11. Secretos y confesiones

470 50 1
                                    

-¿QUE HICISTE QUÉ?- gritó Denna.

-Baja el puto volumen, Almudena- le respondió Juanjo entre dientes aquel lunes mientras entraban a la agencia.

-Madre mía, Juanjo, que se me va a cortar la leche del caramel. ¿Y le comiste la boca así? ¿Y qué? Porque yo no te volví a ver, y tampoco a Martin... ¿os fuisteis juntos a casa?

-No, ¿qué dices? Fue algo sin más, un roce de labios y...

-Juanjo, que nos conocemos, que tú no das un roce de labios y ya. ¡Cuéntamelo todo!

-Pues nos encerramos en un cubículo de esos, y vino el puto Lucas a dar por el culo.

-¿Os pilló Lucas? ¡NO NOS DIJO NADA!

-¿Puedes dejar de gritar?- Se metieron al ascensor y en voz muy baja prosiguió, sin decir nombres, porque habían un par de personas subiendo con ellos -Le dije que me encontraba mal y que me trajera agua, y cuando se fue pudimos salir y... mira, luego te cuento, ¿vale?

Observaron a su alrededor y aunque las dos personas que estaban en el ascensor no les hacían ni caso, prefirieron callarse, y Denna asintió con la mirada. Cuando se lo contara a Alex iba a flipar, pensó la rubia, aunque quizás se lo contaría antes Martin, ya que eran como hermanos...

Aquel lunes estaba llegando a su fin, y Juanjo no había visto a Martin en todo el día. Según había sabido por su becaria estaba muy liado con algunas reuniones y no creía que fuera a darle tiempo a aparecer. Mejor, pensó, así se evitaba el bochorno de tener que mirarlo a la cara.

-Recoge, que tú y yo nos vamos a hacernos la manicura y una ictioterapia.

-¿Qué dices? Yo no me he hecho la manicura en la vida, Denna... ¿qué es la icoterapia?

-Ictioterapia, y ya verás lo que es, seguro que te gusta, como la manicura. Venga, date aire porque tienes que contarme muchas cosas.

-Vale dragona, calma, tengo que recoger todo esto y...

-En quince minutos nos vemos en el parking, que he traído el coche. Te quiero, yuanyu.

No le dio tiempo a responder porque su amiga ya se alejaba muy rápido de su mesa. Menuda tarde le esperaba... y él que quería desconectar del temita de los huevos.
Con un suspiro se puso a recogerlo todo y salir de allí.

-...la cosa es que se nos fue el santo al cielo- decía Juanjo mientras observaba cómo le pulían las uñas- y de pronto escuchamos unos golpes en la puerta. En resumen, era Lucas, y le dije... le dije que me había sentado algo mal y que necesitaba agua, yo me quería morir de la vergüenza, pero es que fue lo primero que se me ocurrió.

-¿De cagaleras, Juan José?- y Denna empezó a descojonarse haciéndole señas a su manicurista para que parara de pintarle las uñas unos segundos- ay pero por favor, no puedo más, menudo cuadro.

La rubia siguió riéndose y a Juanjo se le escapó una carcajada acompañando a su amiga, es que si lo pensaba bien...

-Bueno, en ese momento estaba sentado encima de Martin en un váter de la discoteca y al uruguayo aporreando la puerta, tenia que inventarme una excusa para que pudiéramos salir de ahí sin ser vistos juntos. Y no, no nos fuimos juntos a casa... yo me fui directamente a la mía, y no supe nada de Martin ni de nadie.

-Entonces qué, ¿vais a repetir?

-Ni de coña, vamos... fueron unos besos tontos, íbamos borrachos y... en fin, que no. Y espero que se nos olvide pronto.

-Espero que me estés vacilando, si escupís tensión sexual con cada encuentro que tenéis, ¿qué dices?

-Tu flipas, Almu. En serio, no fue nada, nada de nada.- le dijo Juanjo, autoconvenciéndose inconscientemente él mismo de esas palabras- Ahora a seguir con la vida... oye, esto de la manicura es maravilloso. ¿Cómo pueden brillarme tanto las uñas?

ETERNOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora