Prologo

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31 de Octubre, 2012

Mamá cepilla mi cabello color miel frente a la ventana de la sala, afuera cae una fuerte tormenta acompañada de unos truenos escalofriantes como todos los años el día de mi cumpleaños. Pero no tengo miedo, mamá dice que el miedo nos hace débiles frente a los demás, y no pienso ser débil, ni ahora con once años de edad, ni nunca.

─ ¿Y papi?─ pregunto mirando a mi progenitora sobre mi hombro a la vez que acaricio a Dobby, nuestro gato negro.

─ Fue a recoger tu pastel de cumpleaños cariño─ susurra a la vez que siento ese ya familiar cosquilleo en toda la cabeza─ con eso bastará por ahora─ y los cosquilleos se detienen.

Me pongo de pie y me aproximo a mis muñecas Barbie nuevas, cortesía de mi abuela Agatha por mi onceavo cumpleaños, para sentarlas junto a mi en el sofá para ver El extraño mundo de Jack en la tv. Otro trueno hace vibrar los cristales de la casa pero no me inmuto.

─ Lamento mucho que la abuela no haya podido quedarse Lily, sé lo mucho que te gusta que cene con nosotros en tu cumpleaños y que oigas sus cuentos locos...

Asiento con indiferencia, reprimiendo mis ganas de llorar por no tenerla aquí, porque sé que mamá me esta observando y se enfadará al ver una sola de mis lágrimas. Me está poniendo a prueba, lo sé por la manera en la que sus ojos se entrecierran.

─ No importa, me gustó mucho su regalo, ya la veré otro día.

Mamá se retira satisfecha hacia la cocina dejándome sola  con nuestra mascota. Y ahí esta, otra vez susurrando sola palabras indistinguibles fingiendo que no puedo oírla. A veces pienso que sabe dos idiomas, el nuestro y el ruso o coreano.

Una hora más tarde, papá llega a casa con el cartón de la envoltura del pastel empapada, al igual que toda su ropa. Cenamos mi comida favorita, tarta de calabaza con jugo de uvas, y charlamos sobre como estuvo mi día en la escuela. Y como todos los años mamá se niega a mis pedidos de ir a pedir dulces con Alaric, mi mejor amigo, por Hallowen, con la misma excusa de siempre de que los espíritus andan libres por las calles los 31 de Octubre y que es solo una noche capitalista para que exploten las ventas en dulces y chocolates, es muy divertida por suerte.

Antes de que el reloj dicte la medianoche, soplo las velas y pido tres deseos...

1. Poder ir a pedir dulces el año que viene.

2. Poder tener el coraje suficiente para besar a Alaric algun día.

3. Tener una razón para ser diferente a los demás de por aquí, me conformo con saber otro idioma que los demás no entiendan como mami.

Mamá y papá se aproximan a mi para abrazarme y felicitarme. Un escalofrío me recorre por el pecho al oír el susurro de ella en mi oído:

─Te amo Lily. Pero ten cuidado con lo que deseas.

Sangre sobrenatural Donde viven las historias. Descúbrelo ahora