Capítulo XII.-Primer Punto De Inflexión

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El terror se apoderó de las quintillizas y de cada estudiante y maestro presente. Todos sabían del poder de los "héroes alienígenas", las noticias hablaban siempre de sus hazañas y sin embargo, el hombre detrás de dichos héroes yacía moribundo, a los pies del más terrible de los males.

El aire estaba cargado de una tensión sofocante mientras Vilgax se erguía imponente frente a las quintillizas, con el cuerpo casi inerte de Fuutaro tirado a sus pies. Los estudiantes, los pocos que aún estaban cerca, miraban con terror y desconcierto la escena. Las quintillizas permanecían paralizadas, incapaces de procesar la realidad que tenían frente a sus ojos: Fuutaro, el joven que siempre había sido su apoyo, su tutor y su protector, ahora estaba derrotado, en manos de un ser que irradiaba poder y maldad.

Yotsuba, que siempre había sido la chispa de energía del grupo, sintió cómo el mundo se derrumbaba a su alrededor. Nunca antes había visto a Fuutaro de esa manera, tan vulnerable, tan débil. Sus puños se cerraron con fuerza, las lágrimas acumulándose en sus ojos mientras luchaba por no dejarse llevar por el pánico. Sabía que, si Fuutaro no podía detener a Vilgax, sus posibilidades de sobrevivir eran mínimas.

Ichika, quien normalmente mantenía la calma bajo presión, no pudo evitar sentir un nudo en el estómago. Había visto a Fuutaro transformarse en diferentes criaturas alienígenas, había sido testigo de su increíble poder, pero ahora... todo eso parecía insuficiente. El miedo la envolvía como una manta helada, y por primera vez en mucho tiempo, no tenía un plan, no sabía qué hacer.

Nino, con el rostro desfigurado por la mezcla de ira y desesperación, temblaba de pura frustración. Quería saltar sobre Vilgax, gritar, golpearlo, pero la pura presencia del alienígena la mantenía paralizada. ¿Cómo podían luchar contra algo tan grande, tan devastador? Miró a Fuutaro, su héroe, y se sintió impotente por primera vez en mucho tiempo.

Miku estaba completamente inmóvil, con las lágrimas fluyendo por sus mejillas. La visión de Fuutaro tirado en el suelo, sin poder levantarse, la había dejado en shock. Su corazón latía tan rápido que apenas podía escuchar nada más. El miedo la envolvía por completo. Si Fuutaro no podía ganar... ¿qué esperanza les quedaba?

Itsuki, siempre la más reflexiva y tranquila, sentía como su propia serenidad la abandonaba. Miraba a Vilgax con ojos entrecerrados, intentando no dejarse llevar por el pánico, pero el terror se deslizaba como veneno en su sistema. Fuutaro siempre había sido fuerte, pero verlo de esa manera... le rompía el alma.

Vilgax, con una sonrisa malévola pintada en su rostro, dejó caer su mirada sobre las quintillizas. El alienígena las contemplaba con una mezcla de burla y desprecio, como si fueran insectos que pronto aplastaría.

Vilgax: (con voz profunda y resonante, llena de arrogancia) "¡Mírenlo! El autoproclamado héroe de la Tierra, derrotado y humillado ante mis pies. ¿Esperaban que este miserable humano pudiera salvarlos? ¡Qué patético!"

Las quintillizas sintieron cómo sus cuerpos se estremecían ante esas palabras, llenos de impotencia y miedo. Vilgax continuó, levantando los brazos hacia el cielo, señalando la oscuridad, mientras sus palabras resonaban por todo el campamento.

Vilgax: (con tono triunfante) "En este preciso momento, mis androides están sometiendo a los humanos en todas partes del mundo. Ciudades enteras han caído bajo mi control. ¿Lo entienden? ¡La conquista de la Tierra ya está en marcha! Sus inútiles defensores, sus patéticas armas, ¡nada puede detenerme! ¡Este planeta se convertirá en parte de mi imperio, y yo seré su soberano!"

Fuutaro 10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora