Lunes 05:30 AM
David Vargas.
Me causa gracia la imagen que presenta Yonas pero no me sorprende, son buenos para los negocios, pero al igual que muchos de estos imbeciles si no tienen una pistola en las manos son inútiles.
— ¿Te ordeno que lo mates y vienes a decirme que el los mato? —
La soberbia con la que mantiene la cara alzada aunque está reconociendo su ineptitud es alarmante.
— Se movieron a donde indicaste pero cuando no regresaron fui por ellos y lo único que encontramos fue eso.— La imagen de los cuerpos desmembrados es hilarante, las diez cabezas colocadas en el techo de la camioneta es un toque bastante estupido, no se necesita tanto aparataje para mandar un mensaje, solo grita su desesperación y su impotencia. — ¿A quién nos estamos enfrentando?— Pregunta en su idioma de mierda. — Dijiste que necesitabas de nuestra cooperación para recuperar a tu mujer y a tu hija, haz pagado bien, pero mis hombres no son carne de caño.—
— Por el precio que estoy pagando, son lo que me dé la gana.—
Siento el teléfono vibrar en mis bolsillos; no ha sido fácil y aún no está donde necesito tenerla pero ganarme su confianza no es imposible, la sangre siempre pesará más que las palabras de un grupo de idiotas.
— Buenos días Caona.—
— Buenos días David. —
Camino fuera de mi habitación dejando atrás una conversación absurda y un grupo que lo único que ha hecho es traer pérdidas, pague por 200 y las emboscadas de Jannett me han dejado solo con tres locales, con la mitad del dinero y solo con cien hombres; puede que no esté cerca de arrinconarme ni se haya acercado a mí, pero esa maldita perra me ha puesto más de una piedra en el camino, definitivamente me ha retrasado mucho con su maldita manía de volar todo en pedazos, el ataque a Ray que me quito 20, los 6 que perdí por culpa de Antonio hace dos días y los diez que me quitó anoche el maricon Jeff; deben quedar menos de cuarenta inútiles contando los que he perdido en negociaciones o que me han hecho perder la paciencia.
— ¿Aun no estas lista para llamarme papá? — Vuelvo a la conversación.
— No, ¿Para qué querías que te llamara? —
— Quiero hablar con Medusa, la he estado llamando pero es Jefferson quien responde el teléfono. —
Resopla en el teléfono, tenía planeado acercarme a ella por más tiempo pero después del circo que montaron y llamaron boda algo en mi se hartó, una cosa es que le permita sentirse segura y me tome las cosas con calma para divertirme un poco, pero esa falta de respeto no pienso tolerar.
— Eso no es posible, tuvo una crisis ayer.—
— No tuvo una crisis Caona; ayer me vi con tu madre por unos minutos; estuvimos hablando y cuando Antonio se enteró yo tuve que huir y posiblemente la drogaron otra vez.— Bajo el volumen de la voz para suavizar tono.— Annett; me preocupa tu madre, ayer cuando nos vimos estaba dispuesta a hablar y nos acercamos, pero es demasiado difícil acercarme con todo el control que ejercen sobre ella. —
— ¿Y qué quieres que haga?, ¿Camino hasta ella y le entrego el teléfono que he tenido que tener pegado entre los muslos por las últimas tres semanas? Además,— la escucho suspirar; tiene la voz de su madre — no estoy segura de que estés diciendo la verdad David, mi madre no me ha mentido nunca.—
— Annett; no te estoy pidiendo que me creas, dame la oportunidad de demostrarte que no soy el hombre que te han dicho, ayúdame a hablar con Medusa sin que tengan la oportunidad de controlarla o drogarla.— Su silencio me incomoda; no debería estar pidiendo favores a mi hija, debería obedecer sin dudar pero es otra a la que han echado a perder; me fastidia el tiempo que me tomara entrenarla y convertirla en lo que tiene que ser.— Lo único que quiero es recuperar lo que me robaron, aunque tu madre ya no me ame, aunque no pueda tener a mi familia de vuelta, lo único que quiero es poder ver a mi hija y hablar contigo sin tener que escondernos, quiero poder llevarte a comer conmigo, pasar tiempo contigo; tengo el derecho de relacionarme con mi hija y a una relación al menos cordial con mi esposa... — Hago señas con la mano para evitar que el estorbo que tengo que mantener a mi lado abra la boca; no se compara a mi mujer ni antes ni ahora. — Perdón, se que no es mi esposa, pero sigue siendo la mujer que amo, lo único que quiero Annett es ser el padre que mereces.—
—Voy colgar, te aviso si se me ocurre algo, no me decepciones David, si resultas ser lo que me han dicho habré traicionado a mi mama y te juro que matarte será mi único propósito en la vida.—
Desconecta la llamada después de amenazarme, es mi hija por donde la mire.
— Ve por ellos.— Doy la orden.
Hay solo una cosa que tienen como ventaja; los números... Pero eso se resuelve con facilidad. Camino hasta la puerta de la celda en la que descansa la mujer mas terca que he conocido en años, parece no sentir la tortura, no siente los golpes y aun con el tiempo que le he invertido se niega a darme la información que necesito; es admirable, nadie había resistido tanto tiempo bajo mi cuidado.
— Buenos dias.—
Lo único que ha salido de su boca son los gritos que suelta en nuestras sesiones y no creo que hoy sea diferente.
— Gloria... — tomo el vaso de agua para llevarlo a su boca, no me sirve de nada que se muera de hambre ahora y se niega a comer, presiono sus mejillas con los dedos obligándola a separar un poco los labios.— Esto podría ser sencillo pero te niegas a cooperar, al contrario de lo que pudieras estar pensando; no estoy disfrutando esto.— Vacio el contenido del vaso en su boca a pesar de su resistencia.— Lo único que necesito de ti es un archivo; solo necesito que uses esos dedos hermosos — sin uñas por culpa de su propia terquedad— y me entregues lo que necesito.—
— Espero vivir lo suficiente para verte rogar.— Dice después de escupirme en la cara el trago de agua.
De no haber crecido con las Maboyas estaría impresionado. Salgo de la celda despacio, no tengo necesidad de apresurar nada, la satisfacción es mayor cuando trabajas por ella.
El mocoso no se ha despertado aún y la vieja que se ha dedicado a cuidarlo permanece sentada en la cama, ya se acostumbro a mis visitas y aunque debí haberla matado hace mucho me divierten sus intentos por matarme.
— Buenos dias, Gabriella. Tu hijo manda saludos. —
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Eros -Borrador
RomanceNo existen salidas si todas las puertas llevan al mismo lugar; Raymond Vargas sabe esto mejor que cualquiera, estar exiliado parecía la oportunidad perfecta para cambiar su vida. -Solo las partes que no le gustan- Pero desaparecer y dejar todo atrás...