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Como pareja, siempre intentan probar cosas nuevas para conocer qué tipo de cosas les gustan, pero desde su punto de vista piensa que todo ha escalado a un punto sin retorno, observando desde su lugar como Roier tiene una sonrisa de come mierda en su rostro, balanceando un pequeño control con burla mientras por su parte cierra sus piernas con fuerza mientras su espalda se pone recta.
"¿Estás bien, Spreen?" su mejor amigo Carre está preocupado, ambos sentados en los taburetes del bar tomando unos tragos hasta que prácticamente se ahogó con el suyo cuando una vibración sacudió su ser por un segundo, provocando que un jadeo se escape de su garganta y su cuerpo se retuerza ligeramente.
"Si amigo, tranqui" pero no estaba bien.
Tenía un puto vibrador en el orto, en un maldito bar, y todo fue idea de su estúpido pero bonito novio. Siempre supo que Roier tenía algún tipo de perversión con hacer cosas curiosas en público, pero no creyó que lo llevaría a ese punto cuando accedió a dejarse meter un vibrador, él simplemente tomó su mano, lo subió al auto y ya se encontraron en el bar, rodeado de sus amigos.
Se intentó tranquilizar pensando que el más joven no lo activaría en momentos indebidos, pero ahí estaba, activándolo por segundos para molestar, sintiendo la dolorosa erección atrapada en la tela de su pantalón.
Hace un intento por continuar con su trago, pero justo antes de poder saborearlo, el dispositivo se enciende a una velocidad mucho mayor, gimiendo antes de ahogarse y tener que toser mientras se retuerce. Escucha la voz de su amigo, pero sólo pega su frente sudada a la barra del bar y clava sus garras en la madera de su taburete, jadeando aliviado cuando la vibración cesa. Espera unos segundos antes de colocarse de pie, sintiendo los temblores de sus piernas en lo que se disculpa con su amigo y decide abandonarlo para dirigirse al sillón donde su pareja y amigos se encuentran, no dudando en tirarse justo a su lado y dejar caer la cabeza en su hombro.
Siente como su brazo pasa por sus hombros y lo atrae en un abrazo bastante cómodo, pudiendo pegar su mejilla a su pecho bajo las miradas sorprendidas de algunos de los amigos del castaño; ellos saben que ser pegajoso no es su estilo, pero parecen suponer que está borracho, intuyéndolo por su mirada perdida y el rubor violento de sus mejillas.
Suelta un bajo gemido cuando el vibrador en su interior es encendido, con un ritmo bastante lento y con el cual puede lidiar bajo las miradas curiosas del público, con su cola esponjosa temblando cuando el brazo sobre sus hombros desciende, sintiendo la mano acariciar la espalda y bajar hasta rozar la parte híbrida de su cuerpo. Se muestra reacio al toque, detesta que toquen su lado animal y no es algo que permita al menos que este realmente perdido, así que Roier lo respeta de momento, centrándose en mantener las caricias en su espalda mientras escucha lo que discuten sus amigos.
"¿A ti qué te parece, Spreen?" sus pupilas dilatadas caen en el rostro de Juan, quien tiene una sonrisa divertida en su rostro mientras observa el estado en el que se encuentra; no sabe que responder, realmente no sabe cuál fue la pregunta, pero la estúpida sonrisa de él le molesta, gruñendo en un intento por intimidar, pero termina por escucharse algo patético.
