—¡Qué cara tienes hermana! —dijo Dante viendo el ojeroso rostro de su hermana mayor.
No había podido dormir en toda la noche y también tenía los ojos algo hinchados por llorar. Luego de escribir en su libro, sintió su mente colapsar por lo que desahogó sus angustias. Orion es muy perceptivo, de manera que se acercó a tocar su frente para comprobar si tenía fiebre.
Y no era de extrañar, ojos hinchados, nariz enrojecida y cachetes rosados, era signo de que algo le sucedía. Sin embargo, Hana le restó importancia diciendo que solo durmió mal.
Dante ni bien terminó su desayuno, se fue a la escuela. La muchacha preguntó por su madre, y la respuesta que recibió es que ella ya temprano, se había ido hasta el consejo de magos del pueblo. Y como siempre, Orion se encargaba de los quehaceres de la casa hasta el horario de abrir la tienda.
Hana, estaba bastante hambrienta por lo que desayunó con un tanto de desesperación ya que se había deshidratado un poco de llorar. Usualmente su padre no suele desayunar, pero hoy, se sentó a su lado y comenzó a beber té.
—Entiendo que no tuviste una buena noche. Tu madre y yo nos dimos cuenta tan pronto como te fuiste a dormir que había gato encerrado —dijo y provocó un ahogo de mi parte con las migas de la tostada.
—Lo siento, no fue mi intención...
—Tranquila. Entiendo perfectamente tus deseos por salir de nuestra comunidad y abrirte paso entre los magos. Sin embargo, el anuncio no buscaba boticarios plena y exclusivamente —suspiró—-. Lo había leído hace poco en uno de los periódicos que trajo un viajero hace poco
—¿Y por qué no dijiste nada? -—contestó expectante.
—A diferencia de tu ajetreada madre, yo suelo tomarme el tiempo de analizar todo lo que sucede en nuestra casa—explicó dándole el mismo periódico que sus abuelos tenían, uno de hace una semana—. Cuando nos dejaste solos anoche, ella expresó su preocupación. Sé que tu madre suele restarle importancia a algunos asuntos debido a que no pasa tanto tiempo aquí, pero no es insensible a todo. Te vió desanimada.
El diálogo entre padre e hija fue interrumpido por un golpe en la puerta de la tienda. Tal hecho los extrañó ya que los clientes suelen saber que a esta hora de la mañana todavía no abren salvo urgencias.
Orion se acercó a la mirilla de la puerta y al observar a quien se encontraba detrás de la puerta se tensó. Rápidamente se giró hacía su hija y le llamó con señas. La muchacha se acercó también y observó con asombro.
Del otro lado de la puerta podía divisar dos hombres con armadura y un hombre de mediana edad que ambos reconocieron; Magnum Whittaker.
Ambos sabían de la llegada del hombre a la morada de los Springloom, no obstante, no contaban con que el mismo llegaría tan temprano. Y con semejantes acompañantes...
Al abrir la puerta, el hombre hizo el saludo que se hace aquí en Pumpkin Hills, el cual consiste en extender nuestras manos y hacer una leve sentadilla mientras hacemos un saludo común de apretón de manos, esto, con el fin de mostrarle al individuo frente a ellos que gozan de buena dinámica y buena salud.
Suena ridículo, pero es común hacerlo, más frente a gente que recién conocen o hace tiempo no ven.
—Buenos días, familia Springloom —dijo el hombre canoso— Supongo que Diantha les habrá adelantado que vengo a por la señorita Hana.
—¿D-disculpe? —contestó Orion incrédulo— ¿Usted viene a llevarse a mi hija...? Por favor explíquese.
Se hizo a un costado con un ademán para que el hombre ingresara a la casa. Una conversación tan importante no podía hablarse en el umbral de una casa, ¡Y mucho menos no ofrecerle hospitalidad a un funcionario del consejo de la aldea! ¡Qué barbaridad sería!
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AIDAN || Crónicas De Aston I || ©
FantasíaTRILOGÍA - Crónicas de Aston - Primera parte Aidan es la encarnación del Sol y la Luna, un mago imbatible con un talento natural. Hana es la cálida tarde de primavera, que se mece sobre el mundo. En un mundo donde la magia lunar y solar se entrela...