La Princesa y el Vínculo Mágico ✔

Reconciliación

El carruaje se movía lentamente por el camino nevado, y yo me encontraba en un rincón, absorta en mis pensamientos. Mi mente estaba sumida en un mar de confusión, tratando de entender todo lo que había sucedido en el palacio. La conversación con mi padre, sin embargo, parecía algo lejano mientras mi corazón seguía perturbado por las últimas horas.

Mi padre estaba sentado enfrente de mí, observándome con una intensidad que no podía ignorar. A menudo lanzaba miradas hacia el exterior, intentando no mostrar que su preocupación era más que evidente. Sentí su presencia más como un peso sobre mis hombros que como un apoyo reconfortante. Sabía que estaba pendiente de cada uno de mis movimientos, de cada expresión en mi rostro.

Finalmente, no pudo contenerse más y rompió el silencio.

—¿Por qué has estado tan distante hoy? —su voz era suave pero cargada de una intensidad que no podía ignorar. Me dirigió una mirada que sugería que algo no estaba bien, una mirada que parecía estar esperando una respuesta más sincera de la que le había dado.

Me giré hacia él, con un esfuerzo consciente para devolverle la mirada, aunque mis pensamientos seguían nublados. Aguardé un momento antes de responder, mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas.

—Solo estaba siendo amable, padre —dije finalmente, tratando de mantener la calma en mi tono. Mi intención era desviar la conversación de lo que realmente me preocupaba.

Mi padre frunció el ceño, claramente no convencido por mi respuesta. Su mirada se hizo aún más penetrante, como si estuviera tratando de desentrañar un secreto oculto detrás de mi cortés fachada.

—No te lo crees ni tú —comentó, con un tono que llevaba consigo una mezcla de decepción y comprensión. Era evidente que no le había engañado con mi intento de evasión, y él sabía que había algo más detrás de mi actitud distante.

Me di cuenta de que no podía seguir evitando la pregunta. El peso de mi silencio estaba cargado de lo que no quería decir. Mi mente seguía vuelta hacia los momentos compartidos con Nyx, su cálida sonrisa, y la forma en que me había hecho sentir especial. Mis sentimientos hacia él eran complicados y confusos, algo que no estaba lista para discutir, ni siquiera con mi propio padre.

Así que, en lugar de responder directamente, me incliné hacia la ventana del carruaje y dejé que el paisaje nevado absorbiera mi mirada, mientras mi corazón seguía revoloteando en la confusión que había dejado en el palacio. La fría realidad era que, por más que intentara evitarlo, la presencia de Nyx había dejado una marca indeleble en mi corazón, una marca que aún no estaba lista para explorar del todo.

Mi padre observó mi silencio con una mezcla de frustración y preocupación, y su mirada se desvió hacia la ventana, como si esperara que el paisaje le proporcionara respuestas a las preguntas que no quería hacer. Y así, el carruaje continuó su marcha hacia el hogar, mientras el peso de lo no dicho seguía flotando en el aire, inconfundible y persistente.

El carruaje nos llevó de vuelta al palacio, y al llegar, me bajé rápidamente y me dirigí directamente a mis aposentos. La experiencia en el castillo de Nyx había dejado una marca profunda en mi corazón, y necesitaba descansar para procesar todo lo que había sucedido. Decidí no ver a nadie ni hacer nada más que recuperar mis fuerzas en la tranquilidad de mi habitación.

Pasaron varios días, y finalmente, mi padre y yo decidimos dar un paseo por el palacio. Mientras caminábamos por los pasillos adornados y los jardines nevados, el silencio se volvió casi tan pesado como las preguntas no respondidas. Mi padre, con su característica preocupación, rompió el silencio con una pregunta que había estado esperando.

—Lyriselle —comenzó con un tono serio—, ¿sigue siendo el mismo tu pensamiento sobre el casamiento con el príncipe? ¿No has cambiado de opinión en estos días?