|LA MUJER DE LA PITURA|
—Señor Black—la voz agitada de la ama de llaves no me hace apartar mi vista de él—no lo esperábamos hoy, pero sea bienvenido.
Esta se postra mi lado y le rinde una reverencia como si este fuera de la realeza, la miro confundida sin saber que hacer, pero sin dudas me niego a imitarla.
Parece ignorarla pues no la mira y lentamente se acerca a mí, cuando lo tengo cerca puedo inhalar el olor varonil de su perfume y esto provoca que mi piel se erice. Mi pequeña estatura es opacada por la suya, mi rostro queda a la altura de sus pectorales que bien definidos los puedo ver por la delgada tela de su camisa. Sus dulces ojos color avellana no hacen juego con su tes dura y semblante serio.
Sostengo, que mis ojos nunca habían visto a un hombre tan bello como este.
Toma mi mentón con sus manos, siento lo áspero que son sus dedos cuando levanta mi rostro haciendo que lo mire—¿Quién es ella? —pregunta sin quitarme los ojos de encima.
—Ella es la nueva empleada—responde la ama de llaves.
—Me parece que es algo inútil, mira el desastre que hizo—señala el agua regada.
¿Inútil? Me llamo inútil, mis cejas se fruncen ante su comentario
—Esta aun en prueba amo.
Amo. Ante esa palabra y la actitud sumisa de la ama de llaves, puedo llegar a la conclusión de que él es el dueño de todo esto, prácticamente mi jefe. El mismo sujeto que días atrás vi en un comercial es ahora mi jefe.
—Al mínimo error se va por donde entro—suelta mi mentón de manera tosca—limpia tu desastre.
Me aparta y sigue subiendo las escaleras, lo miro hasta que desaparece entre la oscuridad de la mansión como un ser dogmático o algo semejante.
¿Esto es a lo que se referían Anastasia y Zoé?
¿O solo es la punta del iceberg?
—Ya escuchaste-la ama de llaves me habla y yo sigo sin apartar la mirada del camino por donde él tirano desapareció—limpia todo.
Ahora si vuelve su actitud arrogante y mandona cuando hace unos instantes estaba prácticamente que temblaba. Doy un suspiro profundo y me inclino para recoger el desastre del cual ahora no sé quién es culpable.
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Aun sigo algo estupefacta por la escena de la tarde y quizás sea algo exagerado, pero, el que el sujeto del comercial sea justamente mi jefe es algo que no pasa todos los días.
Pero...es mucho más guapo en persona, sus ojos claros, sus labios carnosos y su cuerpo bien trabajado y fornido me hicieron imaginar lo que sus trajes formales esconden, pero claro que todo eso lo arruina lo insolente que es.
—Vas a quemar la camisa —la repentina presencia de Zoé me sobresalta y despierta de mis pensamientos. Quito la plancha de la camisa y gracias a Dios esta sigue intacta.
—Donde tienes la cabeza, esto sorprendentemente vale cinco veces tu salario.
—Me distraje—trago grueso—no volverá a pasar.
Me analiza y después me muestra otro cesto llena de más ropa—Zoé ¿más ropa por planchar? Aun no termino las primeras que trajiste.
—Entonces mejor apresúrate hermosa, aquí es así—sale de la habitación dejándome con los cuatro y ahora cinco cestos de ropa.
Analizo todo y siento que no puedo más, el dolor en mi espalda y rodillas se ha vuelto más intenso si tan solo me sentara unos minutos lo agradecería tanto. Si no fuera porque Anastasia me brindo un poco de comida hace ratos estaría tirada en el piso.
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POR CONTRATO
Romance¿En algún momento has sentido el temor a ser encontrado? Es ese sentimiento de angustia que llena tu pecho cuando escuchas los pasos de la muerte tan cerca de ti. Así es la historia de Alexandra, una joven que a luchado por mantenerse con vida y cui...