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Cidelline Dell

-Cid, hazme caso.

-Riley, espera un momento, por favor. Estoy intentando maquillarme.

Mi mejor amiga frunció el ceño desde la pantalla de mi celular. Sus cabellos lacios caían sobre su rostro y comenzó a soplar para apartarlos.

-Hace tres meses que te fuiste y parece una vida entera.

-Deja el drama, Ily.

-No es drama, Cid. Te extraño mucho, y Diego también está bastante deprimido.

-Últimamente no hablamos mucho.

Era cierto; mi mejor amigo y yo no habíamos intercambiado una palabra desde mi despedida hace tres meses.

-¿Qué harás ahora en Gurren?

-Preferiblemente respirar -solté una pequeña risa-, pero la verdad es que no sé qué hacer. Tengo que cuidar a mi hermano y mamá trabaja mucho en los eventos.

-Te gusta modelar.

-Ni siquiera digas eso, no voy a modelar aquí.

-¿Por qué? Eres bonita, tus rizos son preciosos y te encanta el modelaje y la moda. No seas terca.

-Es una tontería.

-No lo es. Pasaste un curso de modelaje aquí siendo la mejor de tu clase. Además, de pequeña siempre llevabas vestidos y labial.

Sacó de una gaveta una de nuestras fotos de la infancia. Riley me sujetaba los hombros, vestida de negro como siempre, mientras yo llevaba una falda rosa pastel y una blusa de tirantes blanca. También tenía labial rojo, y ambas nos faltaban dientes.

-Y pensar que yo tenía 10 años y tú 9.

-Cid, soy tu mejor amiga desde hace 17 años. Sigue tu sueño. La amiga de tu mamá, Fyola, ¿no? Es modelo.

-Ajá.

-Dile que quieres trabajar con ella y listo. Conocerás todo el país, harás giras. Imagina, Cid: Diego, tú y yo en París, comiendo baguettes.

No pude contener la risa y solté una carcajada que casi me hace caer la paleta de sombras.

-Mierda -recogí del suelo una revista-. Es el modelo del momento, también fotógrafo. Dupont.

-¡Es muy guapo!

-No lo puedo creer. Está aquí en Gurren.

Mi amiga abrió la boca de par en par y antes de colgar dijo: "Cómelo".

Típico de Riley.

Ese hombre tiene literalmente 25 años; además, nunca vamos a coincidir.

Aunque la verdad es que sí está bueno.

Odiaba Gurren. Extrañaba mucho Velian; ahí crecí con mis padres y mi mejor amiga Riley (con la que acabo de hablar por teléfono).

Luego mis padres se divorciaron y ahora estoy en este horrible pueblo donde nació mamá.

Aquí nació mi hermano Caesar, hijo del otro matrimonio de mamá, con el que engañó a papá, claro.

Bajé a la cocina a buscar algo de leche y encontré una de las típicas notas de mamá.

"Cid, hoy vamos a un evento en la noche. Ponte guapa y arregla a Cae. Besos."

No quiero ir.

Fue lo primero que pensé. Llamé a mamá para aclararlo, pero como era de esperar, me amenazó prácticamente de muerte.

Tomé mi taza de leche con café y mis quesadillas de jamón. Subí a mi habitación para ver qué podía ponerme.

Intenté llamar a Diko (Diego) para hablar un rato, pero justo como había pasado en los últimos meses, no contestó. Riley estaba en el colegio, así que me tocó escuchar a Bad Gyal.

-Por culpa de mi madre nací bonita~

Tomé dos vestidos en mano: uno azul marino y el otro rojo vino. En plan Lana del Rey.

Opté por el rojo; me hacía unas curvas preciosas. No quiero ir al evento, pero al menos debo verme hermosa.

-Cae.

Mi hermano estaba sentado en el suelo con sus juguetes.

-Agh.

-Sí, ya sé que tú tampoco quieres ir.

Lo tomé en brazos y su piel ligeramente morena brillaba porque mamá lo baña prácticamente en crema de coco.

-El rojo, Cae, para ir combinados.

Mi hermanito solo me babeó como respuesta.

Mientras trataba de definir mis rizos en la habitación, escuché un anuncio en la televisión.

"Hola, ¿qué tal, queridos ciudadanos de Gurren? Hoy en el evento Tell Golden, protagonizado por la violinista y también modelo Georgia Dell, estará fotografiando el increíble Dupont y su hermana gemela. No falten."

¡¿Qué?!

-Ese jodido fotógrafo cree que es el mejor solo por ser apuesto y sacar buenas fotos. Lo odio. Aunque sus fotos son impresionantes y su rostro también.

Hablando sola. Ya era lo último que me faltaba.

-¿Cae?

Mi hermano no estaba en su habitación. Comencé a buscarlo en la cuna del cuarto de mi madre y nada.

-¡Caesar!

Sin respuesta, claro, porque es un bebé de meses.

Decidí calmarme y seguir buscando.

De repente, estalló un llanto desgarrador.

Corrí escaleras abajo a toda velocidad y encontré a Caesar tirado en el sofá, llorando con una mirada asustada.

Escuché la ventana de la cocina cerrarse y, al salir, vi que efectivamente alguien había entrado en casa.

Eso hizo que todos mis sentidos se activaran. Revisé a Caesar y noté que sus brazos estaban marcados con dedos rojos, como si lo hubieran agarrado con fuerza. Le di un beso en la cabeza.

Poco a poco, su llanto se calmó.

-Tranquilo. Shh, shh.

Comencé a abrazarlo para que respirara más despacio. Es increíble cómo una persona en su sano juicio puede asustar así a un bebé tan pequeño.

-Lo siento por dejarte solo, Cae.

Mi hermano se aferró a mi cuello y se quedó dormido.

No entendía cómo alguien pudo entrar a la casa sin que me diera cuenta.

Me asusté, pero no dejaría que maltrataran a mi hermano. Por fin, este pueblo de mierda se ponía interesante.

Mientras le quitaba la ropa de casa a Caesar, encontré una nota arrugada, ya que había estado cargándolo para calmarlo durante casi dos horas.

Tenía miedo de abrirla, pero la curiosidad era más fuerte.

Unas letras negras con una caligrafía perfecta decían:

"Te he estado esperando, Morena."
"¿Qué harás para encontrarme?"

Me aterraba tanto como me llamaba la atención.

Iba a descubrir quién era el carbón.

Pero sin que mamá se enterara de nada.




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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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