CAPÍTULO II

216 37 60
                                    

Acostada con la cara contra el suelo, ella intentaba recuperar el aliento después del orgasmo.

Su respiración agitada y su corazón palpitando como loco se vieron opacados justo cuando sintió la mano de Sesshomaru brindándole una suave caricia en su espalda. Podría haber sido un roce reconfortante, si no fuese porque él comenzó a deslizarse hacia los muslos y a sus glúteos.

Para ese punto, qué más daba que siguiera jugando con ella, pero Kagome quería un momento para asimilar todo lo ocurrido.

— Basta—. Pidió débilmente, y él obedeció.

Si creyó que Sesshomaru le daría un respiro, se equivocó, pues un muy mojado dedo lleno de crema se hizo camino entre su trasero y comenzó a juguetear con su ano.

La primera reacción de Kagome fue intentar luchar, pero ya no tenía fuerzas, sumado a que el calor que se había apagado momentos antes, se elevaba de nuevo haciéndole erizar la piel.

— ¡No!

Demasiado tarde fue su exigencia, pues pronto aquel dedo entró en su apretado agujero. Intentó escapar aferrándose a la madera bajo sus manos, pero Sesshomaru la sujetó de la cadera sin dejar atrás su labor.

— ¿Te gusta?—. Escucho el jadeo de Sesshomaru contra su nuca. Su respiración pesada y su voz sensual provocaron que temblara.

— Te odio... ¡Mmm!—. Se cubrió la boca con el antebrazo para no gritar.

— Vas a querer más, estoy seguro.

Sentía como ese dedo entraba y salía de ella arrebatándole gemidos involuntarios. Ruidos que escapaban de su garganta sin que ella lo deseara. Sensaciones que amenazaban con enloquecerla y hacerle perder la cordura. La piel se le erizó y sus pezones se le endurecieron, justo antes de darle la bienvenida a otro dedo que se hacía paso a su ano.

Intentó, pero no pudo reprimir el calor que se elevó por sus piernas y explotó en su cabeza e intimidad.

— ¡Ahhh!—. Gritó entre espasmos involuntarios de placer.

Escuchó una pequeña risa por parte de Sesshomaru justo cuando él sacó sus dedos de ella.

Kagome, con el cabello enredado y aun temblando, lo miró directo a los ojos, o al menos lo intentó, hasta que el gran miembro masculino comenzó a latir frente a ella, mojado y duro, deseoso de ser atendido.

Se incorporó despacio hasta sentarse. Estaban tan cerca uno del otro que Kagome le dio una sonora cachetada en la mejilla izquierda.

Sesshomaru parpadeo, sorprendido por su reacción.

— ¡Te prohíbo llamarme por mi nombre!—. Dijo Kagome con los dientes apretados, cubriéndose con sus manos la desnudes de sus pechos.

Sesshomaru le sonrió de una manera que ella no pudo interpretar.

— Voy a tener que castigarte por eso.

No le dio tiempo de pensar a lo que se refería, pues la sujetó con fuerza de las piernas, se las abrió y, aprovechando que Kagome estaba cubierta de sudor y humedad, se enterró en su interior sintiendo el abrazo exquisito que las paredes vaginales le brindaban.

&. &. &. &.

Esa noche, Kagome duró horas metida en el agua caliente con el deseo de quitarse el olor de Sesshomaru, pero entre más tallaba parecía que esa esencia se había tatuado en su piel.

Lo peor de todo eso fue limpiar su intimidad, sobre todo su trasero, el cual dolía como el infierno después de que él metiera toda su hombría por ahí.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 07 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sin ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora