Capítulo Dos

133 25 1
                                    


Casi dos años después, Fluke estaba en un lujoso café de Londres, esperando la llegada de su amiga.

Sus pensamientos estaban muy lejos de allí, centrados en Ohm.

Se preguntaba cómo iban a celebrar el segundo aniversario de aquel primer encuentro.

¿Buscando un granero abandonado en medio de la nieve? No, ésa sería una pésima idea, pensó, sonriendo para sí mismo.

A Ohm no le gustaba el frío y tenía poca tolerancia para los inconvenientes.

—Siento llegar tarde —se disculpó una delgada castaña de ojos verdes, dejando una cámara fotográfica sobre la mesa.

—No pasa nada.

—Cariño, si dejas que te siga creciendo el pelo —dijo Sammy entonces, señalando la melena que casi le llegaba a los hombros— la gente va a pensar que quieres ser Rapunzel. —¿Cómo? —exclamó Fluke, sorprendido.

—Rapunzel, ya sabes, la del cuento de hadas. A la que encerraron en una torre y se dejó el pelo largo para usarlo como escala —rió su amiga—.Desgraciadamente para ella, no fue un príncipe azul el que subió por la escala a rescatarla... sino una bruja. Te lo advierto.

Fluke soltó una carcajada. Estaba acostumbrado a la forma de ver la vida de su sofisticada amiga. Hija de un famoso artista, Sammy había sobrevivido a una infancia bohemia e inestable para convertirse en una fotógrafa de éxito. Pero seguía teniendo cicatrices infligidas por unos padres que habían vivido vidas tempestuosas.

—¿Qué tal tu príncipe azul? —bromeó Sammy, después de pedir un café.

—Ohm está muy bien. Muy ocupado, por supuesto, pero me llama todos los días cuando está fuera del país...

—Tu teléfono es el equivalente a una cadena —bromeó su amiga—. Creo recordar que, si lo apagas, te pide explicaciones por triplicado. —No es para tanto, lo que pasa es que le gusta saber dónde estoy. Se preocupa mucho por mí —replicó Fluke—. ¿Sabes que, dentro de diez días, Ohm y yo habremos estado juntos dos años?

—Ah, qué bien. El hombre que no se compromete jamás está buscando una medalla de oro. Podrías dedicarte a escribir columnas de chismes con todo lo que has visto en estos dos años... pero, claro, el mundo tendría que saber que existes y lamentablemente, eres un secreto bien escondido.

—Ohm no soporta la atención de los medios y sabe que a mí tampoco me gusta la atención malintencionada. Estoy contento de permanecer en la sombra —murmuró Fluke, diciéndose a sí mismo, por costumbre, que el tiempo que tenía para disfrutar con Ohm sería tiempo perdido si debía compartirlo con los periodistas—. Ahora mismo, estoy intentando encontrar una forma especial de celebrar nuestro aniversario...

—Ohm no hizo ningún esfuerzo por celebrarlo el año pasado, ¿verdad?- dijo Sammy.

—No lo recordó, había olvidado de que llevábamos un año juntos. Debería habérselo recordado...

—¿Y qué dijo cuando se lo recordaste?

—Nada.

—Entonces, deja que te dé un consejo, —suspiró Sammy—. Si quieres seguir con Ohm Thitiwat,

resiste el deseo de celebrar vuestro segundo aniversario.

—¿Por qué?

—Recordarle que llevan juntos dos años podría hacer soplar el frío viento del cambio.

—¿Qué intentas decir? —exclamó Fluke, angustiado.

Sammy apretó los labios.

—Mira, yo creo que estás perdiendo el tiempo con ese hombre. Ni siquiera se molestó en aparecer el día que te dieron el premio en la escuela de diseño.

Solo su amante, OhmFlukeWhere stories live. Discover now