Capítulo 2: Viejas Heridas

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El alcohol bajó lento por la garganta de Jimin, pero no logró apagar el ardor en su pecho

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El alcohol bajó lento por la garganta de Jimin, pero no logró apagar el ardor en su pecho. Estar frente a Taehyung otra vez era como abrir una herida que nunca había cicatrizado. Una parte de él quería levantarse y marcharse, huir de todo lo que representaba ese hombre. Pero la otra parte, esa que siempre había sido débil ante Taehyung, lo mantenía pegado a la silla.

—Siempre volvemos al mismo punto, ¿verdad? —dijo Jimin, rompiendo el incómodo silencio que se había instalado entre ambos. Su voz era un susurro amargo.

Taehyung lo miró de reojo, sus ojos oscuros brillando bajo las luces parpadeantes del club. Había algo en su mirada que Jimin conocía demasiado bien: la mezcla de deseo y furia que siempre los había llevado a la locura. Y ahí estaba, de nuevo, lista para consumirlos.

—¿Y qué quieres que haga, Jimin? —respondió Taehyung, su tono cargado de frustración. Había aprendido a construir muros emocionales a su alrededor, pero Jimin siempre encontraba la forma de derribarlos—. Sabes que siempre ha sido así. Tú... yo... nunca hemos sabido alejarnos.

Jimin bajó la mirada, su mente viajando a todos esos momentos en los que lo habían intentado, pero siempre terminaban cayendo en el mismo ciclo tóxico. Los gritos, las peleas, el sexo desenfrenado que nunca resolvía nada, solo añadía combustible al fuego.

—Quizá es porque nunca debimos estar juntos en primer lugar —murmuró Jimin, aunque no estaba seguro de creer en sus propias palabras. Taehyung siempre había sido su mayor error... y su mayor adicción.

—¿Eso es lo que piensas? —Taehyung lo retó, su tono se volvió más frío, pero sus ojos seguían llenos de esa intensidad que siempre había atraído a Jimin. Ese fuego que ardía bajo su exterior frío y distante—. Dilo, Jimin. Si realmente crees que esto es un error, dilo.

Jimin apretó los labios, sus pensamientos luchando contra las emociones que se arremolinaban en su pecho

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Jimin apretó los labios, sus pensamientos luchando contra las emociones que se arremolinaban en su pecho. Pero no pudo decirlo. No pudo admitir que lo que tenían era solo destrucción. Porque la verdad era que, por más doloroso que fuera, no podía alejarse de Taehyung. Nunca había podido. Lo necesitaba, incluso si eso lo destruía en el proceso.

OBSESION (vmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora