I LOVE YOU, BOY | YOONMIN

15

Capítulo 15: Incorrecto

Yoongi apenas podía mantener el equilibrio cuando llegó a la puerta de la habitación de Jihoo. Las voces de abajo se desvanecieron, reemplazadas por el sonido de su propia respiración pesada y entrecortada. Salió de la sala de reuniones con una disculpa rápida y una sonrisa tensa, dirigiéndose hacia la escalera. Sentía que su control se desmoronaba.
Las pastillas que había tomado para suprimir el celo no estaban funcionando como deberían, y sentía el calor creciendo en su cuerpo, nublando su juicio y haciéndolo sudar. Necesitaba aire, necesitaba alejarse del ruido y la gente. Pero, sobre todo, necesitaba a Jimin.

Al abrir la puerta, encontró a Jimin en la habitación con Jihoo, quien dormía plácidamente en su cuna. Sin pensarlo dos veces, Yoongi se lanzó hacia Jimin, atrapándolo en un abrazo desesperado. La repentina acción hizo que Jimin diera un pequeño salto de sorpresa, pero pronto se dio cuenta de la situación. Yoongi estaba prácticamente colapsando contra él, su peso haciendo que ambos se tambalearan momentáneamente.

—Señor Min, ¿qué está pasando?— Jimin preguntó, su voz cargada de preocupación. Podía sentir el calor intenso que emanaba del cuerpo de Yoongi, su respiración era errática y su piel estaba húmeda por el sudor. Yoongi, con los ojos cerrados, hundió su rostro en el cuello de Jimin, inhalando profundamente su aroma en un intento de calmar su agitación interna. El alfa temblaba ligeramente, sus manos apretando con fuerza la camisa de Jimin como si este fuera su único ancla en medio de la tormenta.

—Lo siento... Jimin, no pude... No pude más— murmuró Yoongi con voz quebrada, —Las pastillas.. no están funcionando.El celo... está siendo demasiado fuerte.— añadió, sus palabras apenas un susurro cargado de dolor y frustración.

Jimin se sintió impotente al escuchar a Yoongi. Sabía lo difícil que era para un alfa controlar sus instintos durante el celo. Quería ayudar, pero sabía que las circunstancias eran complicadas. —Shh, está bien— dijo suavemente, levantando una mano para acariciar el cabello húmedo de Yoongi. —Ven, vamos a sentarnos— dijo, guiandolo hacia la cama.

La desesperación de Yoongi era palpable, y Jimin se dio cuenta de que el alfa estaba haciendo todo lo posible para no perder el control. Podía sentir el temblor en sus músculos, la tensión en sus hombros mientras luchaba contra el deseo de dejarse llevar. Jimin sabía que en ese estado, Yoongi debía estar sufriendo tanto física como emocionalmente. El dolor de reprimir su celo y el miedo a perder el control eran una carga enorme.

Ayudó al hombre a sentarse en el borde de la cama, sosteniéndolo para que no cayera.  Y acarició suavemente su espalda, tratando de transmitir algo de calma. —Respire hondo. Voy a buscarle algo de agua, ¿de acuerdo?

Yoongi asintió con dificultad, cerrando los ojos mientras intentaba concentrarse en su respiración. Jimin se levantó rápidamente, dirigiéndose al pequeño lavabo en la habitación para llenar un vaso con agua fría. Mientras lo hacía, no podía evitar sentirse angustiado por la situación.

Regresó a la cama y le ofreció el vaso a Yoongi, que lo tomó con manos temblorosas antes de dirigirse al castaño —Solo... quédate conmigo un rato— pidió, su voz llena de vulnerabilidad. —Tu aroma... me ayuda a calmarme.

Mientras Jimin se sentaba junto a él, Yoongi apoyó su cabeza en el hombro del omega, cerrando los ojos y respirando profundamente el aroma reconfortante de Jimin. Era una lucha constante, una batalla interna entre sus deseos naturales y su voluntad de proteger a Jimin.

Ambos se quedaron así, en silencio, con Jimin acariciando suavemente el cabello de Yoongi y el alfa aferrándose a él como a un salvavidas.

Los minutos que siguieron al toque en la puerta se sintieron como una eternidad para Jimin. El mensaje era claro: la cena se serviría en diez minutos y esperaban su presencia. Jimin asintió rápidamente, consciente de que tenía poco tiempo para preparar a Yoongi para enfrentar la situación. Con determinación, tomó a Yoongi de la mano y lo guió hacia el baño. El alfa estaba visiblemente afectado, su mirada perdida y sus movimientos lentos. El aroma, intensificado por el celo, llenaba el aire y hacía que el pecho de Jimin doliera con la necesidad de ayudarlo de alguna manera.