Capítulo 4

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El tiempo pasó volando rápidamente para  Jimin cuando aprendió su nuevo trabajo. Después del intenso momento con Yoongi el día de la fiesta, él había estado asustado por la conservación de su trabajo como asistente ejecutivo. Afortunadamente, él había sido bastante profesional respecto a ese punto, en vez de despedirlo inmediatamente.

Yoongi estaba fuera la mayor parte del tiempo, y la comunicación se realizaba a través de correo electrónico.

Lo que no podía entender era por qué eso le molestaba. El debería estar aliviado por tenerlo lejos, sin estar en lo más mínimo molesto cuando él no estaba cerca.

Apenas conocía al hombre y él provocaba todo tipo de emociones diferentes en su interior. La lujuria estaba sin duda en la parte superior de la lista. Siempre había sido de los chicos buenos, saltándose ciertas cosas para estudiar, postergando las relaciones por el trabajo, y guardándose para el hombre adecuado. Bueno, tenía veinticuatro años y todavía  no había conocido al indicado, o eso se decía a sí mismo.

Todavía recordaba cuando escuchaba a los chicos riendo en la biblioteca de la escuela mientras hablaban de sus citas de la noche anterior.  Jimin había sentido una punzada de celos al ver que ellos tenían tiempo para divertirse, además de estudiar, pero nunca había sentido que se estaba privando de algo. Un mes en cuartos reducidos con Min Yoongi, y todo estaba cambiando.

De pronto se encontró fantaseando con su apuesto jefe, preguntándose cómo se vería si se aflojaba la corbata un poco, si se desabrochaba  el primer botón de sus pantalones ajustados. Se preguntaba muchas cosas inapropiadas, y tuvo que detenerse. Tener una aventura con su jefe no era parte de sus planes para futuro.

—Perdona la interrupción,  Jimin, pero Won-young está aquí y quiere verte —dijo  Si-eon a través del intercomunicador, asustándolo.

—Iré inmediatamente —dijo el tras una breve pausa.

—No te preocupes, él ya se dirige hacia tu oficina, cariño.

Yoongi había despedido a la recepcionista rubia, emocionando a  Jimin, ya que el doncel le había disparado dagas cada vez que entraba y salía de la oficina.  Jimin quería gritarle que no estaba interesado en el jefe y que podía tenerlo, pero de alguna manera se las había arreglado para mantener la compostura.

El nuevo recepcionista era un gran tipo, y con el jefe fuera, cuando tenía tiempo libre, él se sentaba con él, y charlaban de todo. Sólo había estado trabajando con él durante un  par  de  semanas,  y  estaba  convirtiéndose en su mejor amigo.

—Gracias por el aviso  —dijo, luego  se enderezó rápidamente antes de que Won-young llenara la habitación con su presencia.

—Buenos días,  Jimin. Yo estaba aquí y pensé en pasar y ver cómo estabas. —Eso es muy amable de su parte, Sr. Min, pero estoy bien.

—Creo que voy a tener que visitarte todos los días hasta que te sientas lo suficientemente cómodo para llamarme Won-young —dijo con una sonrisa mientras se sentaba, dando la impresión de que se quedaría un rato.

—Está bien, está bien, iré en contra de todo lo que me enseñaron y te llamaré por tu nombre. Sólo quiero que sepas que eso parece una falta de respeto para mí —dijo, sonriendo. Era difícil discutir con Won-young.

—Puedo ser duro cuando tengo que serlo, pero me he dado cuenta que la mayoría de las personas responden mucho mejor a un trato amistoso. Cuando era joven, al igual que mis hijos, tendía a ser un hijo de puta, la arrogancia irradiaba de mí en oleadas. Mi bello esposo,  Min-suk, me curó de eso. Él nunca me permitió perder el control.

—Su esposo parece un doncel increíble y elegante. —Eso es cierto. Hemos estado casados por más de treinta años, y le  doy gracias a Dios todos los días por tenerlo a mi lado. Yo  sólo quiero lo mismo para nuestros hijos —dijo, mirándolo directamente a los ojos.

Billonarios-the series- Yoonmin (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora