Dominación consensuada -Tyrus-

IX

|POV Amber|

—¡TJ Basta! ¡TJ!

Todo es un desastre. La sala de estar está llena de vidrios rotos y aún así él no se detiene. Continúa arrasando con todo a su paso.

—¡Detente! 

Hace caso omiso de tu pedido rompiendo todo lo que sus manos pueden destruir, excepto aquella foto de Cyrus que reposa sobre el mueble anexado a la pared.

Una vez que su fuerza comienza a agotarse, ya que evidentemente estaba atravesando un ataque de ira, se detiene, quedando sentado sobre el sofá. Está cansado y no sólo físicamente sino también emocionalmente. 

—Él está bien,—alientas, acercándote con cautela a él—está fuera de peligro.

Y te observa con desgano. Sabe eso, lo sabe incluso antes que tú, pero también es consciente de la razón por la cual Cyrus atentó contra su propia vida: no desea estar a su lado a tal punto que prefiere verse muerto antes que continuar a su lado. Ese nível de desprecio lo había hecho colapsar. Estaba dolido. 

Siempre se decía así mismo que no necesitaba que Cyrus lo amara, que sólo le importaba tenerlo a su lado y realmente era así. Pero una cosa era soportar el desamor y otra muy distinta era tener que soportar también su desprecio, porque el intento de suicidio implícitamente decía eso.

—Esto me dolió si…—admite—pero no lo dejaré ir.

Suspiras cansada. 

Apoyas tu mano sobre su hombro, estando sentada junto a tu jefe.

—Quizás sea lo mejor—sugieres.

—Él es mío—afirma,—incluso su vida me pertenece.

Retiras tu mano de él. No merece que ni siquiera tú sientas compasión por su sufrimiento.

—No.

—Si—reafirma—y lo es desde el momento en que decidió ponerse un precio.

—No tenía alternativa,—intentas explicar.

—Lo compré, Amber—te recalca,—por ende es mío. 

Sentenció dejando en jaque todo intento de tu parte por intentar justificarlo.