3. Quién

178 14 0
                                    

~Shadybug

Hoy fue de los pocos días que Clawnoir no venía a mi balcón. Así que decidí hacer yo la patrulla antes de hora.
Iba saltando de edificio a edificio cuando de repente vi a una chica transformada.
Sería que el Señor Mariposa estaría ayudando a alguien.

Pero en cuanto me vio empezó a seguirme, y no tenía cara de hacer amigos. Todo el mundo sabía sobre nuestro cambio, y lo habíamos demostrado, ya no tenían excusa para no agradarles.

No se le veía la cara, parecía un casco de moto y le salía su coleta larga y purpura por atrás. Vestía como con ropa futurista.
Apretó sus sienes, bajo las manos, y apareció en sus manos un sable. ¿¡Un sable, enserio!? Por mucho que me costara admitirlo necesitaba ayuda.

Necesitaba a Clawnoir.

La chica me seguía moviendo su sable intentando darme pero yo lo esquivaba como si se tratará de esgrima. Y entonces cambió su arma por unos guantes de boxeo.
Esta vez sí me dió, en una mejilla. Me dió en una sien, tan fuerte que noté sangre salir de ahí. Más tarde me dió en el estómago y finalmente me tiró del edificio, cayendo con tan mala suerte que noté un dolor muy fuerte en mi brazo y  rodilla.

Me levanté. Empecé a correr como pude y lancé mi yoyo.
Logré escapar y me dirigí a la casa de los Agreste, a la habitación de Adrien.

Adrien tenía siempre la ventana abierta.

Cuando entré caí en el suelo de su habitación.

~Adrien

Shadybug cayó en el suelo de mi habitación.
Me levanté de mi escritorio y corrí hacia ella ella se deshizo su transformación y yo la levanté y la llevé a mi sofá blanco. Le quite la chaqueta y la tumbé.

Tenía sangre cayendo por la sien, una moradura en su pómulo y el brazo lo tenía algo rojo y noté como cojeaba.

—Adrien... Me duele todo.
No sabía que hacer, y ella parecía muy dolorida.
Fui corriendo a buscar a Nathalie y en una hora tenía el brazo y pierna con escayolas. Cuando yo era pequeño ella y mi madre siempre me curaban.
Nathalie fue a curarle la brecha pero me ofrecí a hacerlo yo y así que pudiera contármelo todo. Nathalie salió de la habitación.

—Quien te ha hecho esto?
Dije arrodillándose frente a ella para estar a su altura. Me hervía la sangre.

—Un malo. Estaba... Transformado, como los del Señor Mariposa.
Fruncí el ceño. No sabíamos quién era el Señor Mariposa detrás de la máscara.

Empecé a curarle la herida.

—Auch!

—Perdona.
Me disculpé.

Terminé de curarle la herida y ella terminó de contarme como la atacaba.
Era de noche, muy tarde.

—Adrien, me tengo que ir.

—Marinette no puedes ni moverte.

—¿Que insinuas? ¿Que me quedé aquí toda la noche?
Preguntó sobresaltada.

—Que lista eres. No te imaginaba así de atrevida. Autoinvitarte a dormir a mi casa?
Dije con tono de ironía.

Nos miramos. Podía jurar que pasamos una eternidad mirándonos. Y eso me encantaba. Noté mi cara roja, al igual que la suya, ya que suavizó su mirada.
Empecé a acercarme poco a poco,  igual que ella. Puse poco a poco mis manos en sus rodillas delicadamente para no herirla más. Nuestras narices ya se tocaban, estábamos a punto de besarnos pero alguien la llamó.
Nos separamos rápidamente y ella cogió su teléfono.

Maldito teléfono.

~Marinette

—Hola...Estoy en casa de una amiga... Si mamá, he hecho una amiga... Se llama Alya...

Mientras hablaba con mi madre miraba a Adrien que me sonreía. Con esa sonrisa tan tonta que ponía siempre.

¡Casi lo besaba!

Ya me parecía a Ladybug, por dios.

Colgué a mi madre y Adrien me miró sonriendo.

—Con que una amiga?
Rió.

—Si hubieran sabido que me quedaba contigo no me hubieran dejado. Pero a ver qué excusa les pongo yo ahora para lo que me ha pasado.

—En mi casa te puedes quedar el tiempo que quieras.
Sonrió de nuevo. Quería estamparle la mesa a la cara para que dejara de sonreír. Me ponía muy nerviosa.

Rodé los ojos.

—Más quisieras bobo.
Se acercó a mí. Volviendo a estar a centímetros uno del otro.

—Me besas y yo te doy un puñetazo en tu bonita cara.
Dije tranquila.

Él se sonrojó, sonrió y se apartó.

Shadybug y Clawnoir (Dos Universos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora