibrar, el maná alrededor de Eli había empezado a ponerse inestable, a pesar de que sus poderes estaban mayormente reprimidos.

—¡Perdóname! ¡No lo volveré a hacer!

Gritó el hombre suplicando, golpeaba a Elizabeth para sacársela de encima, pero era como golpear a un muro, no hacía ningún daño a Eli.

—¿Qué pasó? ¿Por qué no seguiste?

Eli tomó el miembro del hombre con la otra mano, y empezó a estirarlo con fuerza.

—¡¡Detenteeeeeeeeeeee!!

A base de fuerza bruta, Eli le arrancó el miembro, la sangre coteaba de la cama hacia abajo. La piel del hombre había sido arrancada incluso más arriba, este lloraba y gritaba desesperado.

Debido a que estaban tras un ataque de grieta, los demás inquilinos empezaron a evacuar la posada, pensando que un demonio había entrado y se estaba devorando a un hombre vivo.

La evacuación llamó la atención de Jess y Erick, quienes estaban cerca, los demonios ya habían sido eliminados.

—¡Jess, la posada de Eli!

Ella volteó a ver inmediatamente, algo había pasado ahí hasta que vieron un montón de personas evacuar.

Ambos corrieron hacia el lugar, vieron la ventana en donde estaba Eli y de un salto llegaron a ella, pero vieron la habitación vacía.

—¡Eli!

Gritó Erick, al ver que no estaba, luego observó hacia Jess.

—¡Dividámonos y busquémosla!

—¡Si!

Jess se fue a las habitaciones de abajo, mientras que Erick se fue a las habitaciones de más al fondo, fue ahí cuando sintió una leve presencia demoniaca.

Al entrar, vio a Eli sobre el cuerpo desnudo de un hombre de mediana edad, la habitación apestaba a sangre y alcohol, el hombre estaba sin ojos y sin miembro, con la piel colgando y rasgada, la mano de Eli estaba metida en el brazo del hombre, tratando de desmembrarlo.

La escena era demasiado sangrienta de ver, el corazón de Erick latía demasiado rápido, su respiración empezó a agitarse y sudor salió de su cara, luego Eli volteó la cabeza lentamente hacia él.

—Oh, creí que me habías abandonado.

La habitación había quedado en silencio, el hombre sentía tanto dolor que ni siquiera podía gritar apropiadamente.

—¡¿Qué diablos crees que haces?!

Erick se abalanzó sobre ella, agarrándola de los brazos y estrellándola al piso, puso una rodilla sobre su vientre, bloqueando cualquier posibilidad de patada.

La cara de Eli no mostraba ninguna pisca de arrepentimiento, es más, mostraba una expresión de profundo placer. Sin embargo, cuando se dio cuenta que Erick estaba furioso con ella, su expresión placentera se borró.

—Sólo me estaba defendiendo.

Respondió con una voz baja.

—¿Defendiendo? ¡¿Llamas a eso defenderse?! Se que no te has sentido bien, pero ¡¿Eso te da el derecho a desahogarte con alguien inocente?!

Erick estaba nervioso y asustado, él también tenía sus propios traumas. En los tres años en que luchó sin parar, vio a sus compañeros ser comidos vivos, algunos eran desmembrados por los demonios, entre otras cosas.

Ahora en frente a él después de ver esa escena, a quién estaba reteniendo en el piso, no era a Eli, si no a un demonio, podía ver el brillo rojo en las pupilas de Eli.

Eli se quedó en silencio, mientras detrás de Erick aparecía la ilusión de su otra "yo".

—¿Por qué te está culpando? ¿Acaso no le pareció extraño ver a ese hombre desnudo? ¿Está tratando de proteger a tu abusador en vez de a ti?

La ilusión de ella misma se reía a carcajadas por la situación. Mientras que la pulsera en su mano vibraba cada vez más, mientras algunas grietas se formaban a su alrededor.

—Tú... ¿Estás en mi contra ahora?

Preguntó Eli, cambiando su expresión a una ira profunda, mientras recordaba todo lo que había pasado con Erick en el viaje que habían llevado hasta ahora.

—¡Nunca estaría de lado de un demonio como tú!

Después de gritar eso, Erick se dio cuenta que se dejó llevar por sus emociones, a quién estaba reteniendo ahora mismo no era un demonio, si no a Eli, pero pensó que ella se dejó llevar y que estaba lastimando a un inocente hombre.

Mientras que la ilusión de Eli estaba riéndose a carcajadas por detrás.

—¡¿Y todavía dudas?! ¡Este reino debe desaparecer!

Una lágrima salió de los ojos de Eli, para luego comenzar a reírse como una desquiciada, sus carcajadas se notaron incluso fuera de la posada. Jess la reconoció y entró nuevamente, corriendo lo más rápido posible a la dirección de esos sonidos, hasta ver la habitación con sangre, al hombre gravemente herido sobre la cama y a Erick reteniendo a Elizabeth, quién estaba empapada de sangre.

Erick la vio confuso, pensó que Eli finalmente había perdido los estribos, pero se había confiado por la pulsera, hasta que vio una fuga de maná oscuro saliendo de ella.

—Entiendo Erick... ya me di cuenta... nunca debí simpatizar contigo... soy una maldita idiota...

Tras terminar su frase, la pulsera de Eli se rompió por completo, fue entonces cuando su maná demoniaco salió de golpe en todo el lugar, había tanta rabia en su maná, que era mortal estar ahí.

—¡Erick!

Gritó Jess mientras sacaba la esfera de su pantalón, pero Erick fue más rápido y corrió hacia Jess, luego la abrazó y levantó una barrera. Afortunadamente fue eficiente y toda la posada fue destruida por el golpe de maná que había salido de ella.

—¡Espera Erick, necesito acercarme a Eli!

—¡Es peligroso ahora mismo!

El maná de Eli estaba fuera de control, Erick sabía que, si seguían en ese lugar, ambos serían asesinados por Eli, por lo que se impulsó hacia el cielo con su magia de viento, alejándose en un momento lo que más pudo de Eli.

—¡Escucha Erick, Eli me entregó algo para que se lo arrojara si perdía el control!

Mientras se alejaban, Erick entendió lo que Jess le dijo, luego Jess le mostró la esfera que Eli le entregó antes.

—¡Entiendo! ¡Esperemos primero, aun es peligroso acercarse!

El lugar se había llenado de una niebla oscura, luego a lo lejos, pudieron ver a Eli mientras salía caminando de ese lugar, su cabello se había vuelto negro, y el iris de sus ojos se habían vuelto completamente rojos.

En ese momento, estaba llorando, pero no había expresión alguna en su rostro.

—Cierto... nunca hubo razón para contenerse... este reino, fue el que me traicionó, juré vengarme en la hoguera.

Comentó en voz baja para si misma, luego levantó su mirada hacia arriba, luego a una velocidad nunca antes vista, dio un gran salto en dirección hacia la capital.

Su velocidad era superior a la velocidad en que Erick podía volar. Su maná había explotado a tal punto, en que los chicos ya ubicados en la capital pudieron sentirlo.

Elliot volteó hacia la dirección de donde sentía ese maná, su expresión era la de profunda preocupación.

—No quiero volver a pasar por eso...

Sin embargo el maná que sentía, estaba lejos de que las cosas se resolvieran de una manera pacífica.

El camino de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora