Durante gran parte de mi tiempo, me encontraba inmersa en constantes disputas con Lyon. Debo confesar que la celosía me acompañaba, y como todos, poseía mis imperfecciones. Ella desaprobaba mi elección de faldas y vestidos, lo que generaba tensiones entre nosotras. La dinámica de nuestra relación se tornó tóxica, a pesar de mis esfuerzos por preservar lo que habíamos construido. Habíamos trazado numerosos planes, pero había momentos en que ella se ausentaba para visitar a su padre o a su tía, lo que me dejaba sumida en la desatención. Esta situación me resultaba incomprensible, pues había sido una niña privada de atención y había encontrado en ella lo que tanto anhelaba.
Las discusiones eran frecuentes; a menudo le reclamaba su falta de atención y, sin duda, intenté cambiar diversos aspectos de mí misma. Sin embargo, cada vez que discutíamos, sus palabras me herían profundamente. Me sentía desbordada y afectada en múltiples aspectos por los celos que se intensificaban. A pesar de todo, no me arrepiento de nada; prefiero recordar los momentos gratos. Nunca hablé mal de ella ni me expresé con desdén, al contrario, siempre me esforcé por brindarle lo mejor de mí, incluso cuando otros intentaban socavar nuestra relación.
Las lágrimas eran inevitables cuando ella me menospreciaba o cuando nuestras peleas escalaban. Reconocía que en ocasiones merecía su reproche, aunque me costara aceptar que no la dejaba ser libre. Mis propias luchas personales, como los problemas familiares o cuando se fué mi hermana, complicaron aún más nuestra relación.
Una noche, tras una acalorada discusión sobre una mentira que me había dicho, ella decidió poner fin a nuestra relación, no sin antes proferirme insultos dolorosos.
Después de la ruptura, lloré desconsoladamente y le imploré una segunda oportunidad, ofreciéndole tiempo para mejorar y prometiendo que si no lo lograba, no volvería a cruzar su vida ni como amiga. Sin embargo, su negativa fue contundente. Aceptar que nuestra historia había llegado a su fin fue un proceso doloroso, especialmente tras haber soñado con un futuro juntas y planes de formar una familia.
A pesar de todo lo sucedido, nunca hablé mal de ella ni me quejé. Siempre le guardé un profundo cariño y nunca dejé de reconocer que nuestras dificultades surgieron por mis celos y otros problemas complejos. Al enterarme de que había destruido los regalos que le había ofrecido con tanto esfuerzo y amor, mi corazón se quebró. Comprendí que a veces, los sacrificios no son valorados y que quizás no estábamos destinados a estar juntas; ella no estaba preparada para una relación madura.
No obstante, yo tampoco era perfecta y cargaba mis propias imperfecciones. Acepté nuestra amistad después de que ella decidiera bloquearme tras la ruptura. Su decisión de borrar todos nuestros recuerdos en un solo día fue dolorosa, pero no guardo rencor hacia ella. Siempre será la persona a quien abrí mi corazón y amé con toda mi alma. Este dolor es profundo, pues luchamos arduamente por lo nuestro para rendirnos tan fácilmente. Reconozco su orgullo y puedo afirmar con sinceridad que di lo mejor de mí en esta relación.
Después de terminar mi relación con Lyon, comencé una nueva etapa en mi vida. Guardé todas sus cosas en una caja y sellé sus fotos en una carpeta que prometí no abrir. Conservo sus canciones y audios, sin borrar nada, porque hacerlo sería una inmadurez de mi parte. Quien realmente ama con el corazón no actúa así. Todo lo relacionado con ella lo mantuve, y con el tiempo empecé a sentirme mejor. Reflexioné sobre el hecho de llorar por alguien que no se preocupa si estoy bien o mal, alguien que se siente bien al ver todo lo que compartimos destruido. No vale la pena sufrir por eso.
A pesar de todo, le deseo lo mejor y que cada uno de sus sueños se cumpla. Ahora la veo como una amiga y la sigo apreciando; sigue siendo importante para mí. Si alguna vez me necesita, estaré ahí para ayudarla, a pesar de todo lo que vivimos juntas. Amé con todo mi ser y di lo mejor de mí, entregando mis sentimientos y mi corazón.
Con el paso de los días, recibí consejos de muchas personas y empecé a valorar me a mí misma. Participé en un concurso de baile, tomé un curso de boxeo y conseguí un trabajo como cajera. Espero que en el futuro me vaya bien y que encuentre a la persona adecuada. También estoy asistiendo a terapia para seguir progresando.
Sin embargo, sé que si algún día me necesita, estaré allí, pero no le daré otra oportunidad. La posibilidad de reiniciar nuestra relación se ha cerrado; así como ella llegó a su límite, yo también llegué al mío. Tengo que aprender a amarme, valorar me y respetarme. Si no me valoro ni me doy mi lugar, nadie lo hará por mí.
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amor ,dolor y sufrimiento
SonstigesSu vida se basa en amor dolor tristeza y sufrimiento ,ha llorado a mares ,desde que tiene memoria , el abandono le ha perseguido desde que nació , su vida mejoro por un tiempo luego de conocer a Lyon ,Pero con el tiempo volvió hacer la misma de ante...