Capitulo 19 (borrador)

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Relata Zoe:

Los días siguientes después de haberme reencontrado con Dylan fueron una mezcla de emociones. Por un lado, estaba la sensación de familiaridad, como si el destino hubiera decidido que aún teníamos algo pendiente. Por otro, había una cautela en mi interior, una voz que me recordaba lo doloroso que había sido todo antes. Sin embargo, ya no era la misma persona. Había crecido, había aprendido a protegerme, y sabía que no volvería a permitir que nadie, ni siquiera Dylan, me hiciera daño.

Las clases de fotografía avanzaban, y cada vez me sumergía más en este nuevo mundo que me apasionaba. Pasaba horas experimentando con luces y sombras, capturando momentos que parecían congelar el tiempo. Mis fotos comenzaron a reflejar más que solo imágenes; eran expresiones de mi alma, de todo lo que había vivido, de lo que estaba dejando atrás y de lo que esperaba encontrar en el futuro.

Brenda, siempre mi confidente, notó el cambio en mí.

—Te veo diferente, Zoe —me dijo un día mientras revisábamos juntas algunas de mis fotografías en un pequeño café—. Es como si finalmente hubieras encontrado algo que te llena de verdad.

Sonreí, mirando una de las fotos que había tomado. Era un retrato de una madre y su hijo, capturados en un momento de pura alegría. Había algo tan simple, tan honesto en esa imagen, que me recordaba lo que realmente importaba en la vida.

—Creo que sí, Bren —admití, dejando la foto sobre la mesa—. La fotografía me ha ayudado a ver el mundo de una manera diferente, a entender que no todo es blanco o negro, que hay matices, sombras, y que en esos detalles está la verdadera belleza.

Brenda asintió, orgullosa de verme avanzar. Pero como buena amiga, también se preocupaba.

—Y Dylan... ¿cómo te sientes respecto a él? —preguntó con cautela.

Me quedé en silencio por un momento, considerando su pregunta. Dylan seguía siendo una presencia importante en mi vida, pero ya no sentía el mismo torbellino de emociones que antes.

—Aprecio lo que tuvimos, y estoy agradecida por lo que aprendí de esa experiencia. Pero sé que no puedo volver a lo mismo. Estoy en un lugar diferente ahora, y él también. Si nuestros caminos se cruzan de nuevo, será bajo nuevas condiciones, sin arrastrar el pasado —respondí con convicción.

Brenda me dio una palmada en la mano, sonriendo.

—Esa es mi chica.

Relata Dylan:

Ver a Zoe todos los días en clase me daba una extraña sensación de déjà vu, como si estuviéramos atrapados en una segunda oportunidad que ninguno de los dos había pedido. Sin embargo, había algo diferente en ella. Zoe ya no era la misma joven que conocí. Había una madurez en su mirada, una seguridad en la manera en que se movía y hablaba. Era evidente que había superado muchas de las cosas que la habían atormentado antes.

Intentaba mantenerme profesional en clase, pero no podía evitar sentirme atraído por la mujer que se había convertido. Su talento para la fotografía era innegable, y sus trabajos destacaban entre los de los demás estudiantes. Había una profundidad en sus imágenes, una historia detrás de cada foto que me intrigaba.

Un día, después de clase, me acerqué a ella mientras revisaba algunas de sus fotos en su laptop.

—Estas son impresionantes, Zoe —dije, señalando una en particular—. Hay algo en la forma en que capturas la luz... Es como si entendieras algo que otros no pueden ver.

Ella levantó la vista, sorprendida por el cumplido.

—Gracias, Dylan. La verdad es que solo trato de capturar lo que siento en ese momento.

Me incliné hacia adelante, curioso.

—¿Y qué sientes cuando tomas estas fotos?

Zoe me miró directamente a los ojos, y por un momento, sentí que veía más allá de la superficie.

—Siento que estoy descubriendo partes de mí misma que no conocía. Cada foto es una pieza de un rompecabezas que he estado tratando de armar durante mucho tiempo.

Asentí, entendiendo perfectamente lo que quería decir. La fotografía también había sido mi refugio en su momento, una manera de procesar lo que no podía expresar con palabras.

—Sigue así, Zoe. Estás en el camino correcto —le dije, antes de alejarme para dejar que continuara trabajando.

Relata Zoe:

Esa noche, no pude dejar de pensar en la conversación que tuve con Dylan. Había algo en su forma de hablar, en cómo me miraba, que me hacía sentir vista, entendida. Pero al mismo tiempo, sabía que no podía permitirme caer de nuevo en las mismas trampas.

Decidí que era hora de tomar el control de la situación. Si Dylan y yo íbamos a tener algún tipo de relación, sería bajo mis términos, en un terreno neutral donde ambos pudieran ser honestos sin cargar con el pasado.

Así que lo invité a tomar un café al día siguiente. Quería hablar con él, aclarar las cosas antes de que cualquier malentendido pudiera surgir.

Nos encontramos en una pequeña cafetería cerca del campus. El ambiente era relajado, con música suave de fondo y el aroma de café recién hecho impregnando el aire.

—Gracias por venir —le dije mientras nos sentábamos en una mesa junto a la ventana.

Dylan sonrió, algo que parecía hacer con más frecuencia desde que lo conocí.

—Gracias por invitarme. ¿De qué quieres hablar?

Tomé un sorbo de mi café, reuniendo el valor para decir lo que realmente tenía en mente.

—Creo que es importante que seamos honestos el uno con el otro, Dylan. Lo que pasó entre nosotros antes... fue complicado, y ambos cometimos errores. Pero no quiero que eso nos defina ahora. Estoy en un lugar diferente en mi vida, y quiero que, si vamos a tener algún tipo de relación, sea desde un punto de vista más maduro, más equilibrado.

Dylan me miró por un momento, considerando mis palabras.

—Estoy de acuerdo, Zoe. Yo también he cambiado, y aunque siempre voy a tener un cariño especial por lo que compartimos, sé que no podemos volver a lo mismo. Me encantaría poder ser tu amigo, alguien en quien puedas confiar, sin que haya expectativas de más.

Sonreí, aliviada por su respuesta. Era exactamente lo que necesitaba escuchar.

—Eso suena bien, Dylan. Creo que podríamos ser buenos amigos.

Pasamos el resto de la tarde conversando sobre nuestras vidas, sobre las cosas que nos apasionaban, sin la presión de lo que alguna vez fuimos. Era refrescante, como si finalmente pudiéramos respirar libremente sin el peso del pasado sobre nosotros.

Cuando finalmente nos despedimos, me sentí más ligera, más segura de que estaba en el camino correcto. Dylan era parte de mi historia, pero ahora también podía ser parte de mi presente, de una manera saludable y positiva.

Y mientras caminaba de regreso a mi apartamento, supe que había tomado la decisión correcta. Estaba lista para lo que viniera, para seguir construyendo una vida que reflejara quién era realmente, sin las sombras del pasado.

Quemada por la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora