Capítulo 1: Sombras del Pasado

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La tarde caía lentamente sobre la Academia UA, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y púrpuras. Los estudiantes se movían entre las sombras alargadas, algunos agotados tras un día de intensos entrenamientos, otros absortos en conversaciones sobre las últimas clases. Pero para Bakugo Katsuki, el cansancio no era más que una excusa para los débiles. Con los puños apretados y los ojos ardiendo de determinación, se dirigía hacia la sala de entrenamientos, ignorando la molesta voz de Kirishima que intentaba convencerlo de ir a descansar.

-¡Vamos, Bakugo! -exclamó Kirishima, siguiéndolo de cerca-. No necesitas entrenar más hoy. ¡Ya le diste una paliza a todos en clase!

-Cállate, Pelos de pincho -gruñó Bakugo sin detenerse-. Si quiero ser el héroe número uno, no puedo perder el tiempo con idioteces.

Kirishima suspiró, resignado. Sabía que cuando Bakugo se ponía así, no había nada que pudiera hacer para detenerlo. Mientras su amigo se alejaba, Kirishima no pudo evitar notar que últimamente Bakugo parecía más intenso, más enfocado, como si algo lo impulsara más allá de su ya feroz ambición.

Al otro lado del campus, en la sala de meditación, Shoto Todoroki estaba sentado en silencio, con los ojos cerrados y la respiración calmada. A simple vista, parecía sumido en una tranquila meditación, pero en su mente, las imágenes de un sueño recurrente se mezclaban con recuerdos fragmentados de un tiempo y un lugar que no podía reconocer.

En ese sueño, siempre se veía caminando por un bosque oscuro, las hojas crujían bajo sus pies mientras el aire se llenaba con el rugido lejano de bestias. Pero no había miedo en su corazón, solo una extraña sensación de anticipación. Al final del sendero, una figura envuelta en llamas se acercaba a él, y aunque no podía ver su rostro, algo en su interior le decía que conocía a esa persona.

"Te encontraré", susurraba la figura antes de desaparecer en una explosión de luz. Y entonces, Todoroki se despertaba, con el corazón latiendo desbocado y un nombre en la punta de la lengua, un nombre que nunca lograba recordar.

-¿Por qué sigo soñando con esto? -murmuró Todoroki, abriendo lentamente los ojos. Sentía que había algo crucial en esos sueños, algo que tenía que descubrir. Pero por más que intentaba concentrarse, la respuesta siempre se le escapaba, como agua entre los dedos.

Más tarde, en la clase de entrenamiento, los estudiantes se alineaban para escuchar las instrucciones de Aizawa-sensei. Hoy sería un combate de equipos, diseñado para poner a prueba sus habilidades y la capacidad de trabajar juntos. Bakugo, con los brazos cruzados y una expresión feroz, ya estaba visualizando su victoria.

-Hoy formarán equipos de dos -dijo Aizawa con su habitual tono monótono-. Todoroki y Bakugo, ustedes serán un equipo.

La sala quedó en silencio por un momento mientras ambos se miraban. La tensión en el aire era palpable. Bakugo entrecerró los ojos, su ira empezaba a burbujear ante la idea de trabajar junto a alguien que consideraba un rival tan fuerte como Todoroki. Por su parte, Todoroki mantuvo su expresión neutral, aunque algo en su interior se agitó al ver a Bakugo de pie frente a él.

-No estorbes, Invierano -escupió Bakugo, dando un paso adelante, sus manos chisporroteaban con pequeñas explosiones.

-Lo mismo digo -respondió Todoroki, con su voz calmada pero firme, su lado izquierdo emitía un leve calor mientras su derecho comenzaba a enfriarse.

Ambos avanzaron hacia el centro de la sala de entrenamiento, listos para enfrentarse a sus oponentes. Sin embargo, mientras el combate comenzaba, algo extraño sucedió. Cada vez que sus ojos se encontraban, un eco lejano resonaba en sus mentes, una sensación de déjà vu que ambos ignoraron, pero que se hacía más fuerte con cada momento que pasaba.

Mientras luchaban codo a codo, sus movimientos parecían sincronizados de una manera que desafiaba la lógica. Era como si sus cuerpos recordaran algo que sus mentes aún no podían comprender. En medio del caos del combate, una chispa de reconocimiento brilló en los ojos de ambos, pero fue tan fugaz que ninguno logró captarla del todo.

Al final del día, cuando el sol ya se había ocultado y la luna comenzaba a asomar en el horizonte, Bakugo y Todoroki se encontraron caminando solos hacia sus dormitorios. Ninguno de los dos habló, pero en el silencio compartido, ambos sentían la misma inquietud.

"Te encontraré", resonó de nuevo en sus mentes, como un eco de vidas pasadas.

Sin saberlo, el destino había comenzado a mover sus piezas, y el primer capítulo de una historia de amor y lucha, tejida a través de los siglos, estaba a punto de comenzar.

¡TE ENCONTRARÉ!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora