Capítulo ①

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La luz comenzaba a filtrarse por la gran ventana del hotel, proyectando tenues reflejos dorados sobre las paredes. Osaragi, aún adormilada, se removió bajo las sábanas, buscando el calor que suponía estaba a su lado. Se acurrucó más, intentando abrazar lo que creyó era un gran cuerpo, solo para descubrir, segundos después, que tenía en sus brazos un par de almohadas desparramadas sobre la cama.

Con una mueca de confusión y todavía medio dormida, se incorporó lentamente. Miró a su alrededor, parpadeando para despejarse. Las evidencias estaban allí: cojines esparcidos por el suelo, prendas de ropa tiradas descuidadamente por la habitación. No había sido un sueño.

"¿Realmente habían tenido tanta prisa?", se preguntó en voz baja, mientras los fragmentos dispersos de la noche anterior volvían a su mente.

El sonido metálico de la manija girando la sacó de su ensoñación. La puerta del baño se abrió lentamente, y Nagumo apareció en el umbral, secándose el cabello con una toalla.

— ¿Durmiendo todavía? — preguntó Nagumo con tono relajado, como si todo fuera perfectamente normal. Quizá, después de todo, ya lo era.

Osaragi lo miró de reojo, su rostro levemente encendido al recordar lo sucedido unas horas antes. No era propio de ella. Sin embargo, ya había ocurrido tantas veces que había perdido la cuenta, siempre jurando que no volvería a pasar. Y siempre terminaba cediendo.

— ¿Qué hora es? — preguntó finalmente, esforzándose por recuperar su habitual compostura al cambiar de tema. Mientras hablaba, trataba de ignorar el caos que los rodeaba, objetos esparcidos por toda la habitación, evidencia clara de una noche descontrolada. Aunque ya no sentía la misma vergüenza que las primeras veces, seguía siendo un poco extraño.

Nagumo rió suavemente, dejándose caer en el sofá más cercano. Se secó el cabello con calma y, cuando terminó, dejó la toalla colgando sobre sus hombros. Luego, se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas, con la mirada fija en ella.

—Pensé que sería prudente dejarte dormir un poco más. — dijo, levantando la vista hacia Osaragi, recorriéndola con la mirada sin disimulo alguno y dedicándole una sonrisa ladina — Fue una noche agitada, ¿no?

Osaragi le lanzó una mirada asesina, y al notar la forma en que él la observaba, se cubrió rápidamente con las sábanas. A pesar de su gesto defensivo, algo más profundo se agitaba en su interior. ¿Frustración? ¿Vergüenza? No estaba segura. Pero había algo en la forma en que Nagumo la miraba, una mezcla de vulnerabilidad y admiración, que la hacía sentir extrañamente bonita, como si fuera la mujer más perfecta del mundo. Era ridículo, pero así se sentía bajo su mirada.

Sus mejillas se tiñeron de un suave color rojizo al recordar cómo él la había mirado así antes de que todo sucediera.

— No quiero hablar de eso. — murmuró Osaragi en voz baja, aún envuelta en las sábanas, deseando desaparecer o que Nagumo no notara su evidente y ridículo sonrojo.

— Como quieras. Pero ya tengo que irme, tengo trabajo que hacer. Aunque, si quieres, pago para que te quedes aquí y luego paso más tarde. — respondió Nagumo, sonriendo con esa habitual falta de seriedad que siempre la exasperaba. Para colmo, la sonrisa fue acompañada por una pequeña risa que, como siempre, lograba sacarla de quicio.

Osaragi respiró hondo. A veces olvidaba que era Nagumo con quien estaba.

Se incorporó de nuevo, observándolo mientras él se acomodaba el cabello frente al espejo del pequeño tocador. ¿De verdad ya se iba? Sin responder, se cubrió mejor con la sábana, se levantó y comenzó a recoger su ropa esparcida por el suelo. Decidió que lo mejor sería ducharse y vestirse en el baño, lejos de su mirada.

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⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

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𝐨𝐭𝐫𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞 | ɴᴀɢᴜᴍᴏ × ᴏꜱᴀʀᴀɢɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora