Capítulo 47

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Izuku se encontraba en su habitación, mirando fijamente el móvil en su mano. Su respiración era irregular, y una chispa de locura brillaba en sus ojos verdes mientras repasaba los últimos mensajes que había intercambiado con ___. Aunque no había respondido desde la última vez, Izuku no había dejado de enviarle mensajes; desde advertencias sutiles hasta largos párrafos llenos de una devoción enfermiza, cada uno más intenso que el anterior.

Su mente era un torbellino de pensamientos contradictorios. "¿Por qué no responde? ¿Qué está haciendo? ¿Quién está con él?" Cada pregunta avivaba su enojo y su miedo. A medida que pasaban los minutos, el silencio del otro lado del teléfono solo alimentaba su desesperación. Ya no sabía si debía estar preocupado o enfadado. En su interior, la voz oscura que había ido creciendo con el tiempo le susurraba que debía actuar, que no podía dejar que nadie le arrebatara a ___.

—No... no lo permitiré —murmuró, con la voz temblorosa. Caminaba de un lado a otro de su habitación, como un animal atrapado en una jaula. Su obsesión había crecido como una hiedra venenosa, enredándose en cada rincón de su ser.

Izuku se detuvo frente al espejo y observó su reflejo. Su cabello verde estaba alborotado, sus ojos estaban inyectados en sangre, y su piel pálida parecía aún más demacrada bajo la tenue luz de la habitación. Una sonrisa torcida apareció en su rostro al imaginar a ___, solo, desprotegido. "___ es mío," se dijo a sí mismo. "Siempre lo ha sido."

Sacó de su bolsillo un pequeño cuaderno. En él había garabateado sus pensamientos más profundos, sus planes más oscuros. Pasó las páginas con manos temblorosas hasta que llegó a una en particular: "Estrategia de Aislamiento". La idea era simple, pero devastadora. No podía permitir que nadie se interpusiera entre él y ___; si alguien lo hacía, se asegurararía de que sufriera las consecuencias.

—Primero fue Emi... luego su amigo... —dijo en un susurro, con una sonrisa maliciosa—. Nadie se interpondrá.

Las palabras flotaron en el aire de la habitación como una promesa envenenada. Izuku sabía que no podía permitirse perder a ___. Esa idea lo aterrorizaba. Su amor por él, o lo que él consideraba amor, se había convertido en su obsesión más oscura. Necesitaba controlarlo, protegerlo de todos los "peligros" que él percibía.

Tomó su teléfono nuevamente y comenzó a teclear un mensaje:

"Sé que estás asustado. Sé que no entiendes lo que siento, pero te prometo que todo lo que hago es por tu bien. Nadie te cuidará como yo, ___... Nadie. Si me dejas entrar, te demostraré lo mucho que te amo."

Se quedó mirando el mensaje antes de enviarlo. Parte de él esperaba una respuesta inmediata, como si el destino de su relación dependiera de esos pocos segundos. Cuando el teléfono permaneció en silencio, algo en su interior pareció romperse un poco más.

Un ruido inesperado proveniente del pasillo lo sacó de sus pensamientos. Se tensó, el miedo mezclado con su paranoia. “¿Han venido por mí? ¿Han descubierto lo que hice?” Pero entonces se dio cuenta de que eran solo sus propios padres discutiendo en la sala. Se relajó un poco, pero su irritación creció. No soportaba que lo interrumpieran cuando estaba tan concentrado.

Se sentó en el borde de su cama, su mente oscura maquinando. Sabía que tenía que ser más cuidadoso, más calculador. No podía permitirse más errores.

—___... ¿Por qué no me entiendes? —susurró con los dientes apretados—. Haría cualquier cosa por ti. ¿No lo ves?

Izuku cerró los ojos y comenzó a planear su siguiente movimiento. Tendría que ir a verlo de nuevo, colarse a su casa si fuera necesario. No importaba si los amigos de ___ o alguien más intentaba protegerlo. Él tenía que estar con él, a toda costa.

Alguien debía recordarle a ___ que nadie podía amarlo como él, que nadie podía entenderlo y cuidarlo de la manera que él lo haría. Si eso significaba eliminar cualquier obstáculo en el camino, lo haría sin dudarlo.

Abrió los ojos y su mirada brilló con una determinación enfermiza. Sabía lo que tenía que hacer.

—Voy a protegerte, ___... Te guste o no. Y si alguien trata de alejarte de mí, me aseguraré de que lo pague.

Mientras la oscuridad envolvía su habitación, los pensamientos de Izuku se volvieron más oscuros y peligrosos. Sabía que había cruzado una línea, pero ya no había vuelta atrás. Su amor se había convertido en una obsesión tan retorcida que estaba dispuesto a destruir cualquier cosa y a cualquiera que se interpusiera en su camino.

Y esa noche, tomó una decisión: sería el único en el mundo de ___, o nadie lo sería.

Tinte Verde Corazón Oscuro (Izuku Yandere X Malereader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora