Muerte y reencarnación

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Era un día de esos en donde parece que el cielo llora acompañando nuestra tristeza. La ciudad se encontraba en completo silencio, ni las aves cantaban o tan siquiera se escuchaba el ruido de un auto. Era un día realmente triste.

Todos se encontraban reunidos en el cementerio dándole el último adiós a ella. Todos estaban devastados, esperaban poder salvarla pero el destino tenía otros planes para la chica.

Cuando las flores comenzaron a caer sobre el ataúd una rosa tan negra como la noche resaltó entre las blancas puras llamando la atención de todos los presentes y dirigiendo su atención al chico verde que se encontraba de rodillas llorando de rabia y dolor mientras sus uñas se encajaban en la tierra húmeda.

Minutos después todo estaba echo, su amiga enterrada y la lluvia seguía callendo, el permaneció hay estático observando la lápida con dolor.

Sus amigos intentaron que entrará en razón y regresara a la Torre la tormenta se intensificaba y sería peligroso pero el los ignoró y hay estaba solo en el cementerio pidiendo a gritos una explicación.

"¿Por qué, Dios? ¿Por qué ella?"

Le gritaba al cielo mientras la lluvia chocaba en su rostro y como si este le contestara un rayo calló cerca rompiendo las ramas de un árbol.

Sus ojos ya rojos e inchados se negaban a derramar más lágrimas, pero su corazón seguía desgarrándose con cada recuerdo que pasaba por su mente.Todo se sentía tan vacío ahora, como un eco distante de lo que solía ser.

Starfire se arrodilló junto a él viendo que su amigo no entraría en razón e intentando hacerlo entrar en razón

"Entiendo lo que sientes," dijo con voz suave, "pero ella querría que siguieras adelante. Ella querría que vivieras por los dos." Starfire lo abraso mientras esté seguía gritando desesperado buscando soluciones.

"¡No puedes llevártela así!" gritó, su voz quebrándose. "No era su momento. No era justo."

"Chico Best..." intento decir Starfire pero Robin la interrumpió
"Star mejor dejemoslo solo" la ayudó a levantar y se comenzaron a marchar
"Bestita lo mejor será que nos vayamos, la tormenta se intensificara y puedes.."
"Vete Cyborg, quiero estar solo" bajo la cabeza dejando escapar una solitaria lágrima
" esta bien Bestita pero recuerda que no estas solo" Cyborg se marcho dejando a Chico Bestia devastado

Aun en el suelo, sus puños se estrellaban contra la tierra fría, la sangre tiñendo la hierba húmeda.

¿Por qué te fuiste? ¿Por qué tú?" Su voz era un lamento que se perdía en la tormenta, una melodía de dolor que solo el viento podía escuchar.

El aire soplaba con veracidad asiendo que las ramas crugieran, se negaba a seguir llorando, la tristeza ya no era una opción pero la rabia lo consumía poco a poco.

Se puso en pie y con paso lento comenzó a dirigirse a la salida del cementerio y junto a él sin que se diera cuenta una persona lo seguía mirándolo con una sonrisa en su pálido rostro.

La lluvia caía y los relámpagos iluminaron el cielo. Chico Bestia caminaba por las frías calles de la ciudad sin importar que se encontraba empapado. Ya habían pasado 2 meses desde el entierro y el sentía como si ella estuviera a su lado todo el tiempo. ¿Era solo su dolor jugando con su mente, o acaso Raven nunca lo había dejado en verdad?

No podía sacarse esa sensación, su mente lo invadía con todos los recuerdos que tenía de ella. Mientras caminaba llegó a la orilla de la playa y se dejó caer de espaldas observando las estrellas.

Cerro los ojos con fuerza dejando que los recuerdos lo comenzarán a invadir.

Flashbacks

Ella se encontraba allí meditando en la azotea de la Torre Titán, la luz de la luna reflejándose en su rostro. Sin percatarse de la presencia del chico, quien sin hacer mucho ruido se acercó para sentarse junto a ella y esperar a que terminara su tarea, la chica abrió uno de sus ojos de golpe, sorprendiéndose al encontrarlo ahí.

"¿Qué deseas, Chico Bestia?" su voz salió baja y suave, una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

"Observar las estrellas," respondió él, recostándose en el suelo y colocando sus manos detrás de la cabeza. "Y tú, Rae, ¿qué haces en la azotea meditando a las dos de la mañana?"

Raven se recostó junto a él, imitando su postura, y observó las estrellas, el brillo de las constelaciones se reflejaba en sus ojos oscuros. "Tenía pesadillas," dijo en un susurro, "que no me dejaban dormir."

Chico Bestia, comprendiendo su tono, se sentó un poco más erguido y la miró. "Lo siento, Rae. ¿Qué clase de pesadillas?"

"No importa," respondió ella, volviendo su mirada a las estrellas. "No son importantes."

El chico se quedó en silencio, observando la sombra que proyectaba en el techo la figura de Raven, tan fina y delicada como una rama de sauce. Sabía que a veces ella se negaba a hablar de lo que le atormentaba, pero también sabía que ella necesitaba que alguien la escuchara, aún sin palabras. "Estoy aquí, Rae," dijo con suavidad, "si necesitas hablar."

Se quedaron en silencio un par de segundos, el único sonido que se escuchaba era el suave susurro del viento entre las antenas de la Torre Titán. Chico Bestia, observando la sombra melancólica de Raven, tuvo una idea.

"Rae, espera un segundo, enseguida vuelvo." Se puso en pie rápidamente, corriendo hacia su habitación.

Buscó unas mantas suaves y muchas almohadas, y regresó a la azotea con un cargamento improvisado. Raven lo esperaba con curiosidad, sus ojos oscuros como la noche.

"Para qué son todas esas cosas?" preguntó ella, con una mueca de confusión.

"Para que veamos las estrellas juntos," respondió él con una sonrisa pícara. "Te voy a hacer un nido."

Y con una destreza inesperada, Chico Bestia construyó un pequeño fortín de mantas y almohadas, un espacio acogedor y seguro en medio de la azotea, para que Raven pudiera descansar. Se recostó a su lado, señalando las constelaciones con un dedo. "Esa es Orión," dijo, "y esa es la Osa Mayor."

Una estrella fugaz cruzó el cielo, dejando un rastro brillante. Chico Bestia se quedó mirando el cielo, pero se dio cuenta de que Raven ya se había quedado dormida, su cabeza apoyada en su brazo. Una sonrisa se le escapó, suspiró con ternura y cerró los ojos, acompañando a Raven en su sueño.

Fin del Flashbacks

Una lágrima se deslizó por su mejilla mientras las olas del mar chocaban contra la orilla

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