Una vez que Rapha terminó de llorar Leo le dio un vasito con agua y le limpió las lágrimas, en un momento hasta pensó en darle una de sus pastillas para que se calmara un poco pero, ya sería demasiado eso. Además, el rojo se veía más tranquilo, sabia que lo único que necesitaba era desahogarse y llorar todo lo que necesitara.
—¿Estas mejor?
—Si, gracias Leo.
—No hay nada que agradecer.
Le sonrió y recibió una sonrisa en respuesta. Se sentó a su lado y le dio un besito en la mejilla.
—Apenas son las 12... No nos dio tiempo de patrullar mucho— Decía Rapha para después darle un último trago a su agua.
—Mikey y Donnie deben seguir ahí afuera patrullando, tú tranquilo, si algo pasa seguro nos lo hacen saber.
Se acercó a él para quitarle el vaso y robarle un beso, beso qué fue correspondido por el rojo, quien de inmediato se abrazó a él y movió sus labios intensificando el beso.
Ambos se acostaron en la cama y empezaron a besarse y darse caricias juguetonas, riendo de forma traviesa mientras se besaban. Todo iba normal hasta que, Rapha se tapó la boca y soltó un sonidito casi inaudible.
—M-Mgth— Leo volteó a verlo, completamente encantado con ese sonido qué había escuchado, no había escuchado nada tan lindo antes.
Miró hacía abajo, dándose cuenta de que su rodilla estaba justo presionando la entrepierna de su amigo, quizá eso era lo que le había tomado por sorpresa y le había hecho soltar aquel sonido.
—L-Lo siento yo... Mmm— Volvió a tapar su boca, pues sintió los dedos del azul tocar y acariciar su entrepierna.
—No te preocupes, no pasa nada...— Le decía mientras masajeaba aquella zona tan sensible, sacándole varios gemidos de placer a su amigo quien, ahora había dejado de taparse la boca.
Sentía como poco a poco el pene de Rapha empezaba a asomarse y se encargaba de estimularlo tanto como podía, sin ser muy brusco claro, era cuidadoso y delicado con su amado.
Una vez que el pene de su amigo salio por completo, Leo se levantó y lo tomó con una mano, masturbandolo suavemente y dando un apreton a la punta de vez en cuando.
—L-Leo... Mmm... L-Lo haces bien...
Le decía el rojo cerrando sus ojos, retorciendose un poco en la cama por el placer que le era proporcionado. Soltó un gemido de placer y sorpresa al sentir como la mano del azul era reemplazada por su boca, la cual devoró casi todo el pene del rojo, succionandolo y lamiendolo de forma tranquila y de repente de forma brusca, cosa que volvía loco a Rapha, quien no sabia que hacer además de gemir y retorcerse sobre la cama.
—¿Te esta gustando?—Preguntó Leonardo en voz baja, volviendo a meter el pene del contrario a su boca en cuanto terminó la oración.
—N-No preguntes cosas como esas... Ahhh —Separó más sus piernas cuando sintió de nuevo la boca del azul succionar su miembro— S-Si... Me está gustando mucho.
Leo sabia lo triste qué había estado Rapha y, aunque era inexperto en eso, quería darle un poco de placer y hacerlo olvidarse de todas las cosas malas qué le habían estado pasando, además, debía admitir qué llevaba mucho tiempo esperando para poder tocar de esa forma a su amigo.
Se levantó, quedando de pie frente a Rapha quien permanecía acostado, sudado, agitado y con las piernas abiertas, sin poder regular su respiración. Leo acercó su mano a la boca del rojo, quien entendió de inmediato y la abrió, dejando que dos dedos del azul se adentraran en esta, de forma que Rapha podía lamerlos y chuparlos, mirando de forma seductora a su amigo, simulando qué lamia "otra cosa" mientras devoraba sus dedos. Desde ese punto de vista podía ver como Leo también tenía una enorme erección ya formada, cosa que le hizo tragar pesado, nunca había sido "el de abajo" y al parecer Leo tenía planeado cambiar eso.
—¿Listo?— Rapha asintió nervioso pero seguro, realmente quería que Leo le hiciera lo que quisiera, quería que lo hiciera gritar y volverse loco.
—M-Mgth... C-Con cuidado...
Decía el rojo, apretando sus ojos y mostrando una pequeña mueca de dolor por la invasión de esos dedos a su entrada, la cual era dilatada de una forma un poco brusca pero, que le daba una pequeña muestra del placer que se acercaba, pues se sentía extremadamente bien conforme el dolor iba bajando.
—L-Leo... Mmm... M-Mierda...— Murmuraba Rapha mientras movía sus caderas para sentir más de aquella deliciosa sensación, sin embargo, de un momento a otro su entrada fue desocupada de forma un poco violenta, lo cual le hizo soltar un gemido, se sentía extraño ahora estar vacío pero, ese sentimiento no le duró mucho tiempo.
Leo tomó sus dos piernas y las cargó, dejándolas caer sobre sus propios hombros. Miró a su amigo una última vez antes de entrar en él de manera lenta pero sin detenerse hasta estar por completo dentro de él. Rapha soltó un gritito y en un momento incluso le pidió que parara, por lo que Leo lo hizo más suave.
—¿Estas bien?— Preguntó Leonardo mirando el rostro algo adolorido de Rapha, quien asintió con la cabeza.
—S-Si... S-Sólo... Bueno es que... Nunca había sentido algo así... Me refiero a... Bueno... Me entiendes...
—No, la verdad es que no...
—Nunca había sido yo el sumiso— Soltó una risita y después un quejido, a lo que Leo entendió y se sonrojó bastante.
—Y-Yo no sabia, perdón ¿Quieres que salga? — Preguntó nervioso, deslizandose un poco con la intención de salir del más bajo pero, obviamente, ese movimiento le provocó placer a ambos.
—A-Ahh... N-No... Yo... No quiero que salgas, no quiero que pares.
Le decía completamente exitado, moviendo su cadera para que esa parte qué salió volviera a entrar y entonces soltó un gemido de placer de nuevo. A Leo le estaba costando mucho trabajo no desquiciarse y empezar a embestirlo sin piedad, ahora que sabia que esa zona no había sido tocada antes no quería lastimarlo pero, los movimientos que el rojo hacía lo volvían loco.
—Puedo... ¿Puedo seguir entonces?— Preguntó aunque para ese momento ya estaba dándole suaves embestidas, ligeros movimientos de caderas a los que Rapha no podía negarse.
El rojo se limitó a asentir con la cabeza, sintiendo como Leo bajaba sus piernas para poder agacharse y abrazarlo, dándole algunos besos mientras empezaba a embestirlo a un ritmo más fuerte.
Rapha sintió cada vez más placer y menos dolor, y eso se demostraba en la forma en que gemia, cada vez más alto, cada vez más profundo.
Leo se daba cuenta de esto y aumentaba el ritmo al que iba, hasta que llego a un punto donde no podía ir más rápido, lo hacía tan fuerte como podía y a ambos les encantaba, ambos gemian desesperados por más placer, dejándose llevar y moviéndose sobre la cama como unos completos salvajes.
En un momento que Leo se cansó aprovechó para cambiar de posición, dándole vuelta a su amigo para ponerlo "en cuatro" y volver a entrar en él. En esa posición, la penetracion era más profunda y por lo tanto más placentera, lo cual tenía a Rapha gritando de placer por cada embestida qué recibía del más alto.
Ambos siguieron moviéndose, cambiando de posición de vez en cuando por el cansancio pero sin dejar de hacerlo con la misma intensidad qué los hacía perderse en placer.
—R-Rapha... M-Mierda m-me... Ahhh... —No alcanzó a avisar pues, sin poder aguantar mucho tiempo más, se vino dentro del rojo, sin dejar de moverse para asegurarse de llenarlo por completo.
Raphael contestó sólo con gemidos, retorciendose mientras disfrutaba de aquella cálida sensación, sintiendo como su interior palpitaba y, sin poder más se corrió también, manchando la cama y un poco sus piernas pues estaba boca abajo mientras el azul lo embestia.
Ambos quedaron agotados, sin poder ni moverse y sólo tuvieron energía para dejarse caer sobre la cama.
—Te amo.
Escuchó Leonardo, soltando un suave "yo igual" antes de caer profundamente dormido.