𝑃𝑟𝑒𝑐𝑖𝑜𝑠𝑎 ~𝑇𝑜𝑚𝑢𝑟𝑎 𝑆ℎ𝑖𝑔𝑎𝑟𝑎𝑘𝑖~

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El calor sofocante del motel me envolvía, transformando la atmósfera en una mezcla de lujuria y deseo crudo. Mi piel, casi desnuda bajo el delgado bikini negro, era como un lienzo listo para ser pintado con los colores de la pasión que ardía en mi interior. Cada centímetro de mi ser vibraba con una necesidad urgente, una fiebre que me consumía sin piedad.

Los últimos rayos del sol que se filtraban por las cortinas gastadas se deslizaban por mi cabello oscuro, dándole un brillo dorado que contrastaba con las sombras que llenaban la habitación. Mis ojos verdes, brillantes y llenos de promesas, se posaron en la chica del bikini tendida al borde de la piscina. Su cuerpo, bronceado y esculpido como una obra de arte, desafiaba la lógica. Cada curva, cada línea, era un recordatorio cruel de la lujuria que palpitaba entre mis piernas.

Sentía mi clítoris hinchado, pulsando con una urgencia desesperada, mientras la humedad se acumulaba, resbalando lentamente por mis muslos. La deseaba.

El empresario irrumpió en la escena, y su presencia era como una tormenta, inesperada y poderosa. Con su experiencia y su mirada fría, dominaba el espacio como si estuviera diseñado para él. Su cuerpo robusto, marcado bajo el vintage traje perfectamente entallado, emanaba un poder más allá de lo físico. Cuando me habló, su voz era grave, autoritaria, y cargada de un magnetismo que me desarmó por completo.

-A mí también me gustó la rellenita... la de la piscina.- dijo, y su tono me atravesó como una descarga eléctrica. Cada palabra era como una chispa que encendía un fuego dentro de mí, un fuego que estaba dispuesto a consumirlo todo.

Mi mirada volvió a la chica del bikini, ahora aún más provocativa bajo su escrutinio. Su cuerpo se movía con una gracia que despertaba algo primitivo en mí, un deseo que no podía controlar.

El empresario, como le llamaban a Tomura, en verdad, era un sujeto misterioso. Me observó con esos ojos fríos, como si estuviera desnudando mi alma, leyéndome como un libro abierto. -¿Por qué debería hacerle caso? ¿No se estará sobredimensionando?.- Le pregunté, intentando mantener el control, aunque sabía que mi voz apenas era un susurro, cargada con la tensión que vibraba entre nosotros.

Sus ojos azules, cortantes como el acero, se clavaron en los míos, y una sonrisa cruel se formó en sus labios, enviando un escalofrío directo a mi columna.

-Porque sé lo que realmente deseas, incluso antes de que tú misma lo sepas.- respondió, su voz profunda y grave, cargada de una autoridad que me dejó sin aliento.

-No te engañes, tú deseas esto, más de lo que estarías dispuesta a admitir-. Lo que yo te ofrezco es la posibilidad de explorar esos deseos sin restricciones, sin juicios. En ese cuarto, encontrarás exactamente lo que has estado anhelando.

Cada palabra que pronunciaba era un golpe directo a mi núcleo vaginal, un latido intenso que vibraba en mi vientre, extendiéndose por todo mi ser.

-Dios, ¿cómo puede saber tanto sobre mí?.-me pregunté sorprendida. Acto seguido, mi cuerpo empezó a responder antes de que mi mente pudiera procesarlo, el calor acumulándose entre mis muslos, la humedad creciendo de manera casi vergonzosa. Sentí cómo algo se encendía dentro de mí, un fuego que amenazaba con consumir todo a su paso, y sabía que, por otro lado, no podía ignorar lo que me estaba ofreciendo.

-¿Qué es lo que realmente deseo?.-me pregunté en silencio mientras mi pulso se aceleraba, mis pasos hacia el cuarto pesados con la anticipación de lo que estaba por suceder. El aire en la habitación parecía más denso, cargado con una lujuria casi palpable.

-Voy a explotar... necesito esto, necesito sentirlo.- Mis pensamientos eran un caos, una mezcla de miedo y deseo que me empujaba hacia lo desconocido, hacia esa puerta que representaba todo lo que había reprimido durante tanto tiempo.

𝙾𝙽𝙴 𝚂𝙷𝙾𝚃𝚂 𝙼𝙷𝙰 𝚇 𝙾𝙲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora