Parte sin título 26

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Relatado por Zoe

Han pasado varias semanas desde aquella noche con Dylan, y la vida ha continuado su curso con una calma inesperada. La rutina universitaria se ha asentado en mi vida, y la fotografía se ha convertido en mi refugio, un lugar donde puedo perderme y encontrarme al mismo tiempo. Cada sesión de fotos, cada clic del obturador, me recuerda que tengo un propósito, una pasión que va más allá de los altibajos emocionales.

La relación con Dylan ha evolucionado de maneras que nunca imaginé. Hemos encontrado un equilibrio entre el apoyo mutuo y el respeto por el espacio personal. A veces, me encuentro pensando en lo afortunada que soy de tener a alguien como él a mi lado, alguien que entiende mi mundo de una manera que pocos pueden.

Hoy, me encuentro en el estudio de fotografía de la universidad, preparando una exposición para la muestra anual. La sala está llena de estudiantes que también están trabajando en sus proyectos, y el ambiente está cargado de energía creativa. Estoy emocionada pero nerviosa; es la primera vez que voy a presentar mi trabajo en un evento tan importante.

Mientras ajusto los marcos y reviso las imágenes, mi teléfono vibra. Es un mensaje de Dylan:

Dylan: "Espero que todo esté yendo bien. Estoy ansioso por ver tu exposición esta noche. ¡Buena suerte!"

Sonrío al leer el mensaje. Su apoyo constante es algo que valoro profundamente. A pesar de todo lo que ha pasado, Dylan ha sido una fuente constante de inspiración y amor. Me ha mostrado una perspectiva de la vida que antes no conocía, y cada día descubro nuevas razones para estar agradecida por su presencia en mi vida.

Después de terminar de preparar todo, decido tomarme un momento para respirar y relajarme antes de la inauguración. Me dirijo al pequeño jardín detrás del edificio, donde el aire fresco y el sonido de la naturaleza ofrecen un contraste perfecto a la intensidad del trabajo. Me siento en una banca, cerrando los ojos y permitiéndome disfrutar del momento.

Mientras estoy allí, me llega una llamada de mi madre. No hemos hablado mucho desde que comencé la universidad, y me alegra escuchar su voz.

—Hola, mamá —digo, contestando la llamada.

—Hola, Zoe. ¿Cómo estás? —su voz suena cálida y cariñosa.

—Estoy bien, preparándome para una exposición de fotografía esta noche.

—Eso suena emocionante. Estoy muy orgullosa de ti, sabes.

—Gracias, mamá. También te extraño.

—Yo también te extraño. Quiero que sepas que tu padre y yo estamos pensando en ir a tu exposición esta noche.

—¿De verdad? ¡Eso sería genial! —me sorprende la noticia.

—Sí, queremos verte y apoyarte. Nos encantaría estar allí.

—Perfecto, estaré esperando. —digo, con una sonrisa.

Colgamos, y me siento renovada. La idea de tener a mis padres presentes en un evento tan importante para mí me da un impulso adicional de energía. Me levanto, decido regresar al edificio y prepararme para la inauguración.

Esa noche, la exposición es todo un éxito. Las personas se detienen a admirar mis fotografías, y el ambiente está lleno de conversaciones animadas y elogios. Mis padres llegan y se acercan para felicitarme. Verlos orgullosos me llena de una inmensa felicidad.

Mientras la noche avanza, Dylan llega y me busca entre la multitud. Cuando nuestros ojos se encuentran, siento un cosquilleo en el estómago. Él se acerca y me abraza con ternura.

—Estoy tan orgulloso de ti —dice, mirándome con admiración.

—Gracias, Dylan. Tu apoyo significa el mundo para mí.

Pasamos el resto de la noche juntos, disfrutando de la compañía del otro y celebrando el éxito de la exposición. La atmósfera es festiva y el tiempo parece volar mientras conversamos, reímos y compartimos momentos íntimos.

Finalmente, cuando la exposición llega a su fin y la multitud empieza a disiparse, Dylan y yo decidimos dar un paseo por el parque cercano. El aire fresco de la noche y las luces suaves del parque crean un ambiente romántico y tranquilo.

Nos sentamos en una banca, abrazados, y hablamos sobre nuestros planes futuros y los sueños que aún queremos alcanzar. La conexión entre nosotros es más fuerte que nunca, y mientras compartimos nuestras esperanzas y temores, siento que nuestra relación ha alcanzado un nuevo nivel de profundidad.

Cuando el frío empieza a calar, Dylan me toma de la mano y me dirige hacia su apartamento. La noche ha sido mágica, pero lo mejor aún está por venir. En su apartamento, la intimidad entre nosotros se vuelve palpable. Nos abrazamos, nuestros cuerpos se acurrucan en el sofá, y el calor de su abrazo me envuelve.

Nos besamos con una pasión renovada, el deseo y el amor que compartimos se desbordan. La noche se transforma en un torbellino de emociones y caricias, y mientras nos entregamos el uno al otro, cada momento está lleno de un fervor que solo se puede describir como pura conexión.

Finalmente, exhaustos y satisfechos, nos acomodamos juntos en la cama. El mundo exterior parece lejano, y todo lo que importa es el aquí y el ahora. Mientras me duermo en sus brazos, me doy cuenta de que, a pesar de los desafíos y las incertidumbres, hemos encontrado algo verdaderamente especial en medio de todo.

Dylan y yo estamos en un lugar donde el amor y la pasión se entrelazan con nuestras vidas, y mientras miro el rostro sereno de Dylan a mi lado, sé que estamos construyendo algo duradero y hermoso. El futuro puede ser incierto, pero con él a mi lado, siento que todo es posible.

Quemada por la pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora