Son las tres de la mañana de un jueves de setiembre.
Aún no me puedo dormir, y no es porque no lo haya intentado. Ya he puesto la alarma para madrugar al día siguiente, he dejado en sonido el celular sobre la mesa de luz, y trato de cerrar los ojos y dormir.
Lo intento una y otra vez, y no lo consigo. Los pensamientos en mi cabeza, vienen y van, en un vaivén, como si nunca fuera a parar.
Son pensamientos que no me gustan tener, pensamientos que vienen en ocasiones a hacernos preguntas, replantearnos cosas, sentirnos culpables, vacíos.Quien dijo que la noche es para dormir, se ha equivocado. Es en la noche cuando a todo lo que hice oídos sordos durante el día aparece como una bomba a punto de detonar.
Y no es algo de ahora. Ya hace tiempo me viene pasando, los temas van cambiando dependiendo de la situación que esté atravesando. Pero uno siempre vuelve.
Me pone triste.
Me hace llorar.
Me hace preguntarme cosas que no sé si voy a tener respuestas, solo porque no me animo a hablar y a preguntar.Creo que todos hemos pasado por esto alguna vez. Hasta he buscado en Internet y en cierta medida, alguna coincidencia encuentro.
Tengo 24 años. Tengo una hermana menor y la adoro. Nos llevamos 2 años de diferencia. Siempre compartimos todo, desde niñas nos daban a ambas lo mismo por igual. Misma ropa, diferente color. Mismos accesorios, diferente dije o color.
En ese tiempo, nunca se me pasó por la mente los pensamientos que hoy embargan mi cabeza. O quizás en la adolescencia pasaron, pero lograba callarlos.La adolescencia. Sí que empecé a notar diferencias. Mientras a mi nuestros padres me limitaban, "no puedes ir a los bailes", "no puedes ir a la plaza que es peligroso", "si sales te acompaño", "no puedes tener novio hasta los 15". "Déjate el pelo largo y no te lo cortes hasta los 15 años".
Mientras yo era todo eso. Para mi hermana era todo lo contrario.
Ella sí iba a la plaza, sí comenzó ir a los bailes, sí tuvo novio antes de los 15 (aunque mis padres no se enteraron) y sí se corto su pelo antes de su fiesta de 15 años. Ya desde ahí sentí que no había hecho nada de lo que quería. Que me hayan limitado, me limitó a mí.
Mis decisiones, mi personalidad.
Todas las cosas que no pude hacer, y que mi hermana sí las hizo, quedaron grabadas en mi mente. Y tendía a culpar a mi madre por ser la causante de todo esto.
Me sentía mal. No sabía como afrontarla. No sabía como lidiar con ello. Pero como siempre, guardé todo en lo profundo de mi ser y seguí con mi vida.En 2018 comencé la Universidad. Me mudé a otra ciudad a estudiar en una Universidad Privada ya que la carrera que queria estudiar no estaba donde vivia. Había ganado una beca del 50% y mis padres decidieron que me pagarian la carrera. Por el contrario, mi hermana quedó viviendo con ellos, y estudió la carrera que escogió en una Universidad Pública, ya que allí si estaba la carrera que ella quería.
Mis padres, los cuatro años que estudié me pagaron la residencia, pasajes, comida y gastos personales. Querían que me enfocara en la carrera y que no me preocupara por otras cosas.
No sé si fue la distancia. Pero cada vez que iba a mi verdadera casa, sentía un distanciamiento entre mi madre y mi hermana. A veces charlaban entre ellas. A veces me mostraban cosas que mi madre le había comprado. O mi hermana planificaba viajes con sus amigos y mis padres le daban dinero. Yo me sentía mal. Si bien ellos me daban dinero, siempre traté de ser cuidadosa y no gastar mucho, ya que era por su esfuerzo y trabajo. Y el ver que le regalaban cosas a mi hermana cuando a mi no, me dolía un poco.
Y así pasaron los meses, y con los meses los años.
Mi hermana en cada oportunidad viajaba, y mi madre le compraba cosas. Mientras que a mi no me daba la cara para pedirle más dinero para comprarme algún capricho.
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Pensamientos nocturnos
RandomLos padres dicen que no tienen hijos favoritos. ¿Es esto cierto?.