Capitulo.3

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Todavía ronda por mi cabeza las palabras de Ana, como se atrevió después de tantos años a llamar, no tiene ningún derecho de pensar que tuvo un... es una estúpida.

Ufff mejor respiro, no se puede empezar un buen día sin estar bien, y más hoy.

Hoy debo estar resplandeciente para no quedar por debajo de mi contrincante, como no se cual es su manera de trabajar, debo tomar todas las formas de negociar posible, así siempre estaré un paso por delante.

Las medidas correctas y será perfecto, la oficina estará impecable, mis empleados más eficientes que nunca en fin será la mejor constructora de New York.

— ¡Donde estas! — pregunta mi amiga.

Llegando a la cafetería  — me harta su desepero.

— Ah, ya te veo!!!

La saludo mientras ella me guía hasta la mesa, sonríe un poco y después me abraza fuerte.

— No sabes cómo te extrañe — sus hermosos ojos verdes claro se están  empañando

— No llores nena — me pone sentimental su sentimentalismo — ahora cuéntame de lo tuyo con Drek.

— Bueno aller me llamo para preguntar con estaba, por eso me enteré de su llegada el sábado — se le sube el rubor.

— Sabes que es solo afecto.

— Pero con el tiempo se puede convertir en cariño, en deseo y a lo mejor en... amor. — dice ilusionada

— Lu no me lo tomes a mal. Ok!? — bajo la vista a sus manos, las tomo entre las mías y le vuelvo a mirar — lo que te voy a decir se que dolerá, pero yo no lo sabia hasta hace poco — procigo — Drek y yo tuvimos algo, antes de que me contara que te gustaba.

— A si! — frunce el ceño — estas bromeando no?¡

— Lu mira porque no pedimos una bebida — levanto la mano — un agua...

— No Isabel, mejor no — se levanta abruptamente de la mesa, recoge sus cosas y sale del café con las lágrimas afuera.

Son una bocazas nunca me callo nada, acaso no me lo podía guardar como otro secreto más. No sé pero una buena amiga cuenta la verdad aunque duela.

— Quiere algo Srta. — el camarero llega.

— Un café frío para llevar, ah que tenga leche condensada.

La oficina me queda una calle frente el "CAFÉ" por lo que llego en segundo. Saludo a todos cuando entro haciendo sonar mis tacones.

Cuando el ascensor está punto de cerrarse una mano lo impide, la chica de grandes espejuelos y falda corta entra desperada.

— Que pasa porque bajaste hasta aquí  — suda por todos lados.

— Es que hay un chico en su oficina — dice casi sin aire.

— A que te refieres con un chico — me empiezo alterar.

— Mire.... yo lo intente... pero.... lo siento — se quita los lentes secándose el sudor.

Camil!!! se lo eh dicho muchas veces que nadie puede entrar en mi oficina sin mi presencia, si es necesario que lo impidan hasta con los guardias — Tranquila yo me ocupó de eso, tu tomate un agua.

— Vale — cae rendida en la silla.

Aún así me sorprenden sus palabras quien entraría con una secretaria impidiendo tal cosa, entro despacio en el despacho impregnando mi olfato con una leve fragancia a canela. Mis ojos rápido captan un hombre de por lo menos un metro y medio despaldas en la ventana.

La flor de canela[Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora