Stay with me I /Satosugu (completada)

Capítulo 20

Suguru siempre ha sido de esos tipos que planean las cosas con antelación, como si la vida fuera un tablero de ajedrez y él siempre supiera cuál será el próximo movimiento. Yo, en cambio, prefiero improvisar, seguir la corriente y ver qué pasa. Así que cuando me dijo que íbamos a salir a comer por la tarde, me sorprendió un poco. No es que no me gusten esas cosas, pero la verdad, no lo veía venir.

—¿Vas a invitarme a comer? —le pregunté, alzando una ceja con una sonrisa burlona—. No sabía que estabas tan desesperado por una cita.

—Alguien tiene que asegurarse de que comas algo decente, Satoru —respondió él, como si fuera lo más obvio del mundo, ignorando completamente mi provocación.

Me quedé mirándolo por un segundo. Había algo en la forma en que lo decía, en esa mezcla de preocupación y sarcasmo, que me hizo sentir algo raro. No en un mal sentido, solo... diferente. Como si, de alguna manera, él supiera lo que necesitaba antes de que yo mismo me diera cuenta.

Así que, sin más que decir, me dejé llevar. Suguru eligió un lugar tranquilo, no muy lejos de la escuela. Era uno de esos restaurantes pequeños, casi escondidos, que no mucha gente conoce. El tipo de lugar que, estoy seguro, él había descubierto en alguna de sus salidas solitarias mientras yo hacía... lo que sea que hiciera en ese momento.

El ambiente era relajado, con música suave de fondo y un olor a comida casera que me recordó que, en realidad, no había comido nada desde la mañana. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, y mientras él hojeaba el menú con esa expresión seria suya, yo me dediqué a observarlo. Es curioso cómo las cosas cambian, ¿no? Hace nada estaba negando todo esto, evitando cualquier cosa que pudiera significar "nosotros". Y ahora... ahora estaba aquí, mirando cómo Suguru decide qué vamos a comer, sin un solo rastro de arrepentimiento.

—¿Qué te apetece? —me preguntó de repente, sacándome de mis pensamientos.

—Lo que sea que elijas estará bien —respondí, sonriendo con despreocupación.

Suguru levantó una ceja, claramente no comprándose mi actitud indiferente, pero no insistió. En cambio, pidió por los dos, asegurándose de que mi plato tuviera lo suficiente para mantenerme callado un buen rato. No es que yo lo haya notado, claro. Estaba demasiado ocupado disfrutando de cómo todo esto se sentía tan... normal.

—Siempre pensé que sería más difícil —dije de repente, sin pensar realmente en lo que salía de mi boca.

Suguru me miró, confundido.

—¿Difícil? ¿Qué cosa?

—Todo esto —respondí, señalando vagamente entre nosotros con un gesto de la mano—. Tú y yo... juntos. Creí que sería complicado. Que no podría manejarlo.

Suguru se quedó en silencio por un momento, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Siempre ha sido así, midiendo lo que dice antes de soltarlo, lo cual es lo opuesto a mí, claro.

—No es que sea fácil —dijo finalmente, con esa honestidad que siempre me ha desarmado—. Pero tampoco tiene que ser complicado. No contigo.

No supe qué decir. Por alguna razón, sus palabras hicieron que algo dentro de mí se calmara, como si estuviera sosteniendo una respiración que no sabía que estaba conteniendo. Solo pude sonreír, asintiendo ligeramente, mientras trataba de no parecer tan afectado.

La comida con Suguru había sido tranquila, una de esas pocas veces en las que podíamos sentarnos y simplemente hablar de trivialidades, dejando de lado toda la mierda que normalmente nos rodeaba. Hablamos de todo y de nada a la vez, de cosas tan simples como el clima, las películas que queríamos ver, o los lugares que algún día, si teníamos suerte, podríamos visitar. Era ese tipo de conversación que hacía que todo pareciera normal, como si no tuviéramos el peso del mundo sobre nuestros hombros, como si nuestra relación no fuera una bomba de tiempo lista para estallar en cualquier momento.