Capitulo 1.

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Un estruendo comparable al disparo de una escopeta resonaba en todo el cuarto. En medio de este tumulto, un hombre de estatura promedio, un metro setenta y nueve, se movía con una precisión milimetrica. Roberto Morales, el boxeador mexicano que ostentaba el segundo lugar en el ranking mundial en la categoría de peso mediano (160 libras), desplegaba una combinación de golpes rápidos y contundentes. Cada movimiento suyo era una prueba de su maestría y su enfoque intensamente ofensivo, una danza de fuerza y agilidad que no solo reflejaba su habilidad en el ring, sino también una pasion ardiente y una disciplina férrea que lo distinguían como uno de los grandes en su division de peso.

Su momento estaba a punto de llegar. La pelea de Roberto Morales estaba programada como la coestelar en la esperada cartelera que culminaría con el enfrentamiento por el título mundial de los pesos superwelter entre Mamoru Takamura, el retador oficial, y Bryan Hawk, el campeón defensor. En esta eliminatoria, Morales se encontraba al borde de una oportunidad mundialista, similar a la de Takamura. Para alcanzar esa codiciada oportunidad, debía vencer a su oponente en esta batalla crucial por el título, el clasificado número uno a nivel mundial, Larry David.

El último golpe de Roberto conectó con fuerza en la manopla de su entrenador, resonando con un eco seco en la sala. Al mismo tiempo, la puerta de la habitación se abrió con un leve crujido.

—Es la hora. Deben salir... —dijo un hombre con voz firme, interrumpiendo el silencio cargado de tensión.

Roberto asintió en silencio, absorbiendo las palabras. El momento había llegado. Esta era su prueba de fuego, el punto decisivo que determinaría si todo el sacrificio había valido la pena, si estaba verdaderamente listo.

—Salimos en un momento... —respondió una voz grave y calmada. Era Arturo Córdoba, su entrenador de toda la vida, un hombre mayor con algo de peso extra, pero con una mirada tan afilada como siempre. Arturo había guiado a Roberto desde sus primeros días en el gimnasio, y ahora, juntos, se encaminaban hacia la batalla más importante de su carrera.

 —¿Estás listo, cabrón? —gruñó Arturo, con una sonrisa torcida. Era una pregunta retórica, pero una que siempre hacía antes de cada pelea importante. Era su forma de medir la energía de Roberto, de asegurarse de que no solo su cuerpo, sino también su mente estuvieran preparados para la guerra.

Roberto apretó los puños con fuerza al escuchar las palabras.  su pulso, aunque firme, aceleraba con la anticipación del combate. Sabía, que no habría margen para errores. Este era el momento para el que había entrenado toda su vida.

—Más que listo, güey —respondió Roberto, con una calma que solo los verdaderamente seguros de sí mismos podían tener en momentos así. Su voz salía firme, pero con un filo en cada palabra—. Voy a partirle su puta madre.

Sus ojos, llenos de fuego, encontraron los de Arturo, y por un momento no hubo necesidad de más palabras. El viejo entrenador, que había visto a muchos como Roberto subir y caer, entendió que el muchacho frente a él estaba listo para hacer historia. Ese brillo en la mirada no mentía: era la mirada de un hombre que había abrazado el dolor, el sacrificio, y que estaba dispuesto a darlo todo para salir del cuadrilátero como un vencedor.

Arturo asintió, con una sonrisa casi imperceptible dibujándose en su rostro cansado.

—Así se habla, hijo. Vamos a demostrarles quién manda aquí.

El ambiente en la pequeña habitación se cargó de electricidad. Los sonidos del estadio comenzaban a llegar lejanos, como un rumor que iba creciendo, una ola de energía que aguardaba por Roberto. Afuera, el mundo esperaba, pero en ese instante solo existía el presente, solo existía el desafío.

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⏰ Last updated: Sep 26 ⏰

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Sangre Mexicana, Sangre Guerra.Where stories live. Discover now