Bakugo Katsuki

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"¡Nos vemos mañana, Blasty!"

Había sido un día agotador para él y su banda, luego de cinco horas practicando sus canciones, al fin era hora de irse.

"Adiós."

Katsuki terminó de despedirse de sus amigos para luego dirigirse a su próxima actividad, el boxeo.
Caminó por las calles al rededor de cinco minutos, por suerte, el lugar donde ensayaban y donde él entrenaba no estaban muy lejos el uno del otro.

Cuando iba a entrar se encontró con un señor mucho más alto y con más musculatura, cabello rojizo y una cicatriz en su rostro. Bakugo no lo había visto nunca en ese sitio, pero no le tomó mucho importancia, después de todo, en aquel lugar se realizaban distintas actividades, desde el boxeo hasta distintos tipos bailes entre muchas otras actividades.

—Buenas tardes, joven Bakugo—saludó amablemente la recepcionista. Ella se encargaba de controlar la entrada y salida de las personas.

—Buenas tardes—devolvió el saludo y sin más se adentró al lugar.

A medida que caminaba se topaba con otros jóvenes que consigo llevaban unos estuches de instrumentos. A simple vista distinguía las guitarras, violines y teclados, luego habían otros que no se notaban que eran, pero ya se imaginaba que podrían ser trompetas, clarinetes y otros más, pues en ese lugar se acostumbra a tocar música clásica.

Música que no es de su agrado, claro que no. A él le encanta el rock, el metal y el hip-hop, esos siendo el género musical principal de su banda.

No les prestó atención y siguió en lo suyo. Llegó hasta el salón donde entrenaba y se dispuso a cambiar su ropa a una que le fuese más cómoda, envolvió sus manos en unas vendas para proteger sus nudillos y muñecas y luego se colocó sus grandes de boxeo.

Desde hace un año y medio que había comenzado con sus prácticas, le ayudaba a mantener una buena condición física, a mejorar su agilidad  y velocidad y también a reducir el estrés que le causaba el estudio, por algo era uno de los mejores promedios—por no decir que el mejor—de su institución, pero sobre todo, le ayudaba a controlar su agresividad.
Golpeó con fuerza y sin piedad a aquel saco, después todo esa era su función.

—Bien hecho, Bakugo—le felicitó su entrenador.—¿Sabes? Pronto habrá un torneo de boxeo al que asistirán los mejores boxeadores de la ciudad. Dime, ¿te gustaría participar?

Bakugo se percató de que le hablaban. Sin embargo, no por eso detendría su entrenamiento.—¿Competir? Tks, será una pérdida de tiempo.

—No lo creo—prosiguió intentando hacer cambiar de opinión al rubio.—Este torneo lleva años haciéndose y desde hace unos cinco años la victoria le pertenece a otro joven. Si logras vencerlo, podrías ganar mucha fama ¿no crees?

Y como si algo hiciera clic en la cabeza del rubio, éste reaccionó dejando el saco de lado y mirando a su profesor.

—¿Cuándo es?

—Aún no sé ha confirmado pero creo que será dentro de uno o dos meses, no estoy seguro.

Si había algo que a Bakugo le gustaba en realidad, eran los retos. Competir contra el campeón con cinco años consecutivos de alguna forma lograba emocionarlo.

Siguió entrenando un par de horas más. Al oscurecer, guardo su cosas y se puso sus audífonos reproduciendo sus canciones favoritas, salió de la sala y caminó nuevamente por los pasillos notando como ya casi todos los salones estaban desocupados, a excepción de uno que aún mantenía sus luces prendidas, no le tomó importancia y siguió su camino.

—Nos vemos mañana, joven Bakugo.—Se despidió la recepcionista.

—Hasta luego.

Se sentía tan cansado luego de un día tan agotador, así que decidió tomar un taxi para ir más rápido a casa. Al llegar le pagó al conductor y se encaminó a su departamento para tomar una ducha que le ayudára a relajar sus músculos.

Estuvo media hora dentro de la tina, al salir solo optó por ponerse su boxer y un pantalón corto ancho, nada más, secó su cabello y se acostó para descansar.

Mañana sería otro día más.

Melodías de amor -BAKUTODO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora