Necesitamos tocar a las personas que amamos tanto como el aire que respiramos

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"Amor de lejos, amor de pendejos", "las relaciones a distancia no existen", "esas relaciones no funcionan". He escuchado estas frases mil veces, pero la distancia no es el problema. El problema somos los humanos, que no sabemos amar sin tocar, sin ver o sin escuchar. El verdadero amor se siente con el corazón y con el alma, no con el cuerpo.

Por eso, yo creo que tener una relación a distancia es uno de los gestos de amor más grandes que hay. Muchas veces, el amor se basa en el contacto físico: los besos, los abrazos, las salidas y el estar constantemente al lado del otro. Pero ¿qué pasa cuando no puedes hacer todo esto? Entregas tu alma, tu corazón, tu confianza, y te das cuenta de lo grande que es el amor que sientes. Es un esfuerzo constante por demostrarle a
esa persona especial todo lo que sientes sin poder tocarla. Te enseña a enamorarte cada día más de esa persona, sin la necesidad de verse, tocarse o estar físicamente juntos.

Nadie puede entender las enormes ganas de ver a esa persona, lo doloroso que es no poder estar a su lado cuando más lo necesitas. Nadie puede comprender ese dolorcito que sientes en el pecho, ese vacío que se llena solo con su presencia. Y cuando finalmente, después de tanto tiempo, vuelves a abrazarla, el mundo parece detenerse. En ese instante, todo el esfuerzo, la espera y la distancia se disuelven y lo único que queda es la confianza de que el amor verdadero no tiene límites. Es un amor que, a pesar de la distancia y el tiempo, sigue fortaleciéndose, esperando el momento en que el reencuentro se haga realidad. Y en ese abrazo, sientes que todo ha valido la pena, porque el amor que se construye a través de la distancia es el más sincero y profundo de todos.

Amor a distancia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora