La primera semana pasó muy rápido, Martin intentó reunirse con todos los equipos y revisar con ellos los trabajos pendientes, a penas tuvo tiempo de quedar con Alex a almorzar tranquilamente, y aunque su apartamento estaba al lado de los de Chiara y Paul tampoco los había visto mucho aparte de un par de cenas rápidas, ya que estos habían estado adaptándose a la oficina y a sus compañeros.
Desde el despacho de Martin se veía el edificio metrópolis, y el ángel volvió a capturar su atención una vez más. Le vinieron a la mente recuerdos de hacía muchos años, cuando sus padres lo trajeron por primera vez a la sede de Madrid y no paró de preguntarle a su madre cosas sobre ese edificio...
Su menté volvió a la actualidad cuando unos golpes sonaron en la puerta. Martin suspiró y dio paso a la persona que estaba al otro lado.
-Hola señor Urrutia -le dijo Alex cerrando la puerta tras su paso y sonriendo como si fuera un niño pequeño que había hecho una trastada.
-¿Sabes que el ángel del metrópolis mide seis metros? -le preguntó Martin, con la negativa de Alex a su pregunta prosiguió- y deja de llamarme señor, no tengo ni 30 años, te recuerdo que soy más joven que tú, toca pelotas.
-Veo que tu humor no ha mejorado, alegra esa cara, ¡que es viernes!
-Hablando de que ya estamos en fin de semana, ¿cuándo piensas presentarme oficialmente a tu novia? Creo que la pobre no sabe ni cómo dirigirse a mi.
-Pues por eso he venido. ¿Te apetece desayunar mañana conmigo, nos ponemos al día, y comemos con Denna?
-Me parece. ¿Puedes reservar tu? No la conozco y me gustaría que se sintiera cómoda, no escatimes en cuanto a precios, invito yo.
-Vaaaaale, si no supiera que te gustan los hombres me pondría celoso, eres tan atento con las mujeres... como siempre, estoy a sus órdenes, SEÑOR Urrutia.
Mientras decía eso último, Alex hacía una inclinación y rápidamente salió del despacho viendo volar un boli hacia su cabeza mientras escuchaba a Martin gritarle.
-¡QUE NO ME LLAMES SEÑOR!
En otro lado de la oficina estaban teniendo la última reunión de la semana...
-Alvaro, deja de comerte al nuevo con los ojos, menudo desgaste- le decía Juanjo a su amigo en voz baja.
-Que te calles, pesao, que al final te va a oír alguien- le contestó el sevillano.
-Entonces solo nos queda ver el tema del contenido digital- dijo Paul, dirigiendo su mirada hacia Alvaro que se encontraba cabeza con cabeza con Juanjo cuchicheando algo.- Si quieres, Alvaro, el lunes nos reunimos y lo vemos.
-Si, claro, -dijo este avergonzado- lo hablamos el lunes.
Alvaro miró con cara de cabreo a Juanjo y este se descojonó cuando empezaron a moverse del lugar.
-Tranquilo que de mi comentario no se ha enterado nadie. Aunque con la cara que has puesto te delatas tú solo...
El sevillano le dio un golpe flojo en la espalda y sonrió agachando la cabeza.
-¡Hi chicos!- dijo Chiara dirigiéndose en ese momento a Alvaro y Juanjo, y también a Paul que se había quedado un poco más rezagado recogiendo portátiles y papeles- las chicas hemos pensado que esta tarde podríamos ir a tomar algo otra vez, porque el lunes no tuvimos mucho tiempo y esta semana ha sido una locura. Do you want to?
-Pues claro, Kiki.
-¿En el mismo sitio que la otra vez?- intervino Paul asomándose por un lado de Alvaro, sobresaltándolo de la sorpresa.
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ETERNOS
ChickLitMartin, nuevo director de marketing de la agencia de su padre, y Juanjo, diseñador creativo de esta, no se soportan... ¿Podrá la ciudad eterna hacerlos cambiar de opinión?