¿QUE COJONES...?

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Cuando llegamos a la habitación, no pude evitar notar cómo Mia miraba a su alrededor con una mezcla de curiosidad y expectación. Mientras ella se empapaba de la decoración y el ambiente, yo me aseguré de mantener mi propia sorpresa en secreto.

—¿Y Ashton? —preguntó Mia mientras el ascensor subía lentamente.

—Ashton se queda en su habitación —dije con una sonrisa enigmática—. Esta suite es solo para nosotros.

Las puertas del ascensor se abrieron y me dirigí hacia la puerta al final del pasillo, donde la placa dorada decía "Suite Prive Bennet". La miré por un momento y, con un toque de orgullo, abrí la puerta para revelar el interior.

Mia quedó sin palabras al ver la suite. La decoración era una mezcla de elegancia y modernidad, con tonos de blanco y azul que armonizaban con el entorno marítimo. La cama king size con un dosel de gasa blanca parecía invitar a una noche de ensueño, y el salón adyacente ofrecía un espacio cómodo para relajarse.

—Bienvenida a nuestra suite —dije con una sonrisa, intentando ocultar la verdadera razón por la que esta habitación era tan especial.

Lo que realmente me había ganado era la terraza. Abriendo las puertas corredizas, me dirigí hacia el exterior con Mia a mi lado. La terraza tenía una piscina privada con agua cristalina que reflejaba la luz de la luna, rodeada de tumbonas y plantas tropicales que daban un toque exótico.

—¡Esto es impresionante! —exclamó Mia, claramente asombrada mientras recorría la terraza con la mirada.

Me acerqué a ella y la rodeé con los brazos por la cintura.

—Pensé que te gustaría —dije, mientras la miraba con cariño—. Y así, tenemos un lugar solo para nosotros para disfrutar.

Mia se volvió hacia mí con una expresión de asombro y gratitud.

—Esto es más de lo que podría haber imaginado —dijo, y me miró con una sonrisa sincera—. ¡Es perfecto!

Sonreí y la besé en la frente.

—Lo es —confirmé—. Pero lo mejor está por venir.

Mientras me miraba con curiosidad, sabía que esta noche sería inolvidable. Había planeado todo para que fuera especial, y aunque no le revelé el verdadero motivo de la suite, estaba decidido a que cada momento contara. La magia del lugar, junto con la compañía de Mia, era todo lo que necesitaba para hacer de estas dos noches algo verdaderamente memorable.

Cuando llegamos a la terraza, me volví hacia Mia con una sonrisa.

—¿Qué te parece si nos damos un chapuzón en la piscina? —le propuse, señalando el agua que brillaba bajo la luna.

Mia se quedó mirándome, un poco confundida.

—No he traído bikini —dijo, un poco apenada.

La miré con confianza y saqué mi teléfono para hacer una rápida llamada a la recepción del hotel. Pedí que nos trajeran un par de bikinis de alta gama. En pocos minutos, un chico llegó con las bolsas.

—Aquí tiene señor —dijo, entregándome los paquetes, le di las gracias y propina. 

Ella entro rápido al baño para cambiarse. Mientras Mia se ponía el bikini, me aseguré de estar listo para verla. Cuando salió, llevaba un bikini de Victoria's Secret, y se veía increíble. El diseño acentuaba cada curva de su cuerpo de manera perfecta.

No pude evitar mirarla sin parar. Mi reacción fue inmediata; sentí que mi erección se hacía evidente. La visión de Mia en ese bikini era simplemente irresistible.

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