Gym en casa

ten

Encontrar a JiSung en la universidad después de la hora salida nunca fue tan difícil cuando aún estaba con MinHo. Habían pasado más de veinte minutos y él no aparecía por ningún lado, Felix se estaba desesperando, habían quedado de irse temprano porque tenía que recibir a ChangBin ese día; con el nuevo horario de clases, solo se veían los miércoles y viernes, así que no podía saltarse ni una de las reuniones.

Luego de mucho rato de buscarlo logró dar con él, salía de uno de los baños a paso apresurado, su cabello estaba desordenado y venía acomodando su ropa, así que era muy obvio lo que estaba haciendo. Sin embargo, lejos de verse satisfecho como en algunas otras ocasiones lo había visto, se veía frustrado, casi molesto, así que lo mejor era caminar en silencio un rato hasta que él decidiera comenzar la conversación.

La burbuja de tensión e incomodidad se rompió cuando subieron al auto del rubio, apenas se cerró la puerta del copiloto, la voz de Han comenzó a sonar dentro, profiriendo mil insultos expresados con demasiada agresividad.

— Cómo odio a los hombres, son la peor mierda que se pudo haber inventado, son todos unos hijos de puta, ojalá se jodan en el puto infierno.

— ¿Quieres hablar? — preguntó Felix, comenzando a conducir.

— ¡Quiero golpear al maldito! Dime, Lix — el mencionado giró a verlo —, dime, ¿es muy difícil besar a alguien con cuidado? El muy puto me estaba tratando de su jodida muñeca sexual, yo también tengo estrés acumulado, yo también quiero desahogarme, yo también quiero disfrutar mi maldito faje.

—Tal vez todos lo hacen así.

— ¡Te digo que no! Si yo supiera que así es como se supone que sea, no estaría quejándome; se puede tener un acostón en donde los dos disfruten, lo sé porque los he tenido, no soy su perra ni una máquina sexual que pueda usar a su merced.

— Ji, no todos son Lee MinHo — ese comentario podía hacerlo él porque era Lee Felix, de lo contrario, JiSung le hubiera soltado un golpe mortal.

— Ja, ¿quién extraña a ese maldito? Por eso te digo que los hombres apestan, son un experimento social para hacernos pecar y luego crearnos conflictos en la cabeza, ojalá les den por culo a todos.

— Mi vida, eres un hombre, y te dan, no tienes derecho a opinar.

— Estoy en todo mi derecho, ¿qué se creen esos imbéciles?

Siguió refunfuñando en su asiento, viendo el camino por la ventana pero sin prestar real atención. Si no lo conociera bien, Felix diría que estaba simplemente frustrado por no encontrar a alguien sexualmente compatible con él, pero sabía que no era solo eso, JiSung quería a MinHo; sin embargo, era demasiado orgulloso para admitirlo.