Los días posteriores al último encuentro con Izuku, ___ había estado sintiendo una creciente incomodidad. No era solo el beso en la mejilla lo que lo había dejado descolocado, sino la forma en que Izuku se había expresado sobre Hana. Las palabras de advertencia resonaban en su mente, provocándole una especie de paranoia que no podía sacudir. Izuku estaba tratando de protegerlo, pero, ¿de qué exactamente?
Izuku no tenía la oportunidad de ver a ___ en la escuela, ya que iban a diferentes instituciones. Sin embargo, Izuku había encontrado otras maneras de estar presente en su vida. Le enviaba mensajes constantes, llenos de preocupación y afecto, que, en un principio, parecían genuinos. Pero, con el tiempo, esas notas habían comenzado a sentirse más como una red que atrapaba a ___ en la órbita de Izuku.
Una tarde, mientras ___ caminaba de regreso a casa después de clases, su teléfono vibró. Era un mensaje de Izuku.
“¿Cómo estás? ¿Qué tal tu día?”
___ suspiró, sintiendo una mezcla de cansancio y culpa. Había estado posponiendo responder los mensajes de Izuku porque sentía que su preocupación era cada vez más intrusiva. A pesar de eso, decidió responder.
“Todo bien, solo cansado. ¿Y tú?”
La respuesta llegó casi de inmediato.
“Estoy bien, pero me preocupa algo... ¿Podemos hablar? Hay algo que necesito decirte.”
Con un poco de recelo, ___ aceptó. Después de todo, Izuku siempre encontraba la manera de hablar con él, ya fuera a través de mensajes, llamadas, o, como en esta ocasión, acordando encontrarse en el parque cercano a su casa.
Cuando llegó al parque, ___ encontró a Izuku sentado en un banco, con su característico uniforme de la U.A. La tarde caía, y las sombras de los árboles se alargaban en el césped. Izuku lo recibió con una sonrisa, pero sus ojos estaban llenos de una intensidad que a ___ le resultaba desconcertante.
“Me alegra que vinieras, ___,” dijo Izuku, poniéndose de pie. “Sé que he estado un poco insistente últimamente, pero es solo porque realmente me preocupo por ti.”
“Sí, lo sé,” respondió ___, tratando de mantener una actitud neutral. “Pero, ¿por qué querías hablar?”
Izuku tomó aire profundamente, como si estuviera preparándose para algo importante. “Es sobre Hana. No quiero sonar como si estuviera invadiendo tu espacio, pero he escuchado cosas de personas en la U.A. que la conocen. Me dijeron que puede no ser tan honesta como parece. Solo quiero que tengas cuidado.”
___ frunció el ceño. “¿De qué hablas? Hana siempre ha sido sincera conmigo. No sé por qué me dirías esto.”
Izuku hizo una mueca, como si estuviera preocupado. “Lo sé, pero... ya sabes cómo son las personas a veces. A veces, la gente se muestra de una manera con algunas personas y de otra muy diferente con otras. No quiero que te hagan daño. Es todo.”
___ sintió que una ola de confusión y algo de enojo se acumulaba en su pecho. “Izuku, no puedo simplemente desconfiar de alguien por lo que dicen los demás. Confío en Hana porque es mi amiga.”
Izuku se acercó, su rostro mostrando una mezcla de preocupación genuina y algo más profundo. “Lo entiendo, y respeto eso. Solo… quería advertirte. Siempre puedes contar conmigo si necesitas hablar de algo o si algo te molesta.”
Durante el trayecto de regreso a casa, ___ no pudo evitar sentir una creciente incomodidad. La manera en que Izuku había hablado, su tono de voz, la forma en que lo miraba, todo se sentía fuera de lugar. Como si detrás de cada palabra hubiera algo más, algo que no podía ver con claridad pero que definitivamente estaba allí. Decidió que necesitaba hablar con Hana al respecto.
Esa misma noche, ___ llamó a Hana, y ella contestó casi de inmediato. "¡Hey! ¿Qué pasa?"
"Es sobre Izuku," comenzó ___. "Él... me dijo que ha escuchado cosas malas sobre ti en la U.A."
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea antes de que Hana hablara, su tono tranquilo pero firme. "Eso es raro. No tengo amigos en la U.A., y la mayoría de las personas que conozco allí apenas me conocen. Izuku debe estar inventando cosas, ___."
La respuesta directa de Hana lo dejó pensativo. "Es que no quiero asumir que él está mintiendo, pero… es raro. No sé qué pensar."
“Escucha,” dijo Hana, suspirando. “Tú sabes cómo son las cosas. Izuku te quiere mucho, eso está claro. Pero el problema es que a veces la gente hace cosas raras cuando se siente amenazada o celosa. Solo mantén los ojos abiertos.”
Al día siguiente, Izuku continuó con su táctica, enviando más mensajes y preguntando cómo había sido la conversación con Hana. ___, sintiendo la presión creciente, decidió responder de forma vaga, manteniendo la distancia.
"Sí, hablamos," escribió. "Ella dijo que no tiene amigos en la U.A. que la conozcan tanto."
Izuku tardó unos segundos en responder, y cuando lo hizo, su tono parecía más oscuro.
“Ya veo... Bueno, solo quería advertirte. Pero recuerda, siempre estaré aquí para ti, más que nadie.”
La última frase resonó en la mente de ___. "Más que nadie." Había algo posesivo en esas palabras, algo que hizo que ___ sintiera una incomodidad profunda.
Izuku no estaba dispuesto a rendirse. Cada pequeño gesto, cada mensaje de texto, cada reunión que organizaba con ___ eran movimientos calculados para sembrar la duda y fortalecer su vínculo. Y mientras la paranoia de ___ crecía, Izuku se aseguraba de que él fuera la única persona en la que pudiera confiar plenamente.
Esa noche, ___ se quedó despierto, mirando el techo de su habitación, sintiendo como si estuviera atrapado en una telaraña que se hacía cada vez más apretada a su alrededor. Algo tenía que cambiar, pero no sabía cómo enfrentarse a Izuku sin desencadenar algo más peligroso.
