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El ambiente en la sala de estrategia estaba cargado de expectación. Hashirama, con su carácter usualmente jovial, mostraba una seriedad inusual mientras trazaba con precisión las rutas en el mapa extendido ante él. La misión de reconocimiento que estaba organizando no era simplemente una más; se trataba de un esfuerzo crucial para identificar las áreas donde la batalla era más probable, con el fin de proteger a la aldea y sus habitantes.

—Es esencial que mapeemos estos lugares peligrosos —dijo Hashirama, señalando varias zonas marcadas en rojo-. Los equipos han sido seleccionados meticulosamente para maximizar nuestras posibilidades de éxito. Quiero que todos sean extremadamente cuidadosos.

A medida que leía los nombres de los integrantes de cada escuadrón, el ambiente se volvió más tenso. Madara lideraría un equipo con Mikuni y Satoshi, mientras que Tobirama estaría al frente de otro equipo con Aisuru y Fukao. La mención de Mikuni hizo que Aisuru frunciera el ceño ligeramente. Aisuru no soportaba a Mikuni; la cercanía de esta mujer a Madara siempre la ponía de mal humor, pues parecía disfrutar provocándola.

Sin embargo, la incomodidad de Aisuru se disipó un poco al saber que estaría bajo la protección de Tobirama, alguien en quien siempre había confiado. El alivio que sintió fue evidente, y el ligero asentimiento que Tobirama le dirigió la reconfortó.

—Partiran al amanecer —anunció Hashirama, dando por finalizada la reunión.

Madara, con su habitual postura imponente, asintió en silencio, sin hacer comentarios sobre la asignación de los equipos. Por su parte, Tobirama mantenía una expresión imperturbable, pero la determinación en sus ojos era inconfundible.

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El amanecer trajo consigo una calma inquietante. La aldea estaba envuelta en una suave neblina, y el aire fresco de la mañana les erizaba la piel. Los escuadrones se preparaban para partir, ajustándose sus armaduras y revisando su equipo. Madara y Tobirama, vestidos con sus armaduras roja y azul respectivamente, parecían encarnar la fuerza y el poder de sus clanes.

Aisuru, por su parte, había optado por una vestimenta que combinaba practicidad con elegancia. Llevaba una blusa sin mangas tipo kimono en un suave color amarillo pastel, con el emblema Uzumaki estampado en la espalda. Un obi negro acentuaba su pequeña pero bien delineada figura, complementado por un pantalón corto negro y medias translúcidas. Sus calzados ninja en color negro completaban su atuendo, mientras que su largo cabello estaba recogido en una coleta alta, con dos mechones cayendo a ambos lados de su rostro. Cargaba una pequeña mochila azul oscuro, lista para la misión.

Satoshi y Fukao, al verla no dudaron en intentar coquetear con la chica.

—Parece que tenemos una cita antes de la misión, Fukao —bromeó Satoshi, guiñando un ojo.

Fukao rió, asintiendo. -Aunque conociendo a Aisuru, probablemente nunca aceptaría ninguna cita con nosotros.

Aisuru, disfrutando del ligero coqueteo, sonrió de forma burlona y se cruzó de brazos.

—Ni en sus mejores sueños —respondió con mofa, sacudiendo su cabello con un gesto desdeñoso.

Antes de que los chicos pudieran responder, Tobirama se acercó con una mirada seria.

—Aisuru —dijo, con ése tono grave que le ponía los pelos de punta—, ¿por qué te has quitado las vendas? Estás demasiado expuesta así.

La pelirroja lo miró por un momento, visiblemente irritada, antes de darle la espalda con un ademán brusco, como una niña haciendo un berrinche.

Rojo Escarlata ➸ Madara ; TobiramaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora