frat wars ── 𝐉𝐈𝐊𝐎𝐎𝐊

Capítulo 19

Jimin POV

Me abro paso a través del agua, cruzando la línea lo más rápido que puedo. Me esfuerzo mucho esta mañana, sin signos de cansancio, y cada vez que se cuelan pensamientos sobre cosas de la fraternidad o mi mente desliza imágenes de Jungkook en nuestro paseo, vuelvo a expulsar todo ese ruido. El único enfoque que debo tener es mi objetivo. Lo que quiero más que nada. La razón por la que me levanto cada día tan temprano en la mañana.

Los chicos guapos con sonrisas dulces y mechas explosivamente rápidas no deberían distraerme tan fácilmente.

Llego al borde y salgo a la superficie, tomando un largo suspiro antes de volverme hacia el entrenador. Sus labios se fruncen y su cabeza se mueve bruscamente de un lado a otro.

Mierda.

No golpeo al costado del agua como quisiera. Redirijo esa energía para salir al segundo intento.

Esta vez, me concentraré. Esta vez, voy a clavar mí...

Jungkook.

Me quedo helado al verlo sentado acurrucado en un banco a unos metros de distancia. Está acurrucado en su sudadera con capucha, con las manos sujetando su café mientras observa.

Lucho contra mi reacción inmediata de sonreír. No es la primera persona que viene a verme; mis hermanos de la fraternidad pasan por aquí de vez en cuando, y a veces saco el culo de Min de la cama para que me tome el tiempo en los días en los que el entrenador no está aquí, así que no me siento cohibido por su presencia. Estoy... algo más.

Y tuvo que presenciar una carrera pésima.

Le hago un rápido saludo con la mano para que sepa que lo he visto, luego me vuelvo a bajar las gafas y me subo al bloque de salida.

Bien, Jimin. Es hora de lucirse.

Vaya. Eso es lo más parecido a Namjoon que he sonado nunca... Estaría asqueado de mí mismo si no quisiera decir cada palabra.

El entrenador me pide que me prepare, así que despliego mis hombros tensos y tomo posición. En cuanto suena el silbato, me sumerjo y, en cuanto estoy bajo el agua, todo lo demás desaparece. Mi brazada es perfecta, sin esfuerzo, con los pensamientos completamente claros, y empujo ese subidón para que me dure los cien metros de natación. Me doy la vuelta en el otro extremo, imaginando que me mira, impresionado, tal vez excitado, quién sabe, y eso me obliga a ir más rápido. Cada brazada es larga y limpia, y cuando llego al final y vuelvo a mirar al entrenador, esta vez sonríe.

Me hace un gesto con la cabeza.

─Mucho mejor. Otra vez.

Síiiii.

Es difícil no ser engreído cuando prácticamente salgo rebotado de la piscina y vuelvo a hacerlo.

Cuando terminamos media hora después, Jungkook se levanta y me lleva la toalla. Esta vez, no puedo ocultar mi sonrisa mientras agarro la toalla y me la pongo sobre los hombros.

─Esto es una sorpresa.

Sigue sujetando su café como si su vida dependiera de él.

─Me he levantado temprano. Pensé en bajar y ver por qué tanto alboroto.

─Y ahora lo entiendes, ¿verdad? ¿Por qué todo el mundo está tan obsesionado conmigo?

─Con sueños así, ¿estás seguro de que no sigues durmiendo?

Le guiño un ojo. ─Si estuviera dormido ahora mismo, llevarías mucha menos ropa.

Se ríe y escanea la zona, como si comprobara que no hay nadie alrededor, pero sólo hay otras tres personas aquí tan temprano, y a ninguna de ellas le importa una mierda lo que estamos haciendo.

─Ven conmigo. ─Me dirijo hacia el vestuario y siento que me sigue. Su energía nerviosa me contagia, y me apresuro a quitarme el gorro de baño y las gafas, y luego me peino inútilmente el pelo húmedo. En cuanto nos quedamos solos en el vestuario vacío, me vuelvo hacia él y mi diversión aumenta por momentos.

─¿Ahora me vas a decir qué haces aquí? ─pregunto.

─Te lo dije, yo...

─¿Te has levantado temprano? Sí. Casi me arrancas la piel de la cara cuando te desperté a las seis y media. Llevas aquí desde las cinco. Inténtalo de nuevo.

Su mirada se desvía, el lenguaje corporal se repliega sobre sí mismo cuando de repente niega con la cabeza y me mira de nuevo.

─Quería verte.

─¿Por qué?

─Porque han pasado días.

─¿Y?

Su labio inferior hace un mohín. ─Jimin estás en Speedo. No puedes esperar que hable ahora mismo.

─Ah, así que me quieres por mi cuerpo, ¿eh?

Frunce el ceño.

Sonrío más.

─Tú eres el que dijo que éramos una especie de amigos. Los amigos hacen cosas como ésta.

─No. ─Niego con la cabeza─. Los amigos se reúnen en las fiestas. Se toman prestados los apuntes del otro en clase. Los buenos amigos aparecen en los entrenamientos de natación por la mañana. ¿Estás diciendo que somos buenos amigos, Kook?

─Eres imposible.

─Sólo estamos trabajando en nuestra posición.

─Bien. Entonces somos buenos amigos. ¿Qué vas a hacer al respecto?

Por un lado, no dejar de sonreír aparentemente, porque ver cómo se pone a la defensiva por esta conversación me está haciendo desesperar por tocarlo.

─¿Por qué no te enseño esta noche lo que puede hacer un buen y atento amigo como yo?

Traga grueso. ─Aquí.

─¿Qué?

─Tienes llaves para entrar temprano, ¿no? Vamos a... ya sabes. Debido a tu... y tú...

─¿Quieres que te folle en este vestuario?

Casi toda su cara se pone roja mientras su mirada se dirige hacia las cabinas de ducha.

─¿T-tal vez ahí dentro?

─¿Y si nos atrapan?

Esa pregunta atraviesa la lujuria que se apodera de él.

─No tenemos que hacerlo ─dice pareciendo más como él mismo─. Yo... sólo pensé...

─Sí.

─¿S-... Sí?

─Pero tenemos que encontrarnos aquí temprano. Así, si alguien nos pilla, podemos decir que yo quería entrenar y tú estás aquí para cronometrarme. Mañana a las cuatro de la mañana. ¿Crees que puedes levantarte entonces?

─Sí. Yo también puedo ser un muy, muy buen amigo.