Capitulo 6. 𓃠

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Rachel.

Entro a la ducha, dispuesta a sacarme todo el sudor que gane en el entrenamiento, detesto sudar así, me siento pegajosa y me doy algo de asco.

Abro la llave de agua caliente y la nivelo con la fría para que quede tibia.

Me quito la ropa y me meto bajo el agua, suspirando de alivio. Me ducho bien, tomándome mi tiempo para exfoliarme la piel y demás.

Creo que tardo más de media hora ahí adentro.

Salgo, ajustándome la toalla al rededor del cuerpo, me empiezo a secar el cabello también, avanzo a la habitación para ponerme la ropa para irme a mi casa... Pero...

—¿Que haces aquí? —siseo.

Me recorre de arriba a abajo, sonriendo.

—Le dije a la de recepción que me dijiste que querías que viniera. Y nos enseñan a abrir cerraduras...

—Yo no dije eso —retrocedo dos pasos—. Lárgate de aquí.

Se pone de pie, empezando a avanzar hacia mí.

—Rachel, mi paciencia tiene un límite.

—Aléjate —aferro la toalla contra mi pecho—. Te voy a reportar y...

Suelto un grito cuando se viene contra mi, sus asquerosos labios se pegan a los míos y aunque lucho por quitármelo de encima, no puedo, pero si le doy golpe tras golpe, que resultan de ayuda para nada. Pánico empieza a florecer en mi interior.

—¡No me toques! —intento que mis gritos sean lo más fuerte posible.

—Cariño, solo tienes que dejarte llevar —le doy un rodillazo en la entrepierna, se dobla de dolor y corro para salir de la habitación, pero me alcanza por el pie y me tira, viniendo sobre mi.

—¡Ayuda! —grito.

—Cállate.

—¡¿Que coño haces?! —el peso desaparece en un santiamén.

No me importa más, corro al baño, devolviendo toda mi comida. Lágrimas calientes bañan mis mejillas y me reparo, viendo un moretón en mi brazo, lo que me hace devolver más comida.

Christopher entra a dónde estoy, parece que con sigilo, me inclino, escupiendo ácidos, sus manos me sujetan el cabello, apartándolo, suelta un suspiro.

—¿Te hizo algo más? —susurra.

Niego. Me suelto para ir a cepillarme la boca. Lo hago cinco veces, más el enjuague bucal. Me tallo los labios con la mano y agua.

—Te vas a abrir la herida del labio.

Me echo más agua.

—Esa herida la hiciste tu —mascullo.

—Ven aquí. Déjate eso en paz.

Niego con la cabeza. Se acerca, apartándome las manos.

—Nena...

—¿Por qué coño les es tan difícil aceptar un "No"? —siseo.

—Diferentes situaciones —me da la vuelta—. ¿Cómo hiciste para abrirle la boca?

Parpadeo.

—¿Le abrí la boca? —¿Cómo?

—Tenía sangre en la boca, Rachel.

—Supongo que entre forcejeos le atiné ahí. Ojalá le hubiera deformado la cara.

Suspira, otra vez. Me atrae contra su pecho y lo acepto por qué su calor y en sí, todo el, me hacen sentir bien. Segura.

𝗦𝗢 𝗜𝗧 𝗚𝗢𝗘𝗦 | 𝗙𝗔𝗡𝗙𝗜𝗖 𝗖𝗛𝗥𝗜𝗦𝗖𝗛𝗘𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora