Bajo la superficie

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La noche del torneo en Madrid estaba envuelta en una brisa fría. El equipo de Cobra Kai se había reunido en una terraza del hotel después de un día agotador, la espera por el nuevo sensei y los entrenamientos. La conversación se mantenía en un tono bajo, dominada por la tranquilidad del lugar. Kwon y Tori se encontraban al borde del grupo, observando las luces de la ciudad.

—¿Cómo te sientes después del entrenamiento? —preguntó Kwon, manteniendo su voz contenida pero con una curiosidad palpable.

—Cansada, pero lista para lo que venga —respondió Tori, sin volverse hacia él. La tensión del día aún pesaba en sus palabras.

Kwon asintió, sus ojos fijándose en el horizonte. —El kata estuvo bien. La puntuación fue alta, pero no perfecta. Vamos a necesitar mejorar.

—Siempre hay algo que ajustar —Tori lo miró brevemente, notando la expresión decidida en su rostro. —El entrenamiento nunca termina.

Hubo un momento de silencio entre ellos, una pausa que parecía cargada de significado. Kwon rompió el silencio, su tono ligeramente más suave de lo habitual. —No es fácil mantener el enfoque cuando todo está en juego. Pero tienes talento, Nichols. No se te puede negar.

Tori lo miró de nuevo, un destello de sorpresa en sus ojos. —Gracias. Yo también pienso lo mismo de ti.

La conversación se desvió hacia el torneo, y Kwon comenzó a relatar algunos detalles técnicos sobre la competencia, explicando la importancia de cada movimiento en el kata. Tori escuchaba con atención, su interés en lo que decía Kwon evidente.

Después de un rato, la conversación fluyó más naturalmente, alejándose de las técnicas y moviéndose hacia temas más personales, aunque siempre manteniendo una apariencia de distancia.

—Nunca pensé que alguien pudiera entender tanto sobre la técnica como tú —dijo Tori, con un tono que ocultaba una curiosidad genuina.

—Es cuestión de práctica y observación —respondió Kwon, sin dejar de mirar las luces de la ciudad. —Pero también es cuestión de tener a alguien que te haga pensar más allá de lo básico. Creo que ambos sabemos lo que eso significa.

Tori asintió lentamente, su mirada fija en el suelo mientras pensaba en sus palabras. —Sí, supongo que sí.

A medida que la noche avanzaba, Kwon y Tori comenzaron a sentirse más cómodos en la compañía del otro, aunque sin mostrarlo abiertamente. La conversación se hizo menos formal, y compartieron algunas anécdotas sobre sus experiencias en el dojo, descubriendo puntos en común que nunca antes habían considerado.

Finalmente, la conversación se desvaneció en un cómodo silencio. Tori y Kwon se encontraron en un rincón tranquilo de la terraza, donde el ruido de la ciudad era apenas un murmullo. Kwon miró a Tori, notando una expresión pensativa en su rostro.

—¿Todo bien? —preguntó, manteniendo su tono casual pero con una ligera preocupación en sus ojos.

—Sí, solo reflexionando sobre el torneo y lo que viene —respondió Tori, sin apartar la mirada de la ciudad.

Kwon se quedó en silencio, sintiendo una conexión que no podía explicar del todo. No era una emoción clara, sino una especie de reconocimiento mutuo, un entendimiento que se había formado entre ellos a través de la camaradería y el desafío compartido.

La noche continuó con una sensación de compañerismo que ambos sabían que era algo más profundo, pero que no necesitaba ser explicado en palabras.

𝔄𝔩𝔪𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔠𝔬𝔪𝔟𝔞𝔱𝔢-𝔉𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora