El sol apenas comenzaba a esconderse detrás de las grúas de la construcción cuando Jungkook se adentró en el terreno. Su traje impecable y la forma en la que caminaba transmitían una confianza que, a simple vista, podía parecer inquebrantable. Pero detrás de esa fachada de hombre de negocios se escondía una verdad que solo unos pocos conocían.
Era inversionista en la obra, un papel que había asumido por consejo de su hermano Namjoon, pero también porque sabía que sería su vía de escape de la rutina que había construido a su alrededor. Para los ojos del mundo, Jungkook llevaba una vida perfectamente estructurada: un matrimonio de conveniencia que mantenía su estatus social intacto, reuniones de negocios, y una casa de lujo. Pero detrás de esas puertas cerradas, las apariencias solo eran eso: una pantalla.
Jungkook detuvo su paso cuando divisó a Jimin en la distancia. Estaba apoyado en un pilar, distraído con su teléfono, ajeno a las miradas de los trabajadores que pasaban cerca. La relación entre ellos había comenzado como algo inesperado, casi accidental. Pero, con el tiempo, se había convertido en lo único real que Jungkook tenía en su vida.
Con cuidado, se acercó a Jimin, asegurándose de que nadie los estuviera observando de cerca. Lo último que necesitaba era levantar sospechas en la obra.
—¿Esperando a alguien? —susurró Jungkook cuando estuvo lo suficientemente cerca, su tono calmado pero cargado de significado.
Jimin levantó la vista con una sonrisa ligera, como si la presencia de Jungkook no lo sorprendiera en absoluto. Siempre había sido así entre ellos, esa complicidad silenciosa que no necesitaba de grandes palabras.
—Quizá... aunque no estoy seguro de quién debería ser el que llegue tarde —respondió Jimin, su voz apenas audible para que solo Jungkook lo escuchara.
Jungkook esbozó una sonrisa fugaz, una de esas que rara vez mostraba en público. Solo con Jimin podía bajar la guardia, aunque fuera por unos minutos. Ambos sabían que el tiempo era limitado, que el espacio para ellos no existía realmente en el mundo que habitaban. Pero aun así, esos momentos breves eran su refugio.
—No es fácil mantener esto así —dijo Jungkook después de un rato, su mirada desviándose hacia el horizonte, como si las grúas y los edificios en construcción pudieran darle alguna respuesta—. La fachada, quiero decir.
Jimin asintió. Lo entendía mejor que nadie. Él mismo llevaba una vida que, para muchos, era incomprensible. Había aprendido a no pedir más de lo que el mundo podía ofrecerle. Pero con Jungkook, siempre había una mezcla de anhelo y aceptación. Sabía que nunca podría tenerlo completamente, pero tampoco estaba dispuesto a perderlo.
—No tienes que explicarme nada —respondió Jimin, su tono suave pero firme—. Ambos sabemos que esto no es... fácil. Pero tampoco podemos seguir escondiéndonos para siempre.
Jungkook lo miró, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de frustración y deseo. A veces se preguntaba si era justo para Jimin, si lo estaba atando a una vida de secretos y sombras solo para mantener su propia estabilidad.
—¿Alguna vez te cansas de esto? —preguntó Jungkook, su voz baja y cargada de una vulnerabilidad que rara vez mostraba.
Jimin lo miró de reojo, sonriendo levemente antes de responder.
—Claro que sí —admitió—. Pero nunca me canso de ti.
Esas palabras, simples pero sinceras, siempre lograban calmar a Jungkook. Había algo en la forma en que Jimin decía las cosas, como si entendiera el caos que había en su interior sin necesidad de explicaciones.
—Sabes que no puedo... —Jungkook comenzó, pero Jimin lo interrumpió suavemente.
—Lo sé, no necesitas decirlo. —Sus ojos se suavizaron, y durante unos segundos el silencio se instaló entre ellos—. Pero también sé que no podemos seguir con esto para siempre. Algún día, tendremos que decidir.
El peso de esa declaración flotó en el aire. Jungkook sabía que tenía razón. Su matrimonio era un arreglo que solo servía a sus intereses familiares, una forma de mantener su imagen intacta. Pero con cada día que pasaba, la relación con Jimin se volvía más importante, más real.
—A veces pienso que podríamos escaparnos de todo esto —confesó Jungkook, casi en un susurro—. Solo tú y yo. Dejar todo atrás.
Jimin lo miró con una mezcla de ternura y resignación.
—No puedes hacer eso, Jungkook. Sabes que no es tan fácil. Tu vida, la mía... no encajan fuera de este lugar. Pero... —hizo una pausa, mirando el suelo antes de volver a alzar la vista—. Estoy aquí por ahora. No sé cuánto tiempo más, pero estoy aquí.
La sinceridad de sus palabras golpeó a Jungkook de una manera que no esperaba. Sabía que Jimin estaba siendo honesto, que su paciencia no era infinita. Pero, por más que quisiera ofrecerle algo más, el miedo a las repercusiones siempre lo frenaba.
De repente, el sonido de pasos cercanos los hizo separarse ligeramente. Ambos adoptaron una postura más neutral, como si la conversación no hubiera ocurrido. Era un reflejo natural, una respuesta a años de practicar la discreción. Cuando uno de los supervisores de la obra pasó por su lado, ni siquiera les dirigió una mirada, ocupado en su propio mundo.
—Tengo que irme —dijo Jungkook con un suspiro, sabiendo que su tiempo juntos se había agotado por el momento—. Pero... te veré luego.
Jimin asintió, entendiendo que su despedida, como siempre, era temporal. No necesitaban promesas; ambos sabían que se encontrarían de nuevo, en algún lugar entre las sombras y la luz.
—No tardes demasiado, o podrías perderme —bromeó Jimin, aunque su sonrisa reflejaba algo más profundo.
Jungkook le devolvió una sonrisa tenue antes de alejarse. Mientras caminaba hacia su auto, no pudo evitar sentir el peso de las decisiones que aún no había tomado. Cada día, la tensión entre su vida pública y su vida privada se hacía más evidente, más insoportable.
Jimin lo observó mientras se marchaba, su corazón dividido entre el deseo y la realidad. Sabía que no podía esperar eternamente, pero por ahora, seguiría estando ahí, a la espera de lo que el destino les deparara.
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Desde los cimientos (Yoonjin)
ФанфикEn una obra llena de recuerdos dolorosos y secretos enterrados, Jin, un arquitecto con un pasado difícil, se encuentra con Yoongi, un obrero que parece conocer demasiado bien las cicatrices de aquel lugar. Lo que comienza como un choque entre dos mu...