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2516 - Luna Li◞───────⊰·☆·⊱───────◟

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2516 - Luna Li
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Al día siguiente Kanae entró a la habitación.

— Ah, estabas dormida. Perdón. — Se disculpa al creer que estaba durmiendo, pero en realidad solo tenía los ojos cerrados mientras pensaba en que haría a partir de ahora.

— No te preocupes... — Murmure mirando como caminaba por la habitación hasta abrir un pequeño armario, sacando unas gasas y más cosas en una cajita blanca.

— Te cambiaremos a una habitación común hoy, por ahora descansa. — Dijo mientras me daba la espalda.

— Que bien. ¿Empezare a entrenar? — Pregunte ilusionada, pero fue una pregunta tonta debido a mi estado actual.

— Primero tendrás que hacer reposo y luego fisioterapia. Es demasiado pronto para la rehabilitación. —

— Ah, si, claro... — Murmure avergonzada, dándole una sonrisa apenada. — Los chicos que vinieron con nosotros, los Futago. ¿También están heridos? Me olvide de preguntarle a los chicos cuando nos vimos. —

Me sentía apenada de haberlo olvidado. Estaba tan emocionada por verlos a ellos que me olvidé del resto de mis compañeros.

— Oh. — Fue lo único que soltó, dejando la cajita que sostenía mientras se acercaba a mi, sentándose en el banco frente a mi cama.

— Hay algo que debes saber... — Tomo mi mano mientras lo decía.

Kanae siempre fue como una flor, igual de hermosa y delicada que una.

Paso sus dedos sobre los míos con suavidad, fue un tacto reconfortante hasta que de repente la habitación quedó en total silencio.

— Tres de ellos fallecieron. Kosei Futago, el hermano menor tengo entendido, esta aquí. Se encuentra bien. —

Me costó procesar esas palabras.

¿Como era posible?

Koji, Koki y Kyo. Los hermanos mayores.

No puede ser verdad, ellos... parecían muy fuertes. Eran fuertes.

— No... no lo sabia. Gracias por decirme. — Aun seguía en estado de shock.

Por alguna razón, no llore en ese mismo momento.

A pesar de no conocerlos mucho y haber pasado poco tiempo con ellos, eran mis compañeros y los respetaba.

Me pregunte como es que la vida humana podía ser tan frágil.

Un día vives y al otro no, como si dios simplemente te pusiera una mano en el hombro e hiciera que caminas en dirección contraria.

— Volveré en un rato, ¿si? — Kanae me saco de mis pensamientos, soltando mi mano.

— Estoy un poco ocupada ahora, pero si quieres hablar conmigo de lo que sea, puedes hacerlo. ¿Si?  Haré que alguien venga a buscarte. — Le sonreí un poco cuando dijo eso.

Felicidad | Sanemi ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora