Epílogo

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Revisé por todas partes de la habitación, pero no logré encontrar ni rastros de mi anillo

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Revisé por todas partes de la habitación, pero no logré encontrar ni rastros de mi anillo. Llevaba varias horas buscándolo por toda mi habitación y comenzaba a frustrarme.

Mamá me mataría si se enteraba que lo perdí.

Me detuve un momento al escuchar la puerta ser tocada.

—Pasé—dije mientras buscaba debajo de mi cama.

La puerta se abrió lentamente, y escuché pasos ligeros entrar en la habitación. Sin levantar la vista, continuó hurgando.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —la voz de kaiser me hizo sobresaltar y darme un golpe en la cabeza.

Suspiré profundamente y saqué la cabeza de debajo de la cama para mirarlo.

—Perdí el anillo de mamá— admití, dejándome caer sobre el suelo en señal de derrota. —He estado buscándolo por todas partes y no puedo encontrarlo en ninguna parte.

El solo soltó una risa por mi tragedia.

—No es la primera vez que pierdes algo. ¿Recuerdas cuando extraviaste el libro de runas y lo encontramos en el congelador?

Rodé los ojos, aunque no pude evitar sonreír ligeramente al recordarlo.

—Sí, pero esta vez es diferente. Este anillo es importante.

—Ese libro también lo era— replicó con burla, mientras se arrodillaba a mi lado—. ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?

Fruncí el ceño, tratando de recordar.

—No lo sé exactamente. He estado tan ocupada con mi titulación que ni siquiera noté que lo había perdido hasta hoy.

—¿Ya buscaste en el desastre que tienes por librero? — preguntó, señalando hacia mi estante, donde una pila de libros, papeles y otros objetos se apilaban de manera desordenada.

—Ya lo he hecho— respondí, mientras me levantaba del suelo—Espera, podría intentar hacer algún hechizo. Quizás así pueda encontrarlo más rápido.

Observe como Kaiser se tensó de inmediato.

—¡No! — exclamó con fuerza haciendo saltar en mi sitio. Al darse cuenta de que había sido demasiado brusco, rápidamente intentó suavizar su tono. —Quiero decir... seguramente está por ahí, no es necesario recurrir a la magia tan pronto. Además, ya sabes lo agotadora que puede ser.

Lo miré confundida por sus palabras, él usaba magia hasta para buscar su billetera.

—¿Estás bien? —pregunté, levantando una ceja.

—Sí, sí, claro—respondió rápidamente, evitando mi mirada—Solo creo que es mejor buscar un poco más antes de usar la magia, ¿no crees? Además, seguro que está por aquí en alguna parte. No es la primera vez que algo desaparece solo para aparecer en el lugar más obvio.

El Encanto PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora