Capitulo 7

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Fluke ladeó la cabeza para mirar por la ventana mientras Ohm cruzaba la entrada de una extensa propiedad rodeada de un verde y bien cuidado césped.

La casa, modesta en comparación con la extensión de la propiedad, apareció al coronar una colina.

Era espléndida. Dos plantas con buhardillas y hiedra colgando de la fachada.

Ohm aparcó frente al garaje. Les seguía el coche que llevaba al servicio de seguridad. Uno de los guardas apareció y abrió la puerta.

Lo cubrió protectoramente, protegiéndolo de... ¿qué? Sólo se hizo a un lado cuando Ohm le tomó la mano.

—No soy un inútil, ¿sabes? —dijo Fluke secamente cuando él lo atrajo hacia sí. Sin embargo, habría mentido de haber negado que toda esa ayuda le encantaba. El cuerpo más grande era cálido y fuerte. La idea de que ya no estaba solo casi le hizo llorar.

—Lo sé —contestó él con su rudo acento—. Pero acabas de salir del hospital, y estás embarazado. Si hay un momento en que necesites ayuda, ése es ahora.

Fluke se relajó, negándose a estropear los primeros momentos en su nuevo hogar.

Hogar.

La palabra le golpeó en el pecho, pero sacudió la cabeza. Fluke no tenía ningún hogar.

—¿Sucede algo? —preguntó él cuando se pararon frente a la puerta.

Avergonzado por el despliegue de emociones, Fluke negó con la cabeza.

Ohm abrió la puerta y entraron en un amplio recibidor del cual surgía una elegante escalera que se curvaba en la parte superior donde un pasillo conectaba ambos lados de la casa.

—Ven al salón. Yo me ocuparé de tus cosas.

Fluke se dejó conducir hasta un cómodo sillón de cuero que ofrecía una bonita vista del patio.

¿Cómo sería vivir en una casa así?

Llena de risas y de niños. De repente, se le ocurrió que era totalmente posible que parte de ese sueño se hiciera realidad.

Fluke contempló la hinchada barriga y la acarició. El bebé dio una patada y él sonrió.

Quería darle a su hija todo lo que él jamás había tenido. Amor, aceptación. Un hogar estable.

¿Le proporcionaría Ohm todo eso?

Todo, menos el amor. ¿Podría Fluke amar a su bebé lo bastante para compensar la existencia de un padre que no lo quería a él ni a su padre? Había hecho justo lo que se había jurado a sí mismo que nunca haría.

Ohm entró en el salón con las dos maletas de el joven.

—Subiré esto arriba y bajaré a preparar algo de comer. ¿Necesitas algo mientras tanto?

—Estoy bien —contestó Fluke, nervioso ante tanta consideración.

—Bien. Entonces, volveré enseguida.

Le oyó subir las escaleras y se acercó hasta la puerta de la terraza. Con las manos apoyadas en el cristal contempló el magnífico jardín. Era precioso, pero tenía un aire casi estéril, como si nadie lo tocara jamás. Parecía... artificial. Sin un ser vivo. No como el mar, siempre vivo, rugiente y, a veces, pacífico y sereno.

Una mano se apoyó en su hombro y dio un brinco. Al girarse, vio a Ohm con expresión dulce.

—Siento haberte asustado. Te llamé, pero al parecer no me oíste.

Amorío SecretoWhere stories live. Discover now