siete.

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Culiacán, Sin 📍Domingo, 1 de septiembre del 20241:20 am

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Culiacán, Sin 📍
Domingo, 1 de septiembre del 2024
1:20 am

Kenia se bajó del auto al llegar a su casa y les avisó a los muchachos de Iván que solo entraría a recoger ropa y que en cinco minutos estaría afuera de nuevo.

Kenia entró a la casa con rapidez, pensando por un momento en qué diría su mamá, pero decidió que ya se las arreglaría más tarde. Subió rápidamente a su habitación y, tras un vistazo al espejo, decidió quedarse con la misma ropa y maquillaje del concierto. Solo tomó un cambio de ropa, su pijama y unas chanclas hermès. Con todo listo, bajó nuevamente, lista para volver a la entrada.

Antes de salir, Kenia dejó las llaves del auto de su mamá en la barra de la cocina junto a una nota, diciendo que se había quedado a dormir en casa de su amiga, a sabiendas de que era una obvia mentira. Con todo preparado, salió de la casa y se subió a la Raptor de los hombres de Iván. Agarró su bolsa y sacó el radio.

Posteriormente, Kenia le entregó el radio a uno de los muchachos, quien lo tomó y habló rápidamente, informando que ya se dirigían hacia el rancho. "Acá los esperamos", respondió otra voz a través del radio, que ella supuso era la del Piyi. Ese simple intercambio confirmó que todo estaba bajo control mientras el auto se alejaba rumbo al lugar que ya empezaba a conocer.

Lo que realmente la sorprendió fue que, esta vez, no le pusieron una manta en la cabeza. Parecía que la confianza había crecido, o quizá simplemente se estaban relajando con las medidas. Kenia se acomodó en el asiento, observando por la ventana cómo la ciudad quedaba atrás.

El silencio que llenaba la camioneta era cómodo, interrumpido solo por las ocasionales conversaciones en el radio entre los "halcones". Kenia, por su parte, aprovechaba ese momento para ordenar sus pensamientos. Se sentía extrañamente tranquila, como si todo lo que estaba sucediendo alrededor de ella fuera parte de un destino que aún no alcanzaba a comprender del todo.

El trayecto hacia la sierra se hacía cada vez más sinuoso mientras el monte se extendía a su alrededor. Kenia observaba por la ventana cómo el paisaje cambiaba. A lo lejos, los retenes formados por hombres con gorras que llevaban las iniciales "JGL" eran frecuentes. Cada vez que pasaban por uno, los hombres la miraban con respeto, sin decir una palabra, como si ya supieran quién era y lo que significaba su presencia. Aunque sabía que estaba en terreno controlado, sentía una extraña mezcla de curiosidad y seguridad.

𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 ━ Ivan Archivaldo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora