Cap 31: Chico de mi barrio con la cara sucia y el cabello largo

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Shely


–El perímetro está asegurado, luna y sol preparados para el lanzamiento.

–¿Luna y sol?

Puse los ojos en blanco ignorando al chico. Este sería un largo día.

–Son nuestros nombres claves –solté con fastidio mientras ajustaba mis armas y mis púas en un moño seguro.

–Sé lo que son –sonrió ajustando sus botas, luego se colocó de pie tomando el chaleco antibalas– solo me parecen algo peculiar.

–Seguro tuvo mucho tiempo sin oficio para pensarlos –fulminé con la mirada al piloto quién ni se inmutó ante mi presencia.

El avión ya había llegado a su destino. El plan era escabullirnos en un lanzamiento de contrabando sin que nadie nos notara. Estábamos en sentido contrario, así que abría que caminar un largo trecho hasta llegar a un área más cercana. En un bosque lleno de insectos y bichos peligrosos con una temperatura desagradable, sumando las armas pesadas y el traje caluroso...todo eso, por tener un compañero inútil que no posee mi velocidad.

Si, sería un largo trecho.

–Estamos listos para el lanzamiento –avisé por el comunicador en mi muñeca. La compuerta comenzó a abrirse enseguida.

–E-espera...¿No tendremos paracaídas? –la cara del novato fué de horror absoluto. Casi me reí al verlo.

–¿A caso le temes a la altura? –levanté una ceja ajustando por último mi cinturon. Ésta vez llevábamos trajes verdes, necesitábamos camuflarnos en nuestro alrededor. Me veía totalmente diferente a mis habituales trajes negros, pero era necesario.

Tom en cambio...iba súper forrado, como esos militares de guerra. Casco, chaleco, botas gruesas, francotirador, más las armas pequeñas y municiones. Me imagino el peso que su cuerpo tendría que soportar.

–No realmente, pero me gusta la posibilidad de continuar viviendo –hizo una mueca dando saltitos para preparar el cuerpo.

Fué algo que me descolocó.

Emer hizo lo mismo cuándo fué contra los robots de la noche anterior. Hasta me atrevo a decir que ambos tienen ese aire de confianza, esa sonrisa, esa mirada...

¿Por qué cada vez los comparaba más? Es ridículo y tonto.

Pero aún así lo seguí observando. Se sentía extraño.

De nuevo.

Y me molestó sin razón alguna.

–Escúchame bien, novato –me paré al frente con la mirada en alto. Él se quedó inmóvil enseguida con la mirada seria– no sé de qué eres capaz realmente, si es que eres capaz de algo. Así que mantente al margen, no quiero cobardes a mi lado ni mucho menos débiles inservibles. No me estorbes y no realices ninguna pregunta estúpida. Acá estamos en territorio peligroso, lejano y extraño. Dónde una bala que te retrace no me hará detener mi rumbo, deberás continuar siempre, a menos que acabes muerto. Pero sobre todo... harás exactamente lo que yo te diga.

Tom asintió decidido. Al menos era algo.

–Muy bien, andando.

–¿Cómo piensas baj- ¡AAAAAHH!

Lo tomé del cuello de la camisa y salté del avión.

Sus gritos fueron un caso. Disfruté libremente los segundos en los que estuvo en caída libre girando y pateando desesperado hasta que logró estabilizar el cuerpo en el aire. Me miró con mala cara.

En tu mirada rubí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora