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Todos los miembros de la Liga de los Villanos estaban reunidos en su refugio, un lugar oscuro y casi claustrofóbico, escondido en las profundidades de un edificio abandonado. Las paredes de concreto, cubiertas de grafitis y manchas de humedad, parecían absorber la tensión que flotaba en el aire. El débil resplandor de unas pocas lámparas desnudas oscilaba, proyectando sombras deformes sobre los rostros de los presentes. Un olor a moho y polvo invadía el espacio, acentuado por el frío que se filtraba a través de las grietas de las paredes.

Entre todos los villanos, destacaba la presencia de un joven omega. Su cabello bicolor, mitad blanco como la nieve y mitad rojo como las brasas, captaba la atención, pero lo que más desconcertaba eran sus ojos: uno azul gélido y el otro gris acero. Se veía fuera de lugar en ese entorno, pero su postura, a pesar de la incomodidad evidente, intentaba mantener la calma.

Dabi, quien estaba apoyado despreocupadamente contra una de las paredes, con su habitual expresión indiferente, había reconocido de inmediato al omega. Aunque su rostro no mostró emoción alguna, internamente se tensó. Sabía quién era ese omega. Después de todo, había sido su "pasatiempo" algunas semanas atrás.

Dabi entrecerró los ojos, intentando comprender qué estaba haciendo allí el omega, quién lo había traído y, más importante, por qué. Esa noche había sido solo un momento fugaz de lujuria, nada más. O al menos, eso era lo que había pensado. Después de esa noche, nunca esperó volver a verlo.

Shoto, por su parte, se mantenía erguido, aunque su expresión mostraba desconcierto. Había cometido un error, uno del que ahora se arrepentía profundamente.

¿Cómo había llegado a esto?

Todo comenzó cuando aceptó una invitació inocente de unos compañeros de trabajo. Fue un simple "vamos a beber", algo común después de largas horas de trabajo. Al principio, se resistió, pero la insistencia de sus colegas y el cansancio emocional hicieron que cediera.

Lo que empezó como una simple salida se descontroló rápidamente. Las copas comenzaron a acumularse, y antes de que se diera cuenta, el alcohol nubló su juicio. Fue entonces cuando Dabi apareció, con su actitud misteriosa y peligrosa, y en su estado alterado, Shoto lo encontró extrañamente atractivo. Lo siguiente que recordaba era despertar en un lugar desconocido, con la memoria fragmentada de lo que había sucedido entre ambos. Un error que esperaba dejar atrás, olvidando esa noche.

Pero ahora, ahí estaba, casi un mes después de lo sucedido, de pie frente a Dabi y al resto de la Liga.

Dabi, a pesar de su postura relajada, su mente estaba trabajando rápidamente. El omega no pertenecía a ese mundo. Era evidente que no era uno de ellos, ni lo sería jamás. Pero entonces, ¿por qué lo habían traído? 

― ¿Qué está haciendo él aquí? ― preguntó Dabi con un tono desinteresado, aunque sus ojos azules, fríos como el acero, no se apartaban de los miembros de la Liga. Su mirada era dura, penetrante, como si pudiera ver a través de sus intenciones ―

Shoto sintió que todo el aire en el refugio se volvía opresivo. Abrió la boca, dispuesto a romper el incómodo silencio que lo envolvía como una sombra.

―  Yo estoy aquí porque... ― comenzó a decir, tratando de explicar su presencia, cuando de repente fue brutalmente interrumpido ― 

― ¡Cállate! ― vociferó Dabi.

La orden resonó en el lugar como un latigazo, haciendo que Shoto se encogiera levemente, oprimiendo sus labios en silencio y bajando la mirada al suelo. Un escalofrío le recorrió la espalda, sintiendo cómo la autoridad de Dabi lo aplastaba. No era el joven confiado de antes; ahora, frente al alfa, se sentía vulnerable.

Herencia de Sombras [ DabiTodo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora